En la década de los noventa, una amenaza se cernía sobre la niñez colombiana en la localidad de Génova. El mayor infanticida de ese país sudamericano sería apodado “La Bestia”, y por razones de sobra.
Su nombre era Luis Alfredo Garavito y su historia no está lejos de ser tan aterradora como la que otros colombianos vivieron, debido al conflicto armado que también los acechaba en buena parte del país.
Décadas después de detener a este depredador sexual y asesino de centenares de niños y niñas, el pasado 12 de octubre se dieron detalles de su final.
Con lo anterior, varios medios colombianos e internacionales recordaron uno de los capítulos más oscuros de este territorio cafetero.
“La Bestia” que asesinó a 172 niños y niñas
La historia de Luis Alfredo Garavito fue complicada, de principio a fin. Antes de ser “La Bestia”, habría sido él la víctima, según su propio relato.
Nacido en 1964 en Génova, en la cordillera central colombiana, fue un niño abusado físicamente por su padre alcohólico, para luego caer en las garras de un religioso “amigo de la familia”, que lo violó a los 13 años.
Creciendo entre la pobreza y los abusos, se trasladó a Cali, donde pronto se sabría de un hombre con ánimos de venganza. Fue en 1992, siendo un adulto (35 años), que una voz le indicó que cometiera crímenes, aseguró posteriormente.
Así comenzó el prontuario de un violador y asesino que también torturaba a sus víctimas, en su mayoría niños.
Para acercarse a estos se hizo pasar durante siete años por indigente, vendedor ambulante, miembro de una organización social y hasta por sacerdote que ayudaba a los más desvalidos. Pero era todo lo contrario. Cuando se ganaba su confianza, cometía los vejámenes y luego los desaparecía con tal violencia y frialdad para que no lo delataran.
A finales de la década de los noventa, Garavito ya había violado y matado a 172 personas, entre niños, niñas y mujeres, según relata el medio local RCN.
Había hecho “pacto con el diablo”, aseguró la prensa colombiana.
“La Bestia” que atacó también a nivel internacional
Durante casi una década, a Luis Alfredo Garavito no le bastó con violar y asesinar inocentes en 13 departamentos de Colombia. Su historia criminal tuvo como blanco a otras víctimas en Venezuela y Ecuador.
En este último territorio asesinó a cuatro menores y en la vecina venezolana, dejó un número indeterminado de víctimas.
“La Bestia” regresó después de sus crímenes internacionales a Colombia, donde finalmente fue capturado el 22 de abril de 1999, cuando raptaba a un niño en un mercado de Villavicencio, en el centro colombiano.
Cuando fue llevado ante la justicia, Garavito confesó sus crímenes. Sin embargo negó en un inicio haber violado a los infantes, ya que aseguró que padecía de disfunción eréctil.
Dijo que dentro de él, “había una fuerza superior a la buena voluntad de no hacer daño. No soy un monstruo ni un psicópata, son palabras que de pronto dirá el pueblo colombiano y el mundo entero”.
En su relato, para unos siniestro para otros rayando en la demencia, Garavito aseguró que se convertiría en congresista para ayudar a la niñez colombiana.
Pasados los meses, intentó ganarse a la opinión pública, poniendo de relieve su pasado tormentoso.
“Yo fui también torturado, yo fui violado. Sin embargo, nadie vio esa cruz y nadie se dio cuenta de eso que yo llevaba adentro”, aseguró, creyendo que podía ser reformado y perdonado.
La justicia, sin embargo, le tenía otros planes. Tras su captura, fueron encontrados esqueletos de niños y niñas entre los 7 y 16 años, las edades de sus blancos de ataque.
“La Bestia” que fue condenada a 1.853 años de cárcel
Cómo era de esperarse, tras su tardía captura, Luis Alfredo Garavito no pudo seguir evadiendo más a la justicia.
Tras un polémico juicio y hasta casi quedar libre, debido a que se mostraba reformado cada vez que podía, fue condenado a 1.853 años de prisión, bajo los delitos de acto sexual violento, homicidio, acceso carnal violento y secuestro simple.
Cabe destacar que en prisión, pese a la condena, legalmente podría pasar sólo 40 años, ya que esa era la pena máxima contemplada en el código penal colombiano.
“Yo llegaba a un lugar en el que no me conocían, llamaba a un menor de edad y le ofrecía algo. Ahí comienzo yo a orquestar todo”, dijo en medio de sus confesiones.
El padecimiento y muerte del mayor infanticida colombiano
El pasado 12 de octubre, 24 años después de su captura y a 21 de su condena, Luis Alfredo Garavito sería nuevamente noticia.
Llevaba meses batallando con un cáncer de ojo (izquierdo) y leucemia, según reportes de la cadena Telemundo.
Con una sombra de ausencias y dolor dejada tras de sí, le llegó la muerte, la cual tuvo lugar en una clínica de Valledupar, al norte colombiano. Acaeció cerca de la cárcel de máxima seguridad a la que había sido trasladado, con el infame prontuario del mayor infanticida en la historia de Colombia, que le valió el apodo de “La Bestia”.
Un paro cardiorrespiratorio fue la causa de su deceso, a los 66 años de edad. Se supone que recobraría su libertad en 16 años más (2039), bajo el asombro de quienes habían conocido su sombría historia y el horror de quienes perdieron a un ser querido bajo sus garras.