Robert Durst jamás pensó que una simple grabación en un baño terminaría con su vida de lujo y pasaría a morir en la cárcel.
Cuando Robert Durst le reclamó a Andrew Jarecki que su película “All Good Things”, protagonizada por Ryan Gosling, no lo reflejaba y lo instó a gestar una serie documental, pero jamás creyó que sería su sentencia de por vida.
Esto porque los secretos que guardó por más de dos décadas salieron a la luz en un error tan torpe que ni en sus sueños pensó que podía cometer.
Se trata de una historia increíble, tanto por los crímenes que cometió este millonario, así como los años que escondió su verdad y como llegó a contarla.
Dos años después de ese suceso llegó el momento del fin cuando se destapó un escándalo que le dio un pase de inmediato a la cárcel.
Aquí te contamos la historia del millonario Robert Durst.
Robert Durst: Nacer en cuna de oro, pero nunca tenerlo todo
El otoño llegaba a la zona de Nueva York durante 1943 y el pequeño pueblo de Scarsdale recibía al pequeño Robert Durst, el primogénito de una de las familias más acaudaladas de la zona, inmersa en el negocio inmobiliario.
Pese a que nació en cuna de oro, Robert no tuvo la oportunidad de tener una familia normal, ya que su padre era autoritario y ausente.
Según rescata La Vanguardia, Robert Durst, también perdió a su madre cuando tenía 7 años. Esto generó un cambio en la personalidad del joven, incluso con un diagnóstico psiquiátrico denominado “Descomposición de la personalidad y posiblemente incluso esquizofrenia”.
Sin embargo, nunca tomó un tratamiento para su diagnóstico y se enfocó en estudiar con el objetivo de mantener el negocio familiar. Estudió economía en la Universidad de Lehigh y obtuvo un doctorado en la Facultad de Los Ángeles.
Es en este periodo cuando conoce Susan Berman, una mujer hija del mafioso Dave Berma, que se transformó en una de sus grandes amigas. Además, también conoció a Kathleen McCormack, una asistente dental que luego se convirtió en pediatra.
Ella fue a pagar el arriendo del departamento que mantenía la familia Durst, se vieron y la historia es digna de un libro de Wattpad.
Pocos meses después vivieron juntos y 3 años después, en 1970 se casaron, para vivir una vida perfecta, llena de viajes y glamour, lo que Robert nunca vivió con su familia.
Los asesinatos que lo rodearon
La pareja aparentaba vivir el matrimonio perfecto, sin embargo, en 1982 las cosas comenzaron a cambiar y la tragedia llegó.
Hace 40 años, Kathleen acudió a un hospital con moretones en su rostro y decidió que el divorcio era la mejor decisión que podía tomar para distanciarse de Robert, sin embargo, tres semanas después simplemente desapareció.
Estuvo en una cena con Robert y cinco días después, este denunció su desaparición tras acompañarla a tomar un tren.
Nunca se pudo comprobar que tenía algo que ver en el asunto, aunque era el principal sospechoso.
Casi 20 años después, en diciembre del 2000, otro crimen rondaba al millonario. Esta vez se encontró el cuerpo de Susan Berman, su mejor amiga, con un tiro en la nuca en su casa en Beverly Hills.
La policía recibió una pista del caso, una nota mal escrita que luego tendría una gran relevancia cuando en vez de poner “Beverly” escribió “Beverley”.
Un año después, otro crimen ocurría. El vecino de Robert es encontrado desmembrado en bolsas flotando en la bahía de Galveston, en Texas. Aquí la policía lo vinculó directamente, por lo que lo detuvieron y fue a juicio, pero finalmente quedó en libertad.
Durst sostuvo que le disparó accidentalmente luego de una discusión, y que luego lo descuartizó por miedo a que nadie le creyera que fue un accidente. El jurado creyó su versión y lo liberaron, informó El Confidencial.
Una confesión de película, literalmente
Un millonario con tantos crímenes a su alrededor en los que era el principal sospechoso, pero nunca se le pudo comprobar ninguno.
Esta historia claramente llamaría la atención de Hollywood, por lo que no dudaron en hacer una película, que no fue tan del gusto de Robert Durst.
Es por eso que instó que su historia la contaran en un documental: “The Jinx: The Life and Deaths of Robert Durst”, a cargo de HBO Max, indicó El Confidencial.
Aquí Robert hizo gala de sus mentiras, con entrevistas, recuerdos y todo lo que logró juntar para limpiar su imagen, algo que funcionó hasta un torpe descuido.
Luego de dar una entrevista, el hombre fue al baño y no se dio cuenta de que el micrófono estaba abierto, ahí fue cuando dijo a sí mismo “¿Qué demonios he hecho? Los maté a todos, por supuesto”.
Esa frase quedó en las grabaciones del equipo que dos años después de que se grabaran las escucharon y reportaron a la policía.
Pero eso no fue lo único, también encontraron una carta escrita por Durst donde había el mismo error en la palabra “Beverley”, esto fue clave para reabrir los casos que aún estaban pendientes.
El juicio con una sentencia a la muerte en la cárcel para Robert Durst
Robert siempre intentó huir de la justicia, aunque de formas poco convencionales. Huyó de Texas para pasar del lujo a un barrio más precario, haciéndose pasar por “Dorothy Ciner”, una mujer muda, hasta que encendió su peluca con un cigarro en un baño de hombres, consignó Infobae.
Incluso, usó una máscara de látex para ocultar su identidad. Sin embargo, nada de esto sirvió cuando tuvo que volver a enfrentar a la justicia tras su accidentada confesión.
Durante 14 días se realizó el juicio donde testimonios de testigos comenzaron a dinamitar todas sus coartadas y mentiras.
Confesó haber estado en Los Angeles para la muerte de Susan y que él escribió la carta, aunque hasta el final comentó: “Es muy difícil de creer, de aceptar, que escribí la carta y no maté a Susan Berman”.
Eso no fue suficiente y lo condenaron en 2021 a cadena perpetua por asesinato premeditado a Berman, para evitar que ella hablara sobre el primer crimen, el de su esposa Kathleen McCormack, cuyo cuerpo nunca se encontró.
La condena llegó años después de que intentara aplazar su juicio por innumerables problemas de salud. Sin embargo, poco tiempo estuvo condenado, ya que se contagió de covid-19 y falleció en enero de 2022 por un paro cardiorespiratorio.
En la cárcel, el millonario Robert nunca confesó qué pasó realmente con su amiga Susan y su esposa Katheleen, un secreto que se llevó a la tumba.