Aparte de su gallardía, Prat fue conocido por no ocultar su lado más romántico, el cual demostraba con su esposa Carmela Carvajal.

Conocida es la relación de amor que cultivaron Arturo Prat y su esposa Carmela Carvajal, mujer que recibió desde el propio Miguel Grau la confirmación de muerte de su marido, tras el Combate Naval de Iquique de 1879. Esto quedó graficado a través de muchas cartas.

Archivos de la Armada de Chile sostienen que Prat y Carvajal se conocieron desde pequeños, debido a que la mujer fue criada en la casa de Concepción Chacón, quien era hermana de la madre del futuro abogado: María del Rosario Chacón.

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Los escritos indican que la relación amorosa entre ambos inició en 1869, sin embargo, Prat tuvo bastantes inconvenientes para pedirle matrimonio, debido a que no contaba con el dinero suficiente para mantener un hogar. Lo anterior lo instó a estudiar Abogacía.

Fue en 1873 cuando finalmente se decidió a proponerle casamiento, justo en ese entonces había sido nombrado capitán de corbeta en la Armada.

El matrimonio, lamentablemente, estuvo marcado por las extensas ausencias de Prat en el hogar, producto de los viajes.

Sin embargo, se dice que cuando estaba presente era un marido preocupado y moderno para la época: realizaba tareas domésticas y estaba preocupado por sus hijos.

La Guerra del Pacífico irrumpió el 5 de marzo de 1879, por lo que el hombre fue enviado hasta el norte del país. Su presencia fue cada vez más escasa.

Las cartas de Prat a Carmela Carvajal

Fue precisamente la distancia lo que hizo aflorar el lado más romántico del marino y militar, quien a lo largo de los años también se volvió famoso por las misivas que dedicaba a su esposa.

De acuerdo al archivo de la institución, se trató de un “amor a toda prueba entre ambos”, y un cariño especial por la familia.

Una de las pocas que se han hecho públicas corresponde al periodo previo al matrimonio entre ambos, cuando el héroe nacional estaba de viaje por Mejillones.

7 de febrero de 1873

“Mi Carmela, mi vida, mi tesoro, te escribo sólo para quitarte todo cuidado respecto de mi salud. Me encuentro bien, la mano se ha deshinchado y espero estar bueno en un par de días para escribirte muy largo, pues tengo mucho que decirte, incluso el que te adoro, cada día más con más vehemencia; no lo hago ahora porque temo empeorarme. Recibe el corazón apasionado de tu Arturo”.

Posteriormente Prat tuvo misiones en países como Argentina y Uruguay, en las cuales también recordaba a su esposa.

5 de julio de 1873

“Mañana a las 6:00 A.M saldremos i espero en Dios, confiado, que entre el 10 i el 11 estaré deleitándome en tus ojos i entre tus brazos estrecho.

Bien mío: no vayas a encontrarme mui pelado, porque a decir verdad, tu remedio poco o nada me ha hecho i yo creo notar que la calvicie marcha a pasos agigantados…
Recibe mi vida, el más dulce, armonioso i ardiente beso que puede enviarte tu esposo que tanto te amas.
Arturo”.

“Desde que me separé de ti pasa el tiempo con una lentitud insoportable, años se hacen las horas, siglos los días esperando anheloso aquel en que de nuevo pueda estrecharte contra mi corazón Arturo”.

Meses después envió otra carta, en donde daba cuenta del hastío por la lejanía y no poder consolidar un matrimonio más estable.

31 de julio de 1873

“Mi querido corazón- Desde que me separé de ti, pasa el tiempo con una lentitud insoportable, años se me hacen las horas, siglos los días, esperando ansioso aquel día en que pueda estrecharte contra mi corazón, inquieto por tu salud y por las circunstancias en que te deje”

La Guerra evidentemente amplió la distancia entre ambos. No obstante, el jefe de la Esmeralda siguió buscando la forma de comunicarse con su esposa.

Abril 2 de 1879

“Mi adorada esposa: Hoy debes recibir mi carta fechada en Coquimbo pues el Vapor que la conduce llega a Valparaiso a las mismas horas que a Caldera el en que voy. Habia querido ponerte un parte preguntandote por tu salud ¡ la de mi Blanquita, que es la de cuidado, pero no lo he hecho todavia por la inseguridad de que alcance a llegar la respuesta. Puede que mas tarde lo haya segun la hora a que salga el vapor”.

Iquique Abril 6 de 1879

“Mi anjel querido: Tengo un pesar con que el vapor anterior no haya llevado carta para ti. Este contratiempo fue jeneral pues la salida de la Escuadra, de Antofagasta dispuesta por el gobierno se mantuvo reservada hasta momenttos antes de dejar el puerto, cuando ya no era posible hacer nada”.

La última carta de Prat da cuenta de las actividades finales del marino en mares del norte, hablando incluso de su estancia por la Esmeralda.

Incluso en tiempos difíciles demostraba su amor por Carmela Carvajal: “A mi mamá, abuelita, Conchita, Braulio, niñas i niños Jose Jesus Ricardo etc. muchas memorias i tu mi vida recibe un estrecho abrazo i da a nuestros hijitos un besito de parte de tu Arturo Prat”.

Ultima Carta de Prat by Ricardo Rojas Avila

Hay que señalar que Carmela Carvajal supo de la muerte de su esposo la noche del 24 de mayo de 1879, tres días después del Combate Naval de Iquique.

Jornadas después obtuvo la recordada misiva de Grau, donde daba cuenta de la valentía de Prat en aquel entonces, cuando todo estaba en su contra.

“Un sagrado deber me autoriza a dirigirme a usted y siento profundamente que esta carta, por las luchas que va a rememorar, contribuya a aumentar el dolor que hoy, justamente, debe dominarla En el combate naval del 21 próximo pasado, que tuvo lugar en las aguas de Iquique, entre las naves peruanas y chilenas, su digno y valeroso esposo, el Capitán de Fragata don Arturo Prat, Comandante de la “Esmeralda”, fue, como usted no lo ignorará ya, víctima de su temerario arrojo en defensa y gloria de la bandera de su Patria”.

“Deplorando sinceramente tan infausto acontecimiento y acompañándola en su duelo, cumplo con el penoso deber de enviarle las, para usted, inestimables prendas que se encontraron en su poder y que son las que figuran en la lista adjunta. Ellas le servirán indudablemente de algún pequeño consuelo en medio de su gran desgracia, y para eso me he anticipado a remitírselas”.

Aquello fue respondido por la viuda, quien no perdió la oportunidad de dar cuenta del amor que tenía por su esposo.

“Recibí su fina y estimada carta fechada a bordo del “Huáscar”, en 2 de Junio del corriente año. En ella, con la hidalguía del caballero antiguo, se digna usted a acompañarme en mi dolor, deplorando sinceramente la muerte de mi esposo, y tiene la generosidad de enviarme las queridas prendas que se encontraron sobre la persona de mi Arturo, prendas para mí de un valor inestimable, por ser, o consagradas por su afecto, como los retratos de mi familia, o consagradas por su martirio, como la espada que lleva su adorado nombre”.