"Si me ven, si me ven, voy camino de Belén..." La letra es imposible no saberla en Latinoamérica, EEUU y en España. La imposibilidad, no obstante, forma parte de la injusticia con la que, la voz de este tema navideño, ve pasar su presente sin ganancias por su incalculable talento.
“Mi Burrito Sabanero” o, para otros, “El Burrito de Belén”. El título de la canción puede diferir, según personas, pero su efecto es el mismo en cada navidad.
Se trata de una canción que tiene historia, como el resto de composiciones que pasan a formar parte de la vida de millones. No se consigue fácil. Lleva talento, esfuerzo, ingenio y más.
Sin embargo, en el caso que nos convoca, el intérprete de dicho tema, siendo un niño, se mantuvo al margen de los dividendos que todo cantante tiene cuando su voz inmortaliza una pieza.
El presente le traería la fama de su voz, pero sin fortuna. Los detalles, los sacó a la luz el medio británico BBC.
“Mi burrito sabanero”: la génesis de una popular voz y canción
Esta historia se remonta 42 años atrás cuando, en Venezuela, un compositor llamado Hugo Blanco creó la que sería una popular canción, “Mi Burrito Sabanero”, de la mano talentosa de Raúl Cabrera, quien más adelante le haría un nuevo arreglo musical.
Hasta ahí, todo listo para que la voz adecuada hiciera la pareja perfecta con la letra y música creadas.
“Cuando en el año 1975, el maestro Hugo Blanco compone la canción del Burrito Sabanero, primero la canta el reconocido músico, también venezolano, Simón Díaz”, dijo la experta en música Aguasanta Márquez.
Blanco sintió que algo le faltaba a su creación y pensó que, definitivamente, la canción se escucharía mejor en otros intérpretes con candor inocente.
“… a Hugo Blanco le pareció que sonaba mejor en las voces de unos niños, voces infantiles”, reveló Márquez, quien es directora del coro infantil venezolano, La Rondallita. Uno que tiene mucho que ver con este relato.
El niño de La Rondallita que inmortalizó a “Mi burrito sabanero”
No conforme con la voz adulta en “Mi Burrito Sabanero”, a su creador se le ocurrió la idea de que esta debía ser interpretada por voces infantiles. De hecho, Raúl Cabrera, el arreglista musical del tema, era para ese entonces el director del coro de niños La Rondallita.
Hugo Blanco le comunicó a su otrora creativo la idea de grabar la canción con la voz de niños. Todo fue puesto en marcha para lograr una sinfonía perfecta.
“El profesor Cabrera lo que hizo fue el montaje coral, el arreglo musical para un montaje coral infantil. Hugo Blanco escoge con el profesor [Cabrera] a los niños que van a grabar ‘El Burrito Sabanero"”, aclaró la actual directora del coro que sobrevive en el tiempo.
Sin embargo, escogieron a una voz estelar, la principal para cantar el reconocido tema. Eso recayó en el talento de Ricardo Cuenci, de tan solo 8 años.
“Cuando sale publicado el disco, el maestro Cabrera trabajaba en una tienda de discos que era de su papá. Y era él el que llevaba los discos a las rockolas de todo el país. Y ¿qué hizo él? Empezó a meter el disco del burrito sabanero para que lo empezaran a colocar en las rockolas”, reveló Márquez.
La pegajosa y, a la vez, tierna melodía, estaba en ruta a ser escuchada en los hogares iberoamericanos, con Cuenca poniendo su toque infantil y animoso.
El éxito y el revés del presente: “Ni un bolívar partido por la mitad”
La directora del coro La Rondallita, Aguasanta Márquez, explicó que “Mi Burrito Sabanero” comenzó a popularizarse desde Caracas a nivel internacional.
“De allí, La Rondallita empezó a hacerse famosa afuera, sobre todo en Puerto Rico […] Viaja La Rondallita a Puerto Rico, pero lo cómico es que los niños que viajaron no son los mismos que grabaron. Entre los que viajaron no estaba Ricardo Cuenci”, reveló Márquez.
Y es que el pequeño gran cantante, quien no imaginaba aún el enorme impacto de su voz principal y la del resto de sus compañeros del coro, no asistió por motivos no esclarecidos. No obstante, con el tiempo, comprendió la magnitud de su interpretación.
“¡Se viajó! Hicimos dos viajes. La segunda vez estuvimos tres meses y cantábamos en todos lados. En zoológicos, en cuestiones nocturnas, en los hoteles, en los parques. En donde nos pidieran, cantaba”, dijo Cuenci.
Pero con el éxito del pasado, llegaría un futuro de desilusiones. En un inicio, las giras le hicieron ver que algo no andaba bien.
“Tuvimos problemas con el manager o el patrocinante […] Incluso tuvimos problemas con un hotel, nos sacaron del hotel y tuvieron que comprarnos ropa para poder cantar en otro sitio”.
Perderse la oportunidad de viajar, fue solo el inicio, además de los problemas antes expuestos. Las regalías de “Mi Burrito Sabanero”, que hoy le permitirían un buen pasar, tampoco forman parte de su historia.
“Uno como niño nunca supo nada de eso, ni de dinero, ni de cobros… Nunca se nos pagó ni un bolívar partido por la mitad, ni a mí, ni a mis compañeros de La Rondallita”, aseguró Cuenci, en 2021.
A la voz de “Mi Burrito Sabanero” no la dejaron ser parte del grupo Menudo
Por si el revés económico fuera poco, el emocional llegó para sumar a lo que pudo ser.
El autor de “Mi Burrito Sabanero” le contó al medio británico BBC que la agrupación de Puerto Rico, Menudo, famosa por haber fichado a cantantes como Ricky Martin, lo invitó a formar parte de esta, pero alguien se interpuso en su camino: su padre.
“A lo mejor a mi papá le faltó un poco de chispa. No me dejó, no me dejó y yo quedé así como que ‘mérmole’… ¡Y con Menudo!. Y llegó el momento en el que eso se apagó. Yo me apagué. No quise saber nada más del Burrito de Belén ni de La Rondallita ni nada de eso. Y me dediqué a lo mío, a mi familia, a mis cosas.”
En la actualidad, Ricardo Cuenci, de 56 años, sabe de música, de labores de campo y de publicidad. El año pasado puso en YouTube una nueva versión de la famosa canción, con sus compañeros de coro. Tiene proyectos con su familia. Su tío, Tony Cuenci, es talentoso tenor venezolano.
Cuenta que, con el apoyo de sus familiares, se siente confortado pese a las oportunidades no aprovechadas en el pasado, siendo un niño y con un padre sin experiencia para afianzar un acuerdo. Aun así, aflora el optimismo, ese que caracteriza a los venezolanos.
“Que cada niño en el mundo escuche esa canción y se llene de alegría, a mí me llena un montón”.