Un edificio del centro de Santiago, que albergó durante muchos años al Hotel Crillón, fue escenario de un crimen en 1955 y que involucró a una de las escritoras más importantes de la literatura chilena.
María Carolina Geel es una escritora chilena que pasó a la historia por su aporte a la cultura chilena, pero también por protagonizar uno de los crímenes más impactantes de la historia del centro de Santiago.
La escritora de obras como “El mundo dormido de Yenia” o “Extraño estío” llevó a la ficción la vida femenina como nunca se había conocido, durante mediados del siglo XX.
Sin embargo, en 1955 quedó marcada por la tragedia en uno de los lugares más emblemáticos de Santiago, el mítico Hotel Crillón, donde la escritora debía tener una cita con su pareja.
Pero, ¿qué fue lo que ocurrió esa tarde en el hotel que ahora es una multitienda en las esquinas de Agustinas y Ahumada en Santiago? Lo puedes descubrir a continuación.
María Carolina Geel: la escritora controversial
Georgina Silva Jiménez era el nombre real de María Carolina Geel. Este último era el seudónimo literario que había adquirido en su veta de las letras.
Reconocida como una escritora controvertida, irreverente y atrevida, era la única taquígrafa de la Caja de Empleados Públicos y Periodísticos, destaca el portal Memoria Chilena.
Las temáticas de sus publicaciones se caracterizaron por la libertad intelectual y social de las mujeres, algo radical para los años 40, cuando publicó por primera vez.
Luego de editar varias obras más, comenzó su labor como crítica literaria a través de “Siete escritoras chilenas”, validando a otras mujeres desde una perspectiva femenina, algo que los críticos de la época no lograban.
Y se relacionó con mujeres que estaban en su mismo camino, siendo cercana a otras escritoras como María Monvel, Amanda Labarca y la premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral.
Fue esta última la que la sacaría precisamente de uno de los lugares más oscuros que pisó María Carolina Geel, la cárcel, no sin antes publicar la historia de los centros penitenciarios femeninos en Chile.
Un crimen ¿pasional?
Más allá de su labor como escritora, María Carolina Geel también protagonizó uno de los incidentes más escandalosos del año 1955 en Chile.
El escenario, el mítico Hotel Crillón, un lugar frecuentado por la alta sociedad santiaguina de la época.
Allí fue donde María Carolina se debía encontrar con su pareja, Roberto Pumarino. Asistirían al café del renombrado hotel para pedir un té, pasteles y disponerse a tener una cita.
Según relata Vice, Maria Carolina Geel ese día usó una pulsera plateada y un abrigo largo con bolsillos: en uno llevaba tabaco y en el otro, una pistola.
Su pareja, a quien había conocido en la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, donde ambos trabajaban, era 14 años menor que ella y estaba casado cuando la conoció, sin embargo, dejó a su mujer y comenzó una relación con Geel.
Esa tarde se sentaron en el salón de té y luego de conversar un rato, María Carolina Geel sacó el arma que llevaba en el abrigo y disparó contra Pumarino, quien murió de forma instanstánea en el lugar.
Ante la mirada atónita de los comensales del salón de té, la policía detuvo a María Carolina Geel y la trasladó a la comisaría para ser interrogada.
Se le preguntó una y otra vez por qué había matado a su amante. La respuesta, nunca la entregó.
Un paso por la “Cárcel de mujeres”
Tras su detención, condenaron a María Carolina Geel a 3 años de presidio por el crimen del Hotel Crillón y el misterio del porqué realizó este delito fue la pregunta que muchos se hicieron durante años.
Los informativos de entonces lo catalogaron como un “crimen pasional”, haciendo hincapié en los celos y la locura de una mujer, que la llevaron a realizar el fatal acto. También se llegó a decir que era una “estrategia publicitaria” para ella como escritora.
Según destaca Memoria Chile, Joaquín Edwards Bello, mencionó que el crimen de la escritora habría sido motivado por vivir sumida en la ficción, indicando que “María Carolina es una niña intoxicada de literatura, introvertida, enferma de incomprensión, en un clima de indiferencia. Su mano no se armó para matar un hombre ni un amor. Se armó para matar al monstruo de su frustración”.
La sociedad de la época temía por el poder de las mujeres reflejado en la historia de Geel, quien vivía una vida libre y atrevida, pudo obtener un arma y matar a su amante. Por lo que lo más fácil era tacharla de “loca”.
Aludiendo a la locura, incluso el abogado de la escritora intentó sacarla de la cárcel con este argumento, una estrategia válida para liberarla, pero la realidad era que María Carolina no estaba “loca”.
Mientras estaba en reclusión escribió un libro, “Cárcel de Mujeres”, el más exitoso de su carrera, causando que todos los círculos literarios de la época hablaran sobre este texto, que destapaba la vida de las presidiarias.
La labor de Gabriela Mistral
“Cárcel de mujeres” se convirtió en un éxito, por lo que mostraba, la descripción de las mujeres que vivían en el presidio y su propia historia, de una mujer que llegó a ese lugar sin explicar el porqué.
El libro fue controversial en diferentes aspectos y, en uno de los más importantes, por primera vez se habló del lesbianismo entre las mujeres que estaban en la cárcel, algo que había permanecido silenciado por años.
El libro también sé convirtió en la piedra de tope de su abogado, porque si estaba “loca” -como quería hacer creer a muchos- no sería posible que tal genialidad literaria saliera a la luz.
Sin embargo, aunque estaba condenada a estar tres años en la cárcel, Gabriela Mistral usó su influencia y la ayudó. El 13 de agosto de 1956, la poetisa en su calidad de cónsul de Chile en Nueva York, envió una misiva al presidente de la república, Carlos Ibañez del Campo.
“Respetuosamente suplicamos a V.E. indulto cabal para María Carolina Geel que deseamos las mujeres hispanoamericanas. Será ésta, una gracia inolvidable para todas nosotras”, señalaba la solicitud de Gabriela Mistral, según publicó El Mercurio en aquellos años.
La respuesta del Presidente hizo eco de inmediato, mencionando: “Respetada Gabriela: He vacilado un instante en la forma cómo dirigirme a mi ilustre compatriota. Pero sus admirados libros crean una familiaridad que permite el trato tan directo. Sepa mi estimada amiga, que en el instante en que usted formula una petición, esta es un hecho atendido y resuelto”.
Ibañez del Campo añadió en la respuesta: “Considere, pues, desde ya indultada a María Carolina Geel. Con la cordialidad y admiración de siempre le saluda su amigo y Presidente, para quien ha sido gratísimo el poder aceptar esta petición tan humana y emotiva”.
María Carolina Geel tras la cárcel
Tras la intervención de Gabriela Mistral, María Carolina Geel salió de inmediato de la cárcel y volvió a su vida en libertad.
Retomó su trabajo como crítica literaria, aunque en un lado más conservador del que había llevado antes del incidente que protagonizó. Continuaría publicando obras como “El pequeño arquitecto” (1956) y “Huída” (1961).
María Carolina Geel falleció el 1 de enero de 1996, luego de vivir aquejada de Alzheimer y nunca más se refirió al crimen.
“La verdad no será dicha jamás. Ni a ti, ni a mi, ni a ellos”, señaló en uno de sus últimos escritos. Y partió, sin jamás decir porqué lo hizo.