Nadie, en el presente, puede explicarse por qué la policía y los jueces fueron tan negligentes, dando paso a los horrores vividos por los hijos del matrimonio West, así como a otras víctimas a las que torturaron, violaron, asesinaron y desmembraron en el 25 de Cromwell Street, Reino Unido.
Aunque así parecía, la década de los 70 no transcurría con normalidad en Gloucester, Reino Unido. Un pervertido matrimonio asesino en serie se gestaba con ayuda de la impunidad.
Los protagonistas son Fred West, en ese entonces de 28 años, y Rosemary Letts, de 15. Ambas vidas tenían un pasado tormentoso que se volvió una macabra escuela para el futuro.
El resultado de esto: incesto, violación, una veintena de crímenes y una casa del horror que, por más de una década, fue el escenario de situaciones ignoradas por la autoridad.
Rose y Fred se potenciaban para infligir sufrimiento a otros seres humanos, sin importar que llevaran su propia sangre. El ambiente vivido de niños se conjugó para formar dos adultos pervertidos y más.
Esta es su historia.
Una madre prostituta y un incesto permitido: la formación de Fred y Rose
Para entender qué pasaba por la cabeza del pervertido matrimonio asesino en serie y sus vejámenes descubiertos en la casa del horror, es necesario remontarse a su niñez y a su adolescencia.
Fred West, nacido en 1941, era un chico casi analfabeto. Se la vivía evadiendo a la educación, aprendiendo sobre sexo a temprana edad.
La historia difundida por El País, asegura que su madre le enseñaba, sin tapujos, cuando tenía 12 años. El sexo lo envolvió en una espiral de abusos dentro de su propio hogar.
Cuando tenía 20 años, abusó de su hermana menor. El caso llegó a las autoridades, pero un juez decidió no enviarlo a prisión. Fred nunca negó el vejamen, preguntándose ante todos qué de malo era tener relaciones sexuales con una chica de 13 años.
Sobreseído de cargos, se la vivía trabajando en barcos. Fanfarroneaba sus historias. Era un mitómano profesional, apenas sabiendo leer y escribir.
En otro hogar de Gloucester, una chica de 15 años, llamada Rosemary, crecía junto a su madre, una trabajadora sexual de la zona.
Aprendió del tema y después fue descrita como una persona fascinada por el mundo sexual. En ese entonces, no se conocían, pero tenían instintos en común.
** LA CRIANZA: ¿PUEDE CREAR MONSTRUOS? **
Se dice que la familia de Fred era muy extraña y él tuvo una infancia traumática en varios sentidos. Aunque fue descrito como un niño adorable se sabe que tuvo una acercamiento muy temprano con el sexo por parte de su madre Daisy. pic.twitter.com/r5o9KaCJHV— David (@skhunt92) June 24, 2021
El pasado asesino de Fred y el encuentro con Rosemary
Faltaba poco tiempo para que Fred y Rosemary se conocieran y conformaran un pervertido matrimonio asesino en serie.
En 1962, el sujeto se casó con Rena Costello, una joven que tenía una hija llamada Charmaine, adoptada como hija por la nueva pareja de su madre. Pronto tendrían una en común, a quien llamaron Anne Marie.
En el nuevo hogar se ignoraba que el padre de familia era sospechoso de asesinar a un joven con quien se le veía por el pueblo. Un día, apareció colgando de una estructura, con fotografías pornográficas pegadas a sus pies. Poco tiempo antes, un residente denunció a Fred por mostrar fotos de órganos sexuales. Sin embargo, la policía respondió “Ese es asunto del señor West”.
Los problemas comenzaron a aparecer en el matrimonio de Fred. Tuvo una aventura con una chica llamada Mary Ann (1967), a quien dejó embarazada. Fue asesinada y sus restos encontrados posteriormente.
Separado de su primera esposa, en 1969 y con 28 años, Fred conoció a Rosemary, de tan solo 15 años. Sus similitudes salieron a flote, afianzando su relación, la cual se volvería nociva en una comunidad que parecía tranquila, a no ser por sus nada notables residentes.
A la adolescente la describían como “una chica de cuidado”, de edad corta, pero con la experiencia de una trabajadora del sexo de 50 años. Le encantaba la pornografía, que la observaran teniendo sexo y otras prácticas pervertidas.
La casa del horror del pervertido matrimonio asesino en serie
Fred y Rosemary West legalizaron su unión en 1971. Pronto tuvieron una hija a la que llamaron Heather.
La primera esposa del sujeto se fue y dejó con él a sus dos hijas, Charmaine (9) y Anne Marie (8). Ambas fueron violadas a edad temprana por Fred. La primera, su hijastra, fue asesinada porque estorbaba en su nuevo matrimonio. La madre regresó al pueblo por ellas, pero corrió con la misma suerte que su primogénita.
Cuando en la escuela preguntaron por Charmaine, Fred dijo que su madre regresó para llevársela, junto a su hermana. Todos creían en su palabra.
El matrimonio se había cambiado de una desvencijada casa rodante a un domicilio que se volvería la casa del horror. Este, estaba ubicado en número 25 de Cromwell Street. Primero, la propiedad lúgubre, como la vivienda móvil, fue arrendada y luego se las ingenió para comprarla.
Rosemarie y Fred tuvieron 8 hijos. Contrataron una niñera, Carol. Quien al poco tiempo sufriría un ataque por parte de la pareja.
Un día, la mujer fue amarrada y violada durante varios días. La joven escapó y los denunció ante la policía. La respuesta vino a sumarse al vejamen, instándola a no denunciar a los West.
“Eres mujer fácil, ¿verdad, Carol? Muchos chicos de Gloucester estarían dispuestos a declararlo. Ningún juez se va a tragar tu historia. Estabas en el ajo, ¿a que sí? Aceptaste participar en un jueguecito, y quizá a los West se les fue la mano”, le dijeron.
La denuncia no fue retirada, pero un juez local condenó al matrimonio únicamente al pago de una multa.
“No les haríamos ningún bien enviándoles a la cárcel”, fue su explicación. Fred se escapa, de nuevo, de ir a prisión. Y, esta vez, Rosemary con él.
** LA ÚNICA SOBREVIVIENTE **
Caroline Roberts tenía 17 años en septiembre de 1972, caminaba sola por una carretera cuando un auto con una pareja paró y le dijo que suba: eran Fred y Rose. Caroline, igual que la mayoría de las víctimas, era una persona pobre y solitaria. pic.twitter.com/u478bR78k8— David (@skhunt92) June 25, 2021
La casa del horror: incesto, violaciones y asesinatos
De las primeras en ser violada, previo a ser asesinada en la casa del horror, Anne Marie, primogénita de Fred en su primer matrimonio.
De los ocho hijos, 3 eran de relaciones sexuales de Rosemarie con otros sujetos, ya que se prostituía en una de las piezas. Las otras, eran subarrendadas a drogadictos, delincuentes y a mujeres que no tenían donde vivir. Fred observaba escondido y aplaudía los actos de su mujer, de forma pervertida.
Los niños tenían prohibido salir a la calle. Les decían que estarían seguros en el hogar. No obstante, eran sometidos a ver pornografía y las niñas, entre ellas Heather y Mae, violadas por su padre.
“Sólo vuestra familia os protegerá. Los demás quieren causaros dolor”, les decía Fred West.
El sistema de selección no fue definido, pero quienes vivían en ese lugar y lograron escapar, denunciaron incesto, torturas, violaciones y asesinatos en esa casa. La policía no actuaba al considerar que unas de las denunciantes se dedicaban a la prostitución.
Otros no corrieron con la suerte de salir. Con la ayuda de Rosemary, Fred asesinaba a inquilinas y descuartizaba sus violados y torturados cuerpos. Pronto, el que llamaban un hogar se convirtió en una especie de cementerio clandestino.
Para ese entonces, nueve chicas estaban desaparecidas.
El juez que casi deja libre a un asesino en serie y a su pervertida esposa
En 1987, Fred asesinó a Heather, su primera hija biológica con Rosemarie. La joven comenzó a rebelarse contra el pervertido matrimonio asesino en serie. Iba a cumplir 17 años cuando su padre, quien la violó desde niña, también la asesinó y descuartizó.
Las desapariciones, tanto de la hija de los West, como la de otras jóvenes, pasaban desapercibidas. La policía aducía que se escapaban de su casa e incluso dejaban Reino Unido. Aún en 1994, el territorio no contaba con un programa de desaparecidos.
Un día, dos universitarias esperaban el autobús cuando el matrimonio las secuestró y llevó a la casa del horror. Ninguna los conocía, como las que figuraban desaparecidas. Tampoco tenían interés de vivienda. Luego de su secuestro, abusos y torturas, fueron liberadas por sus victimarios y presuntamente no dirían nada, pero corrieron a la policía y contaron todo. Esta vez, se tomó en serio la situación.
En agosto de 1992, una de las hijas menores de Rosemary y Fred, confesó a una compañera que su padre la violó desde muy pequeña. Fue a la comisaría, que sumó una nueva denuncia y esta vez creyó a la víctima. Ella y sus hermanos, por fin, fueron llevados a una casa de acogida. Los West fueron apresados.
En medio de los interrogatorios, Anne Marie, hija del primer matrimonio de Fred West, declaró haber sido violada 300 veces, luego se desdijo, por miedo.
Las contradicciones de los menores, hicieron que un juez ordenara liberar al sujeto. Incluso, los videos pornográficos en los que apareció Rosemary West, no fueron suficientes, ordenando devolver la custodia de los hijos al hombre que los violaba.
El pervertido matrimonio asesino en serie en manos de la justicia
Antes que los 5 hijos de los West regresaran de la casa de acogida, una frase (en las distintas residencias) alertó a las autoridades.
Los niños decían “Papá dice que Heather está en el sótano”. Se trataba de la hija mayor de Fred y Rosemary, asesinada por su padre y de quien todos ignoraban su paradero, menos los West.
Una investigadora, identificada como Hazel Savage, se dio a la tarea de llegar a la verdad con semejante frase. Obtuvo una orden para revisar la propiedad del pervertido matrimonio asesino en serie. Pronto salieron a flote los horrores. Era el 24 de febrero de 1994.
A esas alturas, Fred confesó el asesinato de su hija, pero en lugar de uno, aparecieron 3 fémures.
Los cuerpos de nueve jóvenes, reportadas como desaparecidas, algo que la policía había ignorado, fueron ubicados en el 25 de Cromwell Street.
Incluso cuando ya se conocía todo, la prensa y los lugareños se referían a Fred como el “tipo encantador”, poco a poco, entendieron que su impunidad y la de su esposa fue subsidiada por un aparato policial y de justicia que se hizo de la vista gorda y dejó como resultado al menos 20 personas asesinadas, cifra que creció a medida se acumulaban las pruebas.
En 1995, cuando el sujeto enfrentaba juicio por 12 asesinatos debidamente documentados, se suicidó en su celda. La familia de sus víctimas no obtuvo la justicia que tanto anhelaba.
Rosemarie, en cambio, fue sentenciada a cadena perpetua por 9 asesinatos.
Tuvieron que pasar 20 años para que el sistema escuchara a las víctimas que escaparon a los West. No así las personas asesinadas y los hijos de la pareja, quienes hacían planes para escapar y los divulgaban, llevaban moretones en el cuerpo todo el tiempo, hablaban de sexo sin inhibiciones, sin que los servicios infantiles o sociales pudieran rescatarlos a tiempo.