El corto animado chileno nominado al Oscar está inspirado en una perversa historia real.
El pasado martes la academia anunció los nominados a los Premios Óscar 2022, entre los seleccionados a “Mejor corto animado” entró la producción chilena “Bestia” del director Hugo Covarrubias siendo un gran hito.
El corto realizado con la técnica stop-motion y en el que no hay diálogo alguno, despertó el interés no solo de la academia sino que también de los chilenos. Esto puesto que está inspirado en la historia de Ingrid Olderöck, quien fuera una agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) creada para perseguir a opositores a la dictadura de Augusto Pinochet.
La historia detrás de “Bestia”
“Bestia” nace a partir del libro de la periodista Nancy Gúzman, “Ingrid Olderöck: La mujer de los perros”, según declaró el mismo Covarrubias.
El libro fue escrito a partir de tres entrevistas realizadas a Olderöck que tenían como fin formar parte de un reportaje para la BBC, no obstante una de las víctimas presente en los registros pidió que no se publicaran sus declaraciones -donde detalla las torturas de las que fue víctima- hasta que su madre falleciera.
La exigencia no sucedió por lo que el reportaje nunca vió la luz y la periodista decidió publicar el libro.
Olderöck era hija de alemanes y se desempeñó como oficial de Carabineros en la DINA.
El rol de la mujer en la agencia era torturar a los detenidos de la dictadura en “la venda sexy” o también conocida como “la discoteque”.
Este centro de torturas era una casa familiar ubicada en Calle Irán 3037, Macul, Santiago, en un barrio residencial.
El nombre se debe a que en este lugar los detenidos entraban vendados y siempre había música a un volumen muy alto -extrañamente en horarios de oficina-, recurso que se usaba para aplacar los gritos y vejámenes de los que eran víctimas.
Allí Olderöck se desempeñaba como “agente”, o más bien dicho, como torturadora.
La mujer de los perros
Ingrid se ganó el nombre de “la mujer de los perros” por una perversa razón: entrenaba a estos animales -los doberman eran su especialidad- para torturar a los detenidos de “la venda sexy”.
Esto queda en evidencia en la “Bestia” donde se puede ver a la mujer acompañada por “Volodia” su perro, que se ve a lo largo de la producción.
Olderöck también se desempeñó en la brigada Purén, que tenía como fin asesinar y desaparecer a los detenidos, allí la mujer tristemente “destacó” entre los demás agentes.
La brutalidad y violencia se fusionaron con la educación, lo que llevó a Ingrid a instruir a casi 70 funcionarias de la DINA para torturar.
Su relación familiar
Según el libro de Nancy Gúzman, citado por el Clarín, Olderöck siempre convivió con la maldad, razón por la que envió a torturar y abusar sexualmente de su hermana, esto con el fin de quedarse con la herencia de sus padres.
En un intento por explicar el sadismo de Ingrid, la periodista asegura que se debería a la “crianza violenta y militarizada” que de alguna manera la llevó a rechazar la diversidad entre seres humanos.
El atentado a Ingrid Olderöck
En 1981 la mujer recibió un disparó en la cabeza por parte de un comando del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Sorpresivamente el proyectil quedó alojado en esa zona y no tuvo mayores consecuencias.
Cuando se recuperó del atentado le consultaron sobre si creía que podía haber sido una obra del MIR, pero la mujer dijo que “no” .
Sin embargo más tarde, cuando tuvo que enfrentarse a la justicia, Olderöck se defendió argumentando problemas mentales a causa de la bala en su cabeza.
Ingrid finalmente falleció dos décadas después del atentado, el 17 de marzo de 2001, a causa de una hemorragia digestiva aguda. La mujer murió sin enfrentar cargos por sus crímenes y en total libertad.