El 27 de julio de 1981 fue, sin lugar a dudas, uno de los días más fatídicos en lo que respecta a los asesinatos sin resolver cometidos en Estados Unidos; uno que hasta el día de hoy es recordado por millones debido a su crudeza y víctima: un niño de tan sólo 6 años.
Ese día, el pequeño Adam Walsh saldría con su madre a pasear a un centro comercial, sin pensar que sería la última vez que lo verían con vida.
El posterior hallazgo de su cadáver, sumado a la falta de pruebas que lo convirtieron en uno de los “casos fríos” más emblemáticos de todos, motivaron a su padre, John Walsh, a perseguir asesinos por toda Norteamérica y abogar por los derechos de los menores a lo largo y ancho de su país.
Ésta es la historia del secuestro y asesinato de Adam Walsh.
Un niño feliz de Hollywood
Adam John Walsh nació el 14 de noviembre de 1974 en la ciudad de Hollywood, en el estado de Florida, en el seno de una familia compuesta por su madre Revé y su padre John, licenciado en Historia.
John y Revé se conocieron y enamoraron a temprana edad, cuando la joven tenía 16 años, y poco después contrajeron matrimonio en 1971.
Tres años más tarde, mientras la pareja se establecía en el sur de Florida y comenzaba a cimentar los pilares familiares, recibieron a su primogénito, Adam.
La familia disfrutaba de la ciudad y de su vida hogareña, al tiempo en que John desarrollaba una carrera en el mundo de la construcción, donde operaba como ejecutivo en el desarrollo de hoteles de lujo.
Sin embargo, todo cambiaría abruptamente en el verano boreal de 1981.
El secuestro de Adam
La mañana del 27 de julio de 1981 la madre de Adam, Revé, se desplazó junto a su hijo a un centro comercial ubicado en Hollywood, con el fin de comprar una linterna que hacía falta en el hogar.
Se dirigieron a la tienda departamental Sears, ubicada al interior del complejo. Mientras era atendida por uno de los vendedores, la madre permitió a su pequeño alejarse unos pasos para mirar a un grupo de niños mayores que jugaba videojuegos en un sector de la tienda.
Diez minutos después, la madre volvió a buscar a su hijo… pero éste no se encontraba en el lugar. Asustada, pidió que se anunciara su búsqueda por los altavoces de Sears, con el objetivo que el menor escuchara el llamado y se dirigiera a los mostradores de atención al público. Pero Adam y su madre nunca se reunieron.
Minutos después, la mujer se enteró que unos guardias de seguridad habían pedido a los jóvenes que se retiraran del local por estar haciendo desórdenes. Se presume que Adam, quien era considerado tímido, no tuvo la confianza necesaria para comentarle a uno de los guardias que su madre estaba al interior de la tienda, por lo que siguió a la “marea” y abandonó el recinto.
Tras ello, el niño fue secuestrado en las inmediaciones exteriores del centro comercial al quedarse solo, luego que los jóvenes a quienes miraba siguieran su camino.
El hallazgo del cadáver de Adam
La noticia de la desaparición de Adam se volvió prioridad para los medios de comunicación de Florida, tanto periódicos como canales de televisión, los cuales se lanzaron en una campaña para conseguir pistas que permitieran dar con el paradero del niño.
Pese a los esfuerzos de los medios, las autoridades y los cientos de voluntarios que se sumaron a la búsqueda, ninguno dio resultados.
Un par de días después, el 10 de agosto, uno de los detectives del caso, Ralph E. Latimer Jr., junto a un colega encontraron una cabeza cercenada en un canal de drenaje cerca de Vero Beach, a más de 200 kilómetros de Hollywood.
Un día después, la mañana del 11 de agosto, los padres del niño aparecieron en televisión nacional afirmando que mantenían la esperanza de que su hijo estuviera vivo. Incluso, informaron sobre una recompensa de 100 mil dólares para asegurar su regreso. No obstante, al poco tiempo los restos hallados fueron identificados como de Adam.
El forense a cargo del hallazgo dictaminó que la causa de la muerte del menor fue la asfixia. Además, comentó que el estado en el que se encontró la cabeza arrojó que el pequeño había muerto varios días antes del descubrimiento. Lo más difícil para sus padres, es que el resto del cuerpo de su hijo nunca se recuperó.
John Walsh y America’s Most Wanted
Tras la muerte de Adam y su gran repercusión a nivel nacional, sus padres se mantuvieron unidos en la cruzada por defender los derechos de los niños y levantar la alerta sobre los menores desaparecidos y explotados. Además, se centraron fuertemente en su familia: un año después de la muerte de Adam nació Meghan, luego Callahan (1985) y finalmente Hayden (1994), quienes dieron un nuevo sentido a la vida de John y Revé.
Uno de los puntos altos de su cruzada en pos de los niños fue el estreno a principios de los ’80 del filme Adam, por parte de la cadena de televisión NBC, el cual dramatizaba los días posteriores a la desaparición del menor. La cinta se emitió originalmente en 1983, seguida de dos repeticiones en 1984 y 1985, en cada una de las cuales aparecían los Walsh tras los créditos creando consciencia sobre los niños desaparecidos y mostrando imágenes de menores cuyo paradero se desconocía.
No obstante, la lucha del matrimonio Walsh tomaría nuevos ribetes en 1988, luego que John estrenara un show creado por él que buscaba atrapar a los asesinos más buscados de la nación estadounidense: America’s Most Wanted.
El programa, que se emitió ininterrumpidamente por 23 años, se convirtió en el programa de crímenes de la vida real más longevo de la cadena y contribuyó a la captura de más de mil fugitivos, convirtiendo al padre de Adam en un verdadero héroe justiciero.
Luego de un largo período al aire, el espacio fue cancelado en 2011. La cadena Lifetime transmitió dos temporadas más en 2012 y 2013, año en que finalmente lo canceló.
Posteriormente, John participaría de nuevas series de crímenes como The Hunt with John Walsh (2014; CNN) y Pursuit with John Walsh (2019; Investigation Discovery), donde siguió buscando la pista de diversos prófugos de la ley.
27 años después, se resuelve el asesinato de Adam Walsh
En medio de su fama, John viviría un duro pero a la vez importante momento el 16 de diciembre de 2008, día en que durante una conferencia de prensa la policía reveló el nombre del asesino de Adam.
Se trataba de Ottis Toole, un vagabundo que se topó con un desorientado Adam el día de su desaparición en las afueras del centro comercial, y quien habría motivado al menor a subir a su auto bajo la promesa de dulces y diversión.
Toole confesaría que el niño estaba tranquilo y se mostró obediente en una primera instancia, pero que posteriormente comenzó a sentir pánico. Para callarlo, el hombre lo golpeó hasta dejarlo inconsciente y poco después, al ver que aún respiraba, lo estranguló hasta la muerte con un cinturón de seguridad, lo arrastró fuera del automóvil y lo decapitó con un machete. Tras ello, afirmó que se deshizo del cuerpo incinerándolo en un refrigerador viejo cuando regresó a su natal Jacksonville.
Pese a que la policía obtuvo partes de la confesión en los ’80, en ese entonces no pudo determinar la culpabilidad del agresor debido a una serie de inoperancias: perdieron la alfombra del automóvil manchada con sangre, luego el machete con el que habría matado al menor y, finalmente, el propio auto. Todo ello fue motivo de duros cuestionamientos por parte de la familia Walsh y los defensores de Adam.
No obstante, la justicia llegaría de todos modos. Tras una revisión del caso en los 2000, la policía pudo asegurar que el asesino del niño de 6 años fue Toole.
Si bien la familia pudo cerrar el doloroso capítulo, no logró ver al asesino de Adam pagando por la muerte del menor. Lo anterior, ya que Ottis había muerto de cirrosis en 1996 mientras cumplía una sentencia de por vida en prisión por otros crímenes.
El legado de la familia Walsh
Pese a ello, el legado de los Walsh tras la muerte de Adam se mantiene intacto.
Después de su asesinato, los padres del menor fundaron el Centro de Recursos para Niños Adam Walsh, una organización sin fines de lucro dedicada a la reforma legislativa con centros en Florida, Columbia, Carolina del Sur y Nueva York. Posteriormente, la organización se fusionó con el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC), donde John forma parte de la junta directiva.
En paralelo, los Walsh organizaron una campaña política para ayudar a los niños desaparecidos y explotados. Pese a los problemas burocráticos y legislativos que enfrentaron, sus esfuerzos eventualmente derivaron en la creación de la Ley de Niños Desaparecidos de 1982 y la Ley de Asistencia a Niños Desaparecidos de 1984.
Sumado a ello, a fines de los ’90 varios centros comerciales, grandes almacenes, supermercados y otros minoristas adoptaron lo que se conoce como el Código Adam, movimiento iniciado por las tiendas Walmart en el sureste de Estados Unidos. En específico, este código es anunciado cuando se pierde un menor al interior de una tienda o cuando un empleado o cliente encuentra un niño. Cuando esto ocurre, de forma automática se cierran todas las puertas del local y un trabajador se ubica en cada salida, al tiempo en que se transmite por altavoces una descripción del pequeño. El Código Adam se convirtió en sinónimo de niño desaparecido y fue un predecesor de la Alerta Amber, sistema de notificación de menores de edad desaparecidos implementado en varios países desde 1996.
En 2006, en tanto, el expresidente George Bush promulgó la Ley de Protección y Seguridad Infantil Adam Walsh, centrada en un registro nacional de delincuentes sexuales, la aplicación de duras penas por no registrarse como delincuentes sexuales después de salir de prisión y acceso civil a los sitios web estatales que rastrean a los delincuentes sexuales.
En la actualidad, John permanece como uno de los personajes más reconocidos que testifican ante el Congreso y las legislaturas estatales en EE.UU. sobre el crimen, los niños desaparecidos y los derechos de las víctimas. Según ha declarado en ocasiones, todo este arduo e importante trabajo lo hace con el recuerdo de Adam, su principal motivación, en lo alto de su mente y corazón.