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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
A mediados de enero, Netflix estrenó la ministerie Acosador nocturno: A la caza de un asesino en serie, la que relata sus crímenes y muestra los intentos de la policía de la ciudad de Los Angeles (EEUU) para atraparlo.
La historia está basada en hechos reales, ocurridos entre los años 1984 y 1985, donde este asesino le quitó la vida a 14 personas.
Su nombre era Richard Ramírez, un adorador del diablo y seguidor de AC/DC, el que nació en la ciudad de El Paso, en Texas, en 1960.
Cuando se trasladó a Los Angeles comenzó a cometer algunos robos para conseguir droga, motivo por el que lo detuvieron y tomaron sus huellas, incluso estuvo cerca de seis meses en prisión. Tras salir, comenzó a atacar más violentamente.
Su apodo se lo pusieron los medios que comenzaron a seguir su seguidilla de homicidios con una característica en común: todos eran de noche. Ingresaba a viviendas al azar y agredía sin piedad a sus víctimas, hombres y mujeres de muy variadas edades.
El acosador nocturno generó pánico en la población, la que comenzó a tomar sus resguardos, como dormir con las ventanas y puertas aseguradas y comprar alarmas de seguridad y perros guardianes.
No dejaba huellas, pues usaba guantes, pero los policías encontraron una pista que se repetía: las marcas de sus zapatillas deportivas, información que ocultaron lo más que pudieron para no entorpecer el caso.
Los relatos de las víctimas que sobrevivieron también fueron claves, pues permitieron hacer un retrato hablado para difundir y alertar a la población, donde destacaba su afectada dentadura.
Según sus cercanos, Richard fue influenciado negativamente por su primo, quien incluso mató a su esposa delante de él, y lo llevó por el camino de la delincuencia y las drogas.
Ramírez era un niño solitario y tímido, debido a su epilepsia, lo que lo hacía sentirse aislado del resto, sobre todo de sus compañeros de escuela. Esto influyó en su resentimiento.
Además, sufrió agresiones físicas de parte de su padre. La serie de Netflix asegura que uno de sus castigos fue dejarlo amarrado a una cruz toda una noche.
«Todas las cosas que podían corromper a un niño formaban parte de su vida», señaló uno de los policías detrás del caso.
Su primera víctima fue Jennie Vincow de 79 años. Richard entró a su hogar con la intención de robar, pero al no encontrar nada útil la asesinó brutalmente. Fue hallada por su hijo al día siguiente.
Su actuar no seguía la misma línea: secuestraba a niños y los abusaba sexualmente, mataba a mujeres y hombres de distintas edades y características. Incluso adultos mayores, como el caso de Vincow.
Otras de sus víctimas fueron Dayle Okazaki (33 años), la italiana Maxine Zazzara (44 años) y su marido, entre otros.
Algunas sobrevivieron, como Ruth Wilson, quien fue violada mientras su hijo permanecía encerrado en un clóset. La mujer testificó ante la policía.
No obstante, Inez Erickson, sobreviviente de su último ataque fue clave para lograr detenerlo, pues entregó detalles del vehículo en el que Richard se movilizaba: un toyota naranja.
Un joven que arreglaba su moto y al que le llamaron la atención los movimientos de este hombre, también hizo un aporte importante, pues memorizó la patente del auto y se la entregó a la policía.
El auto fue encontrado en el estacionamiento de un McDonald’s, pero no había rastro de Ramírez, quien se había ido de la ciudad para visitar a familiares. No obstante, las huellas que dejó en el vehículo le permitieron a la policía dar con su identidad: estaban en el registro tras su detención en 1982.
Esto le permitió ponerle un rostro al acosador nocturno, el que fue portada de todos los medios de Los Angeles, donde se pedía ayuda para dar con su paradero.
Cuando Ramírez volvió de Tucson, donde residían familiares, se dio cuenta que su fotografía estaba en todas partes. Por eso intentó ser lo más cauteloso posible, pero al subirse a un autobús todos lo reconocieron. Ese fue el inicio de su fin.
Se bajó rápidamente y arrancó, intentando robarle el vehículo a una mujer, pero sus gritos alertaron a su esposo y vecinos, quienes comenzaron a perseguirlo… hasta que lo alcanzaron. Lo reconocieron y lo mantuvieron a resguardo -no sin antes golpearlo hasta cansarse- mientras llegaba la policía.
El juicio comenzó el 30 de enero de 1986 y se extendió hasta el 3 de octubre de 1989. No fue nada fácil, sobre todo para las víctimas que sobrevivieron y los familiares de quienes él asesinó.
Durante las audiencias, el criminal profería gritos y alabanzas a Satanás que descolocaban a todos.
«No entienden nada. Estoy por encima de sus juicios. Estoy más allá del bien y del mal, más allá de la experiencia humana. Yo tengo el poder de Satán. ¡No son más que presas, y yo, su cazador! Me encanta matarlos. Disfruto viéndolos morir”, exclamó en una oportunidad.
Finalmente, el Acosador nocturno fue sentenciado a diecinueve penas de muerte y a ser ejecutado en la cámara de gas.
Cuando escuchó la determinación del tribunal, Richard se pronunció: “¡Adiós, amigos! El Acosador Nocturno se despide de ustedes. ¡Nos vemos en Disneylandia!”.
Cabe destacar que Ramírez logró revocar su condena por 23 años, muriendo no en la cámara de gas, sino de cáncer el 7 de junio de 2013, cuando tenía 53 años.
Para ver esta miniserie en Netflix, pincha aquí.
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