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Una mujer estadounidense de 64 años se convirtió en la primera persona en utilizar la cápsula de suicidio asistido Sarco en septiembre, generando controversia por presuntas irregularidades en su fallecimiento. A pesar de que el dispositivo prometía una muerte rápida y pacífica con gas nitrógeno, la paciente mostró signos de estrangulamiento, lo que ha levantado dudas sobre el proceso. La mujer había expresado su deseo de morir y dejó una grabación confirmando su decisión, respaldada por sus hijos y supervisada por Florian Willet y Philip Nitschke.

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En septiembre, una mujer estadounidense de 64 años se convirtió en la primera persona en utilizar la cápsula de suicidio asistido Sarco, lo que generó controversia y dudas sobre el proceso. Aunque el dispositivo prometía una muerte rápida y pacífica mediante la inhalación de gas nitrógeno, el fallecimiento de la mujer ha sido cuestionado debido a presuntas irregularidades y signos de estrangulamiento en su cuerpo.

La mujer había expresado su deseo de morir a The Last Resort, la asociación que promueve Sarco, y dejó una grabación de cuatro minutos confirmando su decisión. La compañía informó que sus dos hijos apoyaron la decisión y firmaron un documento manifestando su consentimiento.

El día de su muerte, Florian Willet, presidente de The Last Resort, estaba presente junto a la mujer, mientras que Philip Nitschke, inventor de Sarco, monitoreaba el proceso a través de una videollamada.

Tras realizar algunas preguntas, la mujer ingresó a la cápsula, cerró la tapa y activó la liberación del gas. Según Nitschke, el proceso fue “tranquilo y rápido”, y Willet supervisó sus signos vitales, reportando los cambios a su colega.

Sin embargo, seis minutos después, una alarma alertó a Willet, quien informó que la mujer aún seguía viva. A pesar de esto, minutos después la paciente dejó de moverse, confirmándose su fallecimiento.

Cápsula de suicidio asistido

La cápsula fue utilizada en un bosque de Merishausen, Suiza, un lugar elegido para que la mujer pudiera ver el entorno natural. La paciente padecía osteomielitis en la base del cráneo, una infección intratable debido a un trastorno inmunológico, lo que la llevó a optar por el suicidio asistido.

Tras el incidente, la justicia suiza arrestó a Willet, dos abogados de The Last Resort y un periodista neerlandés bajo sospecha de “incitar al suicidio” y brindar asistencia ilegal.

Todos fueron liberados, excepto Willet, ya que las autoridades suizas investigan posibles irregularidades en el procedimiento. El fiscal Peter Sticher señaló que la cápsula fue abierta y cerrada varias veces, lo que pudo alterar el flujo del gas.

Una autopsia preliminar reveló marcas en el cuello de la mujer, lo que sugiere posibles signos de estrangulamiento, sumando más dudas sobre el caso. Mientras la investigación sigue activa, todos los permisos para el uso de Sarco fueron suspendidos temporalmente.

Philip Nitschke defendió el procedimiento, afirmando que fue realizado correctamente, mientras que la ministra del Interior de Suiza, Elisabeth Baume Schneider, declaró que la cápsula no cumple con las leyes de seguridad y productos químicos del país.

El caso ha generado un amplio debate en Suiza sobre la legalidad y ética del uso de este tipo de dispositivos para el suicidio asistido.