La doctora Johanna Olson-Kennedy, quien lidera un estudio sobre bloqueadores de pubertad en niños y adolescentes trans de Estados Unidos, confirmó que no ha publicado el estudio por el miedo a que se utilice con fines políticos por parte de grupos conservadores que rechazan estos procedimientos.
A grandes rasgos, este estudio concluyó que los bloqueadores de pubertad no ayudaron a mejorar la salud mental de los menores de edad con dudas sobre su género, pero tampoco la empeoró, es decir, el impacto fue neutro.
El caso lo expuso el medio The New York Times, que conversó con la doctora, que es una influyente defensora de tratamientos de género en adolescentes.
Se trata de un extenso programa que comenzó en 2015, como parte de un proyecto federal multimillonario sobre jóvenes transgénero.
Participaron 95 menores de todo el país y se les administró bloqueadores de pubertad.
Tal como explicó el endocrinólogo, Rafael Ríos Salazar, a la Dirección de Género UDP, estos “son medicamentos sintéticos que tienen como objetivo bloquear a las neuronas hipotalámicas, que es donde se generan a su vez las hormonas que regulan la función de la hipófisis y de los ovarios, en el caso de las mujeres, y de los testículos, en el caso de los hombres”.
En otras palabras, estos fármacos se utilizan para pausar el proceso de pubertad y los cambios que conllevan. Son utilizados con diversos fines médicos, desde detener la pubertad precoz en menores de 7 años, a tratamientos de personas adultas con tumores o diversos tipos de cáncer.
También se utiliza en menores con género diverso o jóvenes transgénero, siempre bajo supervisión y tras pasar una serie de procesos médicos.
Bloqueadores de pubertad: un resultado no esperado
Durante el estudio que trabajó Olson-Kennedy, siguieron a los menores por dos años para ver si los tratamientos mejoraban su salud mental, esto a raíz de otro estudio holandés que demostró que los bloqueadores mejoraban el bienestar de los adolescentes.
Con lo que no contaban, es que el estudio arrojó un resultado diferente, indicó la doctora. Y es que los bloqueadores, según este nuevo estudio, no conducen a mejoras en la salud mental. Ella indicó que esto se debió a que probablemente fue porque los niños que fueron parte del estudio comenzaron el programa en un buen estado.La doctora Olson-Kennedy, quien dirige la clínica de género juvenil más grande de Estados Unidos en el Hospital de Niños de Los Ángeles, dijo que “están en muy buena forma cuando llegan y siguen en muy buena forma después de dos años”.
Este resultado contradecía la descripción del grupo anterior, donde la doctora y su equipo señalaron que la cuarta parte de los menores estaban deprimidos o tenían tendencias suicidas antes del tratamiento.
¿Y los resultados?
Ya pasaron nueve años desde que inició el estudio, el que fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), pero los resultados siguen sin ser publicados.
Lo anterior se explica, expresó la profesional, por el candente ambiente político en dicho país y los debates que se han generado en torno al tema. De hecho, cuando le preguntaron a Olson-Kennedy sobre los datos, dijo que estos podrían ser utilizados políticamente para atacar los tratamientos de género en menores, los que han sido prohibidos en más de 20 estados, según la profesional.
Por ejemplo, un estado que estuvo a punto de sumarse fue el de Florida, luego que el gobernador Ron DeSantis, del partido Republicano, presentara un paquete de proyecto de ley que prohibía, entre otras cosas, la medicación para que menores transgéneros. El juez, Robert L. Hinkle, declaró dicha medida como inconstitucional, consigna France 24.
“No quiero que nuestro trabajo sea utilizado como arma (…) Tiene que ser exactamente preciso, claro y conciso. Y eso lleva tiempo”, señaló al medio.
Pero la doctora enfatizó en que sí planean publicar los resultados, pero que se retrasaron porque el NIH recortó los fondos, presuntamente por motivos políticos, lo que fue negado por el mismo organismo.
Una de las mayores preocupaciones que tiene Johanna, es que los resultados del estudio se utilicen por los tribunales para argumentar que “no deberíamos usar bloqueadores porque no tienen impacto”, por los jóvenes transgénero.
Impacto en el mundo científico
Pero el hecho de retrasar la entrega de resultados igual remeció el entorno científico, ya que sus resultados podrían tener un impacto directo en las familias.
De hecho, Amy Tishelman, psicóloga clínica e investigadora del Boston College, quien además fue una de las investigadoras originales del estudio, dijo al NYT que “entiendo el temor de que se utilice como arma, pero es realmente importante que la ciencia se publique”.
Incluso agregó que si los medicamentos no mejoraban la salud mental de los menores, igual podrían haber evitado que ellos empeoraran. “Que no haya cambios no es necesariamente un hallazgo negativo; podría haber un aspecto preventivo (…) Simplemente no lo sabemos sin más investigación”, enfatizó.