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Un parque nacional en Estados Unidos lanzó un urgente llamado de alerta tras un turista que dejó caer una bolsa de Cheetos en las Cavernas de Carlsbad, en Nuevo México, lo que podría desatar un caos ambiental. El incidente, ocurrido hace una semana, fue publicado en Facebook por el Carlsbad Caverns National Park junto a una foto del envoltorio, advirtiendo sobre el impacto en el ecosistema y la sociedad. El parque enfatizó que, aunque acogen a miles de turistas diariamente con impactos incidentales inevitables como polvo o pelusas, algunas acciones como botar basura son evitables y perjudiciales. Los guardabosques pasaron más de 20 minutos limpiando los restos y moho generados por la bolsa de aperitivos. La advertencia concluyó llamando a hacer del mundo un lugar mejor y evitar repetir situaciones de contaminación en ambientes protegidos.

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Un alarmante llamado realizó un parque nacional en Estados Unidos, luego que un turista dejara caer una bolsa de Cheetos en las Cavernas de Carlsbad, en Nuevo México, lo que podría desencadenar un caos “que cambie el mundo”.

Esto ocurrió hace una semana, según publicó el Carlsbad Caverns National Park en su cuenta de Facebook, junto a una fotografía del envoltorio.

En el post, realizaron una dura advertencia sobre este tipo de acciones por el impacto que tienen en el ecosistema, enfatizando incluso en los efectos que puede tener en la sociedad, agrega el medio Unilad.

Primero, desde el Parque Nacional recalcaron que les encanta acoger a miles de turistas en las cavernas todos los días, pese a que hay impactos incidentales difíciles o imposibles de prever, como por ejemplo el polvo o pelusas que quedan con el paso de las personas.

Pero así también, agregan, hay otros impactos que son completamente evitables, como por ejemplo “una bolsa de aperitivos completa que se cayó en el Big Room”.

Cheetos en una cueva

Ahí, comenzó un mensaje directo para quien dejó caer los Cheetos. “Para el dueño de la bolsa de aperitivos, el impacto es probablemente incidental, pero para el ecosistema de la cueva tuvo un gran impacto”, señalaron.

El regaño no quedó ahí y continuó: “El maíz procesado, ablandado por la humedad de la cueva, formó el ambiente perfecto para albergar vida microbiana y hongos. Los grillos de las cuevas, ácaros, arañas y moscas pronto se organizaron en una red alimenticia temporal, dispersando los nutrientes a la cueva y a las formaciones circundantes. El moho se extiende por las superficies cercanas, fructifica, muere y apesta. Y el ciclo continúa”.

Según dijeron, los guardabosques pasaron más de 20 minutos quitando cuidadosamente los restos y moho de las superficies de la cueva.

“A la escala de la perspectiva humana, una bolsa de bocadillos derramada puede parecer trivial, pero para la vida de la cueva puede cambiar el mundo”, enfatizaron, haciendo referencia al ecosistema de la cueva.

Finalmente, manifestaron que “grandes o pequeños, todos dejamos un impacto dondequiera que vayamos. Hagamos todos que el mundo sea un lugar mejor de lo que lo encontramos”, con el fin de evitar estas situaciones y que nadie más vuelva a dejar basura en un ambiente resguardado (o en ningún lugar en realidad).

La mayoría de los comentarios fueron en rechazo al actuar del turista y en reclamo contra las personas que no siguen las instrucciones cuando visitan lugares resguardados, algo que se repite mucho en Chile, sobre todo en los parques nacionales, playas y zonas ricas en un ecosistema diverso.

Los más críticos, enfatizaron incluso en que la solución es simple, “cerrar” ese tipo de lugares para que nadie vuelva a entrar y afectar el ecosistema.