Ya sean de papel, acero inoxidable o las ya casi extintas de plástico, las bombillas son una parte fundamental en los cócteles que se sirven en los bares chilenos, aunque muchas veces, su uso se torna excesivo, ya que cada vez hay más comensales que piden o exigen una bombilla para tragos que nunca la han llevado, alterando la experiencia que brindan algunas preparaciones.
Jaime Sanhueza, presidente de la Asociación Nacional de Bartenders de Chile (Acobar), conversó con BioBioChile y entregó recomendaciones respecto de las formas correctas de beber un cóctel.
La obsesión por las bombillas
Con la proliferación de preparaciones como el Ramazzotti Spritz o el Tropical Gin (con bebida energética) en Chile, se han vuelto común ciertos grupos de clientes que buscan incluir nuevos componentes en estos cócteles, ya sea porque lo vio en otro bar más experimental o porque así lo elaboró en su casa, como la incorporación de frutos rojos y la bombilla, elementos que no existen en sus recetas originales.
“Las personas se acostumbraron a usar bombilla para todo y es una pena, ya que en ese tipo de cócteles (también el Aperol Spritz), se pierde mucho de la experiencia aromática, que es fundamental”, se lamentó el bartender profesional.
En ese sentido, Sanhueza explicó por qué es importante beber desde la copa o el vaso en la mayoría de las veces: “Cuando uno bebe desde un copón, al acercar la boca al borde, la nariz interfiere mucho a la experiencia de un cóctel. Necesitamos sentir los aromas para después sentir los sabores, es una experiencia compuesta y quitar la sensación aromática, hará que cambie el sabor de un trago“.
“Cada vez más bartenders aplican perfumes a los cócteles de autor y la idea es no usar la bombilla cuando en un cóctel no se requiere su uso”, puntualizó.
En preparaciones de destilados con cualquier tipo de gaseosa, como el Gin Tonic, el factor aromático es parte clave de la experiencia, por lo que pedir una bombilla para uno de ellos es sabotear tu propia experiencia.
“Quizás no sintamos tanta diferencia entre tomar con bombilla o directo desde el vaso, pero las texturas de las bombillas igual pueden alterar mínimamente el sabor, ya sean metálicas o de papel”, recalcó el bartender a la presente redacción.
¿Cuándo se debe usar la bombilla?
De acuerdo al presidente de Acobar y director de la revista Clásica, el uso de la bombilla es principalmente lógico, por lo que no existen estándares escritos sobre cuál cóctel no lleva este elemento y cuál sí, aunque hay algunos como el mojito que indudablemente se tiene que beber con bombilla.
“Existe una regla no escrita y es cuando un cóctel lleva alguna hierba dentro del vaso, lo más recomendable es usar bombilla, ya que si no dificultaría al momento de beberlo”, apuntó Jaime.
Además, complementó: “También es recomendable usar bombilla cuando un cóctel lleva hielo picado o frappé”.
Considerando que al usar hielo en cubo no existe ningún impedimento para beber una preparación desde la misma copa, el mixólogo penquista destaca la elección de cada bartender a la hora de elegir la cristalería, siendo un factor más de la experiencia que buscan brindarte los distintos bares y restaurantes del país.
“Las cristalerías igual ya están preestablecidas y definidas para cada cóctel que se prepara, por lo que el contacto directo de la boca con el vaso es lo ideal siempre“, aseguró a BioBioChile, enfatizando además que tanto los garzones como los bartenders deben tener la disposición siempre de interiorizar al comensal sobre cada preparación.
Otro de los mal usos de la bombilla por parte de los clientes es utilizarla como revolvedor, lo que no sólo acelera que ésta se vaya desintegrando en el propio trago en caso de ser de papel, sino que también altera la receta original del bartender, quien según Sanhueza, tiene la obligación de entregar el cóctel ya revuelto desde la barra al ser el experto en saber mezclar ingredientes y sabores.
En esa misma línea, Sanhueza señala que la función de la bombilla “está mal entendida” en el país y apuntó a las bombillas de papel como un dolor de cabeza en la coctelería, ya que al deshacerse -algunas más rápido que otras-, le va a “entregar distintos sabores y texturas no deseadas”, sobre todo habiendo personas “que estiran demasiado el tiempo de un cóctel hasta el punto que la bombilla se desintegre”.
“Si un cóctel no lleva bombilla, no hay que pedir una. Y si lleva, no se usa nunca para revolver el cóctel”, Jaime Sanhueza.