Investigadores japoneses revelaron técnicas para tomar conciencia sobre este grave fenómeno y evitar que gran parte de tu comida termine en la basura.
El desperdicio de alimentos es uno de los problemas más trascendentales que enfrenta actualmente el mundo. Un obstáculo que no sólo representa casi el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático, sino que también provoca un dilema ético moral, ya que mientras una importante parte de la población sufre de hambre, millones de toneladas de comida van a parar al tacho de la basura.
Con un alto impacto ambiental, económico y social, tanto autoridades como científicos están afrontando este grave problema del que ningún país se salva y, en Japón, un grupo de investigadores de una universidad llevaron a cabo un proyecto que se enfocaba en la organización del refrigerador y que dejó positivos resultados.
Los alarmantes números en Chile y el mundo
De acuerdo al Programa para el Medio Ambiente de la ONU, se estima que los hogares de todos los continentes desechan el equivalente a más de 1.000 millones de alimentos por día. Una cifra alarmante considerando que alrededor de 780 millones de personas en el mundo padecen de hambre.
En conjunto con el Worldwide Responsible Accredited Production (WRAP), el departamento de la ONU hizo público un informe este 2024, donde se mostraron los resultados sobre el desperdicio alimenticio a nivel mundial en 2022 y que generó preocupación entre las autoridades de los distintos países, ya que se pudo concluir que cada persona bota a la basura 132 kilos de comida, lo que supone una quinta parte de todos los alimentos disponibles para consumo humano.
“Del total de alimentos desperdiciados en 2022, el 60% se desechó desde los hogares, mientras que el 28% correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12% al comercio minorista”, puntualizó el informe.
Por su parte y a diferencia de lo que se cree popularmente, los datos acreditados por WRAP confirmaron que el desperdicio de comida no es un problema exclusivo de los ‘países ricos’, ya que sólo existe una diferencia de siete kilos per cápita de alimentos desechados entre naciones de ingreso alto, medio-alto y medio-bajo. En cuanto al impacto en Sudamérica, se logró apreciar además que los países más calurosos son los mayores productores de desechos alimentarios, entendiendo su causa al mayor consumo de productos frescos y a la desconfianza que existe en cuando a las cadenas de frío.
Además del dilema ético moral que produce el desperdicio de alimentos, ¿qué daño genera al medio ambiente? Según este estudio, este fenómeno ha generado “entre el 8 y 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”, casi cinco veces más que lo que produce el sector de la aviación, también calculó que “el coste para la economía mundial es de aproximadamente 1 billón de dólares”.
Pese a que las últimas cifras de desechos alimenticios en Chile son de 2019, los números no dejan de ser alarmantes. Según datos del Ministerio de Agricultura, en nuestro país “se desperdician 3.700 millones de kilos de alimentos al año”, haciendo énfasis en que si la población tomara conciencia al respecto, “cada persona podría ahorrar $200 mil pesos al año”.
De esta manera, en 2023, el Ministerio del Medio Ambiente lanzó la campaña de sensibilización sobre el desperdicio de alimentos que, con videos, infografías y propuestas educativas, busca sensibilizar sobre la prevención y disminución de este fenómeno en comunidades educativas y ciudadanía en general.
El método japonés
Pese a que el desperdicio de alimentos tiene múltiples razones y va a depender de las distintas culturas y lugares geográficos, uno de las variables más comunes respecto de la alta producción de desechos domésticos es la comida que se olvida dentro del refrigerador, ya sea por la mala planificación o impulsividad al momento de comprarla como también por la interpretación errónea que se produce al leer las etiquetas con fechas de vencimiento.
Entendiendo que la nula conciencia generalizada que existe en la población mundial también es un importante factor y que la mayor parte de sus alimentos son importados, en Japón se llevó a cabo un proyecto a cargo de la Universidad Teikyo de Tokio, donde un grupo de investigadores -expertos en el tratamiento de desechos- aplicó técnicas en la manera que se organiza un refrigerador que trajo consigo significativos resultados.
Con el fin de evitar que un alimento se pudra junto a otros y termines botando todo a la basura, el plan de estos especialistas asiáticos se basó en la importancia de darse cuenta cuánta comida botaba cada usuario y por qué lo hacía, logrando que las personas que se sometieron a este proyecto pudieran reflexionar sobre sus absurdos desperdicios.
Para ello y luego de pasar varias semanas analizando casi una tonelada de desechos de departamentos en la localidad de Arakawa (al norte de Tokio), encontrando frutas y verduras enteras, paquetes casi llenos o incluso sellados de pastas, galletas, arroz, salsas, pan, chocolates y caramelos, y también productos fermentados que aún podían consumirse según su fecha de elaboración, llevaron a cabo este proyecto en un condominio de apartamentos llamado Sky Heights.
¿En qué consistió este proyecto japonés? Los investigadores reunieron a los vecinos de estos departamentos y los incitaron a cumplir con distintas técnicas para una organización más inteligente del refrigerador. Para comenzar, les dieron una cinta rojiblanca brillante con la que debían marcar los alimentos con fecha de vencimiento más corta para darse cuenta con mayor facilidad (y cada vez que abrían la nevera) sobre cuáles productos priorizar para su consumo.
En segundo lugar, le entregaron bandejas de plástico transparente y sin tapa para que la comida que estuviese a punto de deteriorarse fuera más visible, y así, reforzar la conciencia sobre qué tan importante es conocer la durabilidad de un alimento. En la misma línea, los residentes también recibieron varios stickers con la imagen de dos personas dándose la mano con el mensaje “lo siento mucho, ya no puedo consumirte”, consiguiendo que la reflexión fuera aún mayor.
Con dos sencillos tips consiguieron grandes resultados. Y es que, después de un par de meses, el proyecto ayudó a que los vecinos de Sky Heights redujeran su desperdicio de alimentos en un 20% y que varios reconocieran que la campaña los había hecho más conscientes de “cosas en las que uno no piensa con normalidad”.
La Universidad Teikyo planea nuevas intervenciones en otros 520 hogares japoneses y proyectos educativos para niños y adolescentes con información útil sobre el desperdicio de comida en el mundo y así, que las próximas generaciones puedan relacionar mejor este fenómeno a los problemas más complejos del mundo, como el cambio climático y la escasez de recursos.
“Cualquiera puede usar bandejas plásticas, cinta y rótulos, no importa dónde vivan en el mundo”, concluyeron.