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El rubro del modelaje ha sufrido grandes cambios y variaciones a lo largo de los años. Hoy en día, en nuestro país, las plataformas de venta de contenido erótico se han transformado en una nueva vitrina para modelos que buscan mayores ganancias económicas y estabilidad. Y es que las diferencias entre el trabajo realizado en portales de contenido para adultos, como OnlyFans o Arsmate, y el que se realiza dentro del modelaje tradicional (de pasarela, desfiles y fotografía), es abismal, desde la inversión, remuneraciones, horas de trabajo invertidas y método de trabajo. En la siguiente nota, dos exponentes de cada área entregan sus testimonios que evidencian las grandes diferencias entre ambos rubros.
A comienzos de este mes, el Servicio de Impuestos Internos (SII) dio a conocer las cifras de la Operación Renta 2024, destacando por primera vez la inclusión de los creadores de contenido, un sector en rápido crecimiento.
Inicialmente, se monitorearía a 15 mil influencers, pero la cifra aumentó significativamente al incorporar a los “modelos de internet” de la plataforma nacional “Arsmate”, elevando el total a 17 mil.
De ellos, 4.679 realizaron la declaración de impuestos correspondiente. Según datos obtenidos por BioBioChile, 395 influencers declararon un pago total de $913.977.884, aproximadamente $965 mil dólares.
Con estos reveladores números nace la encrucijada de qué tan rentable es el negocio, pues se presenta como una oportunidad de triunfo seguro. En buen chileno: “Grito y plata”.
La “Lemuriana”, modelo de Arsmate por las noches y estudiante de día
Hace dos años, Cristal Rojas y Richard Araya comenzaron su carrera en redes sociales. Con sketchs de humor lograron conquistar a una pequeña audiencia, pero los estudiantes de Contaduría y Medicina, respectivamente, querían un poco más.
Fue así que los oriundos de la región Metropolitana decidieron crear el personaje “Lemuriana”, personificado por la joven de 26 años. Tras un breve paso por OnlyFans, la pareja con cinco años de relación decidió trasladarse a Arsmate, donde conjugaron el humor con el erotismo.
“(El material) se basa en el contenido que usualmente se usa en Arsmate, cosas más eróticas que estas conllevan (…) empezamos a hacer videos tipo sketch y resultó en hacer esta comedia sexy”, explicó Araya en conversación con BioBioChile, cuyo rol es producir y editar los videos que suben a la plataforma.
Actualmente, la “Lemuriana” tiene 1.100 suscriptores en la plataforma, donde pagan mensualmente por ver su contenido. La razón por la que logró conquistar a éste, de acuerdo a Richard, yace en que “la gente se ve atraída por el morbo de este contraste que generamos de la ‘Lemuriana’ de lo que usualmente esperamos ver”.
Recientemente, los modelos de contenido erótico, como son conocidos en redes sociales, han estado en la palestra, esto debido a las grandes sumas que pueden ganar generando material para estas plataformas.
Por esta razón, en febrero, el SII anunció que pondría ojo en al menos 15 mil creadores de contenido (influencers), cifra que aumentó a 17 mil cuando se incorporó Arsmate al conteo.
Fue así que algunos de ellos registraron pagos de hasta 52 millones de pesos anuales. Pero esta cifra no es de extrañar en el mundo de la Internet.
“Lo menos que hemos recibido después de un año es 2 millones. Eso es lo mínimo, fue al principio. (Ahora) son 5 a 6 millones (mensuales)”, reveló la estudiante detrás de Lemuriana en conversación con BioBioChile.
Para llegar a este número, Cristal y Richard hicieron una inversión inicial de 3 millones de pesos, la que consistió en la compra de equipos audiovisuales, trajes para los sketch y lencería.
Respecto a las horas de trabajo, la pareja detrás de “Lemuriana” detalla que suelen ser tres horas diarias, sin embargo, los fines de semana suelen usarse para grabar y crear el contenido que se edita en días hábiles, por lo que en esos días pueden aumentar. Aun así, uno de sus videos más virales tomó nada menos que un mes de trabajo al alero de este ritmo, el mismo que les permite cargar dos videos semanales a la plataforma.
“No (tenemos otro trabajo), somos estudiantes. Gracias a esto nos pudimos independizar y pudimos retribuir también a nuestros papás, trabajamos solo en esto. Nos permite también llevar una vida muy cómoda siendo estudiantes”, declaró Richard Araya.
Nicolás Bravo y la poco usual “macrofilia”
Otro ejemplo exitoso de este tipo de modelaje es Nicolás Bravo (31), quien hace contenido relacionado con la macrofilia, una inclinación sexual que produce exitación por las personas altas, también llamadas coloquialmente como “gigantes”.
El futuro entrenador personal comenzó hace un año a generar contenido para la mencionada plataforma, esto tras incursionar en varios emprendimientos como la venta de agua purificada y frutos secos.
“A los 6 meses en la plataforma los dejé (otros trabajos) porque no estaba dando todo lo que podía dar en Arsmate así que me quedé solo con esto porque mis ingresos subieron mucho más también”, relató a BioBioChile.
De acuerdo a Bravo, mensualmente invierte un mínimo de 500 mil pesos, dinero que utiliza para promocionar y crear su contenido. Esto último mayormente a través de estudios de fotografía. Sin embargo, sus ganancias valen la pena: “El promedio de ingresos también varía, pero puedo ganar en un mes desde 2 millones hasta 5 millones”, reveló.
Con un promedio de 5 horas de trabajo diarias, las que consisten en mantenerse activo en sus redes sociales, y cuatro publicaciones semanales, Nicolás Bravo aseguró: “Estoy viviendo un sueño”.
Pero la internet también es un mundo de contrastes y este es un claro ejemplo. Antes de que existieran plataformas como Arsmate, OnlyFans y tantos otros, no era tan popular el modelaje erótico en redes sociales. De hecho, era más común el concepto de modelos tradicionales (de pasarela).
Modelaje erótico v/s modelaje tradicional
El modelaje tradicional apunta a aquellas personas que desfilan ropa de diseñador en pasarelas; en modelar atuendos y/o accesorios para piezas publicitarias y fotografías. Sin embargo, este rubro específico parece, cada vez, quedar más relegado y peor pagado.
María Ignacia Salazar se dedica al modelaje de pasarela desde hace 11 años. La química analista trabaja como modelo independiente de manera part-time, pues compatibiliza aquello con sus estudios de Ingeniería Ambiental.
“Tengo clases de lunes a miércoles, por eso es part-time (el modelaje). Cuando me llaman en Santiago, siempre los eventos tienen que ser de jueves a domingo. Así, equilibrándome en ambas responsabilidades”, cuenta la joven oriunda de Tomé a BioBioChile.
María Ignacia relata que se adentró en el mundo de las pasarelas cuando estaba aún en el liceo, pues fue víctima de bullying debido a su delgadez y altura; condiciones que le terminaron favoreciendo en su trabajo como modelo.
“Tenía una autoestima muy baja, no me quería ni siquiera mirar al espejo y un tío me postuló a una academia y quedé, y ahí empezó todo“, dice.
La joven ha podido modelar para grandes diseñadores nacionales e internacionales, tales como Rubén Campos, Nicoletta Valentina y la marca Custo Barcelona, del destacado diseñador español Custo Dalmau. Actualmente, además, forma parte del staff de modelos del canal La Red.
Sin embargo, según cuenta Salazar a nuestro medio, ser modelo de pasarela y fotografías es bastante sacrificado, y las ganancias no son tantas en comparación con los de plataformas pagadas: “De forma independiente no es tan rentable, pero sí es gratificador”, expresa.
“Hay instancias que te da el modelaje y que no te lo va a dar ninguna otra plataforma, por así decirlo, u otro trabajo. Pero sí, de forma independiente, no es tan rentable… A no ser que te empieces a manejar bien con el tema de la publicidad y todo eso”, manifiesta.
A nivel nacional, el sueldo mensual de una modelo tradicional oscila entre los 600 y 700 mil pesos, aproximadamente. Sin embargo, se trata de un monto bastante relativo, pues influyen variables tales como si el trabajo es part-time, estable, con contrato, y un largo etcétera.
En la misma línea, sobre los ingresos por su trabajo como modelo, María Ignacia encuentra difícil estimar una cifra. “Hay veces que es 0”, confiesa, refiriéndose a la “temporada baja”.
Sin embargo, otras veces el panorama es un poco mejor. En tal escenario, revela, “puede ir variando como desde los 250 a 500 mil pesos (mensuales). Ese es como un rango, pero es muy relativo en realidad. A veces puedo ganar tanto 100 mil pesos, como menos“.
La joven, que hoy se encuentra formando una escuela de pasarela donde ella misma da clases, detalla que el pago por trabajo puntual (por desfiles, por ejemplo) depende de la empresa que la contrate. “(El pago) puede oscilar entre… Bueno, acá en la región (del Bío Bío) entre unos 60 a 80 mil pesos“.
“Allá en Santiago oscila entre 80, 100 mil pesos”, compara. Revela que Santiago es una “mejor vitrina” para el modelaje. En Concepción, en cambio, el rubro “recién está como pegando”. “La mayoría de los trabajos acá en Concepción, al menos, son por canje“, agrega.
Sin embargo, Salazar expresa que “a pesar de que en temas de remuneración no es tanto, he podido cumplir sueños“. La joven ve el modelaje como una forma, también, de hacer labor social, lo que va de la mano con la creación de su escuela y su rol como voluntaria en la Fundación Ñacurutú, que rehabilita fauna silvestre.
En el modelaje de pasarela y fotografía, tal como reveló María Ignacia, se trabaja mucho con el sistema de canje, situación que también afirma María Paz Arias, otra joven modelo penquista que, en su caso, lleva 4 años en el rubro.
María Paz también es modelo de forma independiente y part-time. Nunca asistió a una academia o fue parte de una agencia, pues no lo consideró necesario debido a la confianza que tiene en sí misma. Además, “en Concepción es muy complicado estar con agencia, porque no hay”, explica.
Arias cuenta que en el modelaje se trabaja mayoritariamente por evento, pero también existen trabajos específicos que sí exigen dedicar más días semanales. “Que haya trabajo 100%… no es así. Aquí (en Concepción) es muy distinto que en Santiago. En Santiago el modelaje es una cosa en que hay mucho trabajo. Aquí, lamentablemente, no, y es poco valorado“, manifiesta.
En la región del Bío Bío, dice María Paz, la remuneración funciona tanto con canje como por pago. “Lamentablemente el pago no siempre es… el trabajo de modelo aquí lo desvalorizan mucho“, opina.
La joven estudiante de estética profesional revela que “lo más elevado que me han pagado son $70.000 (por evento), así que si fuera un mes en el que hubiera dos desfiles; en esos desfiles profesionales te pagan aproximadamente $50.000 a $70.000. Serían como $140.000 en total (al mes)“.
Algo en que coinciden ambas modelos de pasarela es que el modelaje, en sí, es una completa inversión. “Muchas veces te piden llevar tu propio maquillaje, que llegues peinada (…) a veces te pueden pedir que vayas peinada y maquillada, tus propios tacones… Es una inversión, prácticamente”, expresa Arias.
María Ignacia Salazar, por su lado, detalla que se gasta mucho en movilización. Por viaje, como cuando viaja a Santiago, gasta un aproximado de $40.000 en pasajes, “pero si uno se va en avión es mucho más caro. Contando eso, contando la comida… Bueno, en general, un viaje a Santiago sale arriba de $100.000”.
Ambas modelos tienen intenciones de encontrar más oportunidades en la capital. Salazar pretende terminar sus estudios y radicarse en Santiago, mientras que Arias dice que uno de sus proyectos es “poder viajar y seguir postulando (a castings), porque hay postulaciones en Santiago para agencias o castings todo el año“.
“En Santiago es otro mundo (…) si eres una modelo de Concepción y decides trabajar en Santiago, es complicado estar viajando de Conce a Santiago sólo los días que te toque trabajar. Te recomiendan irte a vivir allá (…) aquí te pueden salir en el mes unos dos eventitos a lo más (sic)”, agrega María Paz.
La misma joven entregó a nuestro medio una reflexión respecto a las plataformas de contenido erótico, declarando no sentir atracción por dicha área: “Ambas son inversiones de distintas maneras (…) la inversión en Arsmate, OnlyFans, contenido para adultos, es una inversión prácticamente de tu intimidad”.
“Si bien cada quien es libre y en su momento puede encontrarlo una buena idea, porque claramente ganan dinero, mucho, puede llevar a un arrepentimiento más adelante, y eso me hace ruido. Pero sí, ganan harto, y es mucha la diferencia con el modelaje“, manifestó María Paz.
Tanto Salazar como Arias se proyectan en el modelaje tradicional, por lo que, a pesar de lo difícil y sacrificado que puede resultar el rubro y lo bajo que puede ser el pago a veces, seguirán buscando la forma de abrirse caminos en las pasarelas y desfiles, pues es lo que les apasiona realmente.