El estado de Texas ejecutó este miércoles a Ramiro Gonzales, condenado a muerte por secuestrar, violar y asesinar a tiros a Bridget Townsend, una joven de 18 años, en 2001.
Gonzales, de 41 años, fue declarado muerto a las 18:50 hora local tras recibir una inyección letal en la penitenciaría estatal de Huntsville.
Antes de la ejecución, Gonzales pidió disculpas a los familiares de la víctima. En sus últimas palabras, expresó: “No puedo expresar con palabras el dolor que les he causado, el daño, lo que les quité y que no puedo devolver. Espero que esta disculpa sea suficiente”.
Añadió: “Nunca dejé de rezar para que me perdonaran y que algún día tuviera esta oportunidad de disculparme. Les debo mi vida y espero que algún día me perdonen”, concluyendo que “estaba listo” para la inyección.
El crimen ocurrió cuando Gonzales secuestró a Townsend de una casa rural en el condado de Bandera, al noroeste de San Antonio. Luego la llevó al rancho de su familia en el condado vecino de Medina, donde la agredió sexualmente antes de matarla.
Los restos de Townsend no fueron encontrados hasta más de un año después de su desaparición en enero de 2001.
En 2002, mientras cumplía condena por una agresión no relacionada, Gonzales confesó el crimen y guió a la policía hasta los restos de Townsend.
El caso de Ramiro Gonzales
Antes de su ejecución, Gonzales solicitó clemencia, alegando que desde su llegada al corredor de la muerte en 2006, había dedicado su vida al cristianismo y servido como líder espiritual para otros condenados. Sin embargo, su petición fue denegada.
A principios de este mes, 11 líderes evangélicos de todo el país pidieron al gobernador de Texas, Greg Abbott, que detuviera la ejecución y concediera un indulto a Gonzales.
En un comunicado, los abogados de Gonzales, Thea Posel y Raoul Schonemann, describieron a su cliente como “un hombre que hoy es, en casi todos los sentidos, una persona diferente de la que era cuando mató a Bridget Townsend en 2001”, señalando que ambos tenían 18 años en el momento del crimen.
La ejecución de Gonzales fue la segunda en Texas este año y la octava en Estados Unidos. Además, Oklahoma tiene previsto ejecutar el jueves a Richard Rojem por el secuestro, violación y asesinato de una niña de 7 años en 1984.
Desde que el Tribunal Supremo reintrodujo la pena de muerte en 1976, han sido ejecutadas en Estados Unidos 1.589 personas, de las cuales 587 fueron en Texas.