“El amor todo lo puede, todo lo soporta…” Es un conocido versículo, a veces mal interpretado en lo concerniente a parejas. No obstante, en la historia del ‘homeless’ (persona en situación de calle) y una viuda rica, octogenaria, hay cuestionamientos válidos, más allá de una frase bíblica.
El relato llega directamente de una zona costera estadounidense; un lugar donde el ocaso del sol, convergía con el de una mujer que se aferró a un enamoramiento idílico, como el océano de su ciudad y pese a su edad.
Su media naranja, un hombre sin hogar, la conquistó sin mayor problema. La soledad y la necesidad se juntaron como consejeras y, aunque él dijo amarla, la familia de la viuda quedó atónita por lo que la anciana estaba haciendo.
La cadena británica BBC recogió la historia, además de las versiones, tanto de la pareja, como de las hijas de una madre enamorada, dispuesta a perderlas, por no aceptar su decisión.
Para ellas, todo era una trampa. Un abuso financiero que se gestaba, como un delito oculto que es más frecuente de lo que se piensa, algo comprobado por la psiquiatría.
La playa del romance: el homeless y la viuda rica enamorada
Carolyn Holland, de 80 años, vivía en el balneario californiano, Cayuco, donde su difunto esposo, Joe, procuró dejarle un pasar más que bueno: una millonaria cuenta bancaria que incluía propiedades en el denominado “Estado Dorado”.
La octogenaria y un abultado patrimonio en la playa, se encontraron con un homeless, David Foute, 23 años menor que ella, pero con un pasado rico en problemas.
El ‘homeless’ y la viuda rica se conocieron por medio de los miembros de una congregación religiosa, quienes recomendaron al indigente que, sin embargo, sabía hacer trabajos en el hogar y se había ganado la simpatía de una parte de la comunidad. No sólo eso.
Pasaron los días y éste estableció un lazo emocional con Carolyn, al punto de ambos decir que estaban en una relación. Él, no obstante, no se fue a vivir con su nueva novia. Regresaba abajo del puente, tras haber llegado a Cayuco, a vender artesanías de metal a los turistas y lugareños.
Cuando las hijas de la mujer, Susan y Sally, se dieron cuenta del amorío de su madre, quedaron impactadas.
“Es como un mundo de fantasía, es muy extraño”, aseguró Sally. “Ella era como una adolescente cuando él llegó. Ella estaba haciendo todas estas risas y risas raras”, agregó su hermana.
Atrás quedó para su madre, la muerte de su esposo Joe Holland.
El ‘homeless’ y un historial delictivo de miedo
A Carolyn Holland, no le hizo gracia que sus hijas y hasta su sobrina juzgaran su relación con David Foute, a quien acusaron de querer estafarla. Un delito financiero estaba a la vista para ellas.
“La diferencia de edad realmente me molestó, era una luz roja. ¿Por qué alguien que actúa como si estuviera enamorado de ella, excepto para tener un lugar donde quedarse?”, se preguntó Kim, prima de las hermanas Holland.
La viuda de ochenta años fue tomada como una persona que estaba perdiendo sus facultades mentales, debido a su idilio con David, asegurando que lo juzgaban injustamente.
“Creen que tengo Alzheimer. Sí, me olvido de muchas cosas, pero tengo demasiado estrés. Puedo tomar mis propias decisiones”, justificó Carolyn.
Sin embargo, el ‘homeless’ y la viuda millonaria tienen historias de vida diferente. David, por ejemplo, es un hombre que duerme debajo del muelle en Cayuco, donde llegó sin nada que ofrecer, pero con un pasado delictivo.
Estuvo casado dos veces. A la primera esposa le dio una paliza por creer que la engañaba. Durante su segundo matrimonio vendió a su pequeña hija, quien terminó siendo adoptada por la pareja que la compró.
Su prontuario es largo. Era adicto a las metanfetaminas y fue a dar a la cárcel por traficarlas. Su consumo lo llevó a la paranoia, siendo arrestado por fabricar bombas caseras, asegurando que las usaría en un supermercado Wallmart. Acusaba -sin pruebas- a la cadena de tratar de implantar un chip en sus clientes.
“Eso quedó en el pasado”, aseguró a la BBC, agregando que amaba a Carolyn y que iba a “cuidar de ella lo mejor que pueda a menos que no pueda”. Todos los chicos saben que Carolyn es mi chica y no me meto en problemas”.
“Jamás tendré que volver a trabajar”
No sólo el hecho de que su madre pudiera ser estafada, sino el prontuario de David, escandalizó a las hermanas Holland.
El reportero de la BBC, que vivía cerca de los protagonistas de la historia del ‘homeless’ y la viuda rica, comprobó que al irse de la casa de la mujer, su novio alardeaba con sus amistades en el muelle. “Jamás tendré que volver a trabajar”.
Sin embargo, también vio que éste ayudaba a Carolyn a tomar sus medicamentos y le preparaba la cena. Eso, no fue suficiente para que sus hijas no quitaran el dedo del renglón.
“Es el dinero de nuestra familia, mis padres trabajaron duro por ese dinero. ¿Deberíamos estar bien, dárselo a un perdedor?”, dijo Sally.
Su madre, en tanto, las acusó de no aparecer en muchos años que las necesitó: “Nunca vinieron a verme antes que Dave, sinceramente, no lo hicieron”.
Ellas se defendieron, asegurando que viven a cinco horas y que la relación se puso tensa, ya que su madre se portaba distante y en ocasiones no quería verlas.
De dormir en un puente a una camioneta y la mira en un par de bienes raíces
Carolyn y David afianzaban su relación, pero éste último también sacaba réditos de la misma.
Uno de sus movimientos, incluyó el regalo que le hizo la octogenaria, de una camioneta de lujo, avaluada en 40 mil dólares (casi 35 millones de pesos chilenos).
Las hermanas Holland le preguntaron a su madre qué pasaría si su supuesto novio desapareciera.
“Sí, creen que me están protegiendo de David, pero David es lo mejor que me ha pasado”, les respondió.
Si las luces rojas ya estaban encendidas para las hijas de la mujer, la siguiente jugada de David, las dejó atónitas.
El sujeto convenció a Carolyn de vender una parcela con dos casas, en un pueblo cercano. Era el patrimonio dejado por el esposo de Carolyn. Incluso, en uno de los inmuebles arrendaba un nieto de la octogenaria. Aún así, David la convenció de vender.
En un video obtenido por la familia de Carolyn Holland, sus hijas aseguran que a ésta se le ve errática y a David negociando con los agentes inmobiliarios.
Presuntamente, Carolyn le prometió darle una parte de los 600 mil dólares de la transacción. Sin embargo, el destino tenía otros planes.
El homeless y la viuda rica: “la mala jugada” del destino
Es más que seguro que, dentro de esta trama, recuerdan la paranoia de David Foute, producto del prolongado consumo de drogas. Aún así, aunque se declaraba libre de drogas, se le veía fumando y bebiendo alcohol de forma permanente.
Debido a que no creía en la vacunación contra el Covid-19, le hizo creer a Carolyn que todo era parte de la famosa “Plandemia”, para controlar a los humanos. Debido a eso, la anciana decidió no vacunarse.
Lo que sucedería era evidente: contrajo el coronavirus y, debido a su avanzada edad, fue hospitalizada. Había recibido el cheque por la venta de la parcela, por la que David recibiría una jugosa suma.
Sin embargo, sus hijas consiguieron un poder notarial, debido a que la enfermedad alteró su movilidad y sus facultades mentales para manejar las finanzas. David no recibió el dinero que Carolyn le prometió.
La octogenaria no soportó los embates del virus y murió a pocas semanas de contraerlo. Sus hijas no le avisaron a David del deceso, tampoco de sus funerales.
“El Covid no fue lo que la mató, pero definitivamente ayudó porque ya estaba decayendo”, aseguró Susan.
Un giro de 360 grados
Los expertos en psiquiatría, aseguran que “la toma de decisiones financieras es un gran desafío cognitivo. Incluso, con un deterioro cognitivo leve, puedes cometer errores con las finanzas, aunque en general te vaya bien en tu vida diaria”.
Son las palabras del Dr. Jason Karlawish, del Penn Memory Center en suelo británico. Las hijas de la octogenaria creen que David se aprovechaba de eso para robar el patrimonio de su madre y familia Holland. Le reprochan a la comunidad, no haber hecho nada por evitarlo.
“Todo el mundo tenía las manos atadas. Ellos no estaban viendo lo que estábamos viendo.”
La historia del ‘homeless’ y la viuda rica quedó en nada, o casi nada para éste, a no ser porque se quedó con la lujosa camioneta que le compró Carolyn.
En el muelle, donde durmió aún estando en un relación con la anciana, habló del desenlace de todo.
“Cuando ella llamó, acudí. Extraño a Carolyn, amaba a Carolyn. Estaba en mi pequeña misión tratando de hacerla sentir orgullosa”, aseguró.
No obstante, en trance, apagando y encendiendo su encendedor, como lo describe la gente, nunca imaginó que el pasado, que le heredó su paranoia, lo llevaría a perder todo: el amor o sus planes realmente oscuros.