Los fantasmas son fuente de inspiración para la cultura popular y el folclore, pese a que muchas veces no hay explicación, la gente cree en ellos.
Los fantasmas son un tema que se repite en todas las culturas. Espectros, presencias, espíritus del más allá o como quieran llamarles, envuelven el imaginario social para causar temor, incertidumbre o para explicar situaciones donde la ciencia no tiene mayor respuesta.
La tendencia “fantasmagórica” se potencia con el cine y la cultura POP. Películas, series, comics y más tratan estos temas con fines comerciales, al saber que hay todo un culto al terror que atrae a miles de personas. Por algo películas como “El Exorcista”, la saga de “El Conjuro” o “Pesadilla en Elm Street”, siguen siendo un éxito, sobre todo en días de Halloween.
El diccionario de la Real Academia Española, tiene entre sus definiciones de “fantasmas” la concepción de “Imagen de una persona muerta que, según algunos, se aparece a los vivos”.
Tal como señala Meteored en el informe Ipsos de mayo, según una encuesta que se realizó en 26 países sobre creencias religiosas, el 49% de los encuestados dijo creer en “espíritus sobrenaturales”.
El medio agrega que otras encuestas consignan que en Estados Unidos cerca del 40% cree en fantasmas y en España el 20%.
Y es que la creencia de fantasma se ve potenciada cuando personas consideradas “inteligentes”, o que tienen cargos donde debe primar la razón, manifiestan haber tenido algún encuentro paranormal.
Por ejemplo, Winston Churchill dijo que vio y le habló al fantasma de Abraham Lincoln en la Casa Blanca; Arthur Conan Doyle hablaba con fantasmas mediante médiums y Salma Hayek contrató a una médium para expulsar fantasmas de su casa.
Pero ¿por qué creemos en fantasmas?
Una de las preguntas que más carcome a los escépticos, es por qué algunos creen en los fantasmas.
Jennifer Whitson, psicóloga de la Universidad de Texas, señala que esto puede ser por una especie de “protección frente a las difíciles verdades del duro mundo real”.
“Se trata de situaciones tan complicadas que aunque no podamos tenerlas bajo control de forma objetiva, intentamos estructurar la realidad a nuestro alrededor, aunque esta estructura sea tan solo una ilusión”, dijo Whitson a BBC News.
Los expertos llaman a los escépticos a no ser críticos con aquellos que sí creen en fantasmas o situaciones paranormales, o que son supersticiosos, ya que incluso esto puede llevar a mejorar ciertas actividades.
Estos casos, por ejemplo, se repiten en aquellos que utilizan objetos de la suerte, como un “palo de Golf” específico, raqueta de tenis o algún otro elemento en un deporte en específico. Para la persona propietaria de este objeto de la suerte, el usarlo le da una confianza que puede jugar a su favor en el juego.
El poder de la sugestión
La sugestión también juega un papel importante. Según BBC, el profesor de la Universidad de Lafayette de Pensilvania, Michael Nees, descubrió que si les decía a un grupo de alumnos que eran parte de un experimento sobre lo paranormal, aumentaban la posibilidad de escuchar voces en grabaciones psicofónicas.
El mismo estudio de Ness agrega que es fácil imaginar situaciones más extrañas cuando las personas están inquietas.
La neurocientífica de la Universidad de Nueva York, Sandra Martínez-Conde, dijo al diario El País que “Nuestro cerebro está siempre intentando conectar causa y efecto o está intentando siempre buscar explicaciones y atribuir significado a cosas que no lo tienen”.
Entonces, ¿existen los fantasmas o es nuestro cerebro tratando de buscar una explicación? Respuesta clara a esto, no hay, ya que, por un lado, está lo que dicen los científicos para explicar este fenómeno, por otro los escépticos que deslegitiman cualquier explicación que no sea racional, y por último, aquellos que sí creen que hay algo más allá que la ciencia no puede explicar.
La Iglesia Católica acepta que un muerto puede aparecerse a los vivos, así está reflejado en diversos episodios de la Biblia, sin embargo, son casos que, podría decirse, son excepcionales.
¿Quién tiene la verdad? Eso no se puede saber a ciencia cierta, ya que todas las posiciones se deben respetar de la misma forma, pero de que hay situaciones que son difíciles de explicar, las hay.