El increíble éxito comercial del gigante del fast fashion, Shein, no va de la mano con su reputación. Por ello, para limpiar su imagen y acallar las acusaciones de malas condiciones laborales, invitó a varias influencers en un viaje todo pagado a sus fábricas en China, pero no salió como esperaban.
Recordemos que en un documental de la cadena británica Channel 4, una periodista logró infiltrarse en uno de los talleres subcontratados por Shein donde se confecciona la ropa que vende, constatando las precarias condiciones de los trabajadores con jornadas de hasta 18 horas, un solo día libre al mes y descuentos de dos tercios del sueldo en caso de errores en la fabricación, entre otros.
Ante el revuelo causado por el reportaje, la empresa de moda y belleza aseguró que desconocía la situación de las fábricas subcontratadas y que terminarían los contratos con aquellos proveedores que incumplieran los estándares.
“SHEIN trabaja continuamente con nuestros proveedores para garantizar que tengamos condiciones de trabajo seguras y reguladas”, aseguraron en ese momento.
En este contexto y en un intento de Shein por mejorar su imagen, planificó el viaje de influencers -principalmente estadounidenses- a sus fábricas en Guangzhou con el objetivo de mostrar las supuestas buenas condiciones de trabajo actuales, lo que fue visto con incredulidad por los usuarios en redes sociales.
Quienes participaron fueron Dani Carbonari, Marina Saavedra, Aujené, Fernanda Stephany Campuzano, Kenya Freeman y Destene Sudduth.
Influencers hablaron maravillas de Shein en redes sociales
La diseñadora y exProject Runway, Kenya Freeman, fue una de las creadoras de contenido de Instagram y TikTok que fueron al viaje de dos semanas pagado por Shein. Cabe destacar que la influencer ya había colaborado con la marca y tenían una línea de ropa.
La excursión contempló visitas a sus fábricas y centros de envío, además de reuniones con los trabajadores, esto con el objetivo de que los invitados compartieran contenido con una narrativa más positiva de la firma.
En el caso de Freeman, tal como recogió New York Times, hizo 11 publicaciones en Instagram, varias con video, donde hablaba de las buenas condiciones laborales de los trabajadores de Shein e incluso destacó que hubiesen robots que mueven las mercancías.
Otra creadora de contenido, Destene Sudduth, dijo que los empleados “ni siquiera estaban sudando”. Asimismo, Daniele Carbonari subió un video a TikTok -que después borró- donde decía que había “desinformación” en torno a Shein.
Funas a influencers que participaron en viaje de Shein
No obstante, esos comentarios no fueron del agrado de los usuarios de redes sociales, quienes criticaron duramente a los influencers. Los acusaron de estar pauteados y promover un negocio con malas prácticas tanto laborales como ambientales (al producir ropa barata y desechable por toneladas).
“¿Dónde está la disculpa por promocionar una marca que hace tanto daño social, ambiental y ético?”, comentaron algunos usuarios según El País.
En tanto, la usuaria Susan Bailey, quien dijo que trabajó en el sector textil con proveedores chinos, indicó que el material mostrado por los creadores de contenido era un montaje para las redes sociales. “¿Dónde están los extintores? ¿Las señales de salida de emergencia? Y varias máquinas están paradas. En una empresa que fabrica decenas de miles de prendas al día”, manifestó.
Tras ello, Shein emitió un comunicado en el que señaló que estaba “triste” de ver la violenta reacciones hacia los creadores de contenidos.
Al ser consultados por el diario El País, indicaron que “Shein está comprometida con la transparencia y este viaje refleja una forma en la que escuchamos los comentarios, ofreciendo la oportunidad de mostrarle a un grupo de personas influyentes cómo funciona Shein a través de una visita a nuestro centro de innovación y permitiéndoles compartir sus propias ideas con sus seguidores”
“Sus videos y comentarios en las redes sociales son auténticos, y respetamos y respaldamos la perspectiva y la voz de cada influencer sobre su experiencia. Esperamos continuar brindando más transparencia en torno a nuestro modelo de negocios y operaciones bajo demanda”, añadieron.
Ante las críticas, Freeman aseguró que ella habló desde lo que vio y su verdad al trabajar con la empresa, mientras Carbonari publicó un video excusándose con que “debería haber investigado más” y que agradecía la información que los usuarios le enviaron sobre Shein.
“Espero que Shein pueda ser más transparente y responder a todas sus preguntas, porque puedo asumir la responsabilidad por mí misma y mis acciones, pero no puedo asumir la culpa por Shein”, afirmó.
Una advertencia para el marketing de contenidos
Desde New York Times analizaron lo ocurrido e indicaron que “el viaje se ha convertido en una advertencia para los especialistas en marketing, ya que los esfuerzos de Shein para mejorar su reputación mediante el uso de personas influyentes lograron alienar a los consumidores y llamar aún más la atención sobre las denuncias de prácticas comerciales desagradables”.
Mae Karwowski, fundadora de la agencia de marketing Obviusly dijo que lo de Shein derivó en la incredulidad de los usuarios porque “claramente se presentó como una especie de propaganda”.
Por otro lado, Krishna Subramanian, de la firma de marketing de influencers Captiv8, señaló que “Shein esencialmente lanzó esta campaña donde está bastante claro que hay un deseo de cambiar la narrativa sobre las condiciones de trabajo en estas fábricas”, porque “es más efectivo y creíble cuando se hace desde el punto de vista de un influencer que por la propia marca”.
“Es un ejemplo muy claro de no usar creadores que hablen sobre cosas específicas como el estilo de vida, la moda, la positividad corporal y luego intentar que impulsen una agenda completamente diferente. Eso no va a funcionar”, opinó Karwowski.