La justicia tarda pero no olvida. 45 años después, esa máxima se cumplió en favor de una mujer que fue violada. Su hija, producto de la vejación, fue quien promovió la causa, sin importar que el agresor sexual era su padre biológico.
Corría la década de los 70 cuando una adolescente, de tan solo 13 años, era violada por un sujeto de 28 años. Carvel Bennett, embarazó a su víctima tras el ataque, producto del cual nació una niña quien fue dada en adopción 7 meses después de llegar al mundo. A más de 4 décadas del crimen, ella logró una condena para su agresor padre.
La víctima estaba en la casa del victimario el día del ataque. Le pidió que le ayudara a cuidar a sus hijos para después irrumpir en una de las habitaciones donde la joven se encontraba y llevar a cabo el acto.
El caso reúne varios componentes, desde el ataque sexual contra una infante, hasta la perseverante búsqueda de justicia, a pesar del tiempo transcurrido.
Daisy, hija biológica de Bennett, quien en la actualidad tiene 45 años, se dio a la tarea de investigar sus orígenes, descubriendo situaciones dolorosas: la forma en la que vino al mundo y cómo su madre sufrió por partida doble, al ser violada y luego debió dar en adopción al fruto de su vientre. Lo hizo dos días antes de cumplir 14 años.
Se trata de una historia que conjuga paciencia, resiliencia, sed de justicia y el avance de la ciencia, considerando la prueba que fue determinante a la hora de condenar a un violador.
Transcurrió ya un año desde la condena contra el agresor sexual, quien ahora tiene 75 años, pero debió saldar cuentas con la justicia por un crimen que creyó olvidado. Tampoco imaginó que, quien impulsaría la iniciativa, sería el ser que un día engendró tras su vejamen.
La prueba con la que logro una condena para su agresor padre
Medios británicos como The Guardian sacaron la historia a la luz.
En busca de sus padres, Daisy descubrió quien era su madre y los motivos por los que fue dada en adopción. Con una prueba de ADN, confirmó además el nombre de su padre: Carvel Bennett. Sin embargo, la situación se volvió lógica y trágica, al descubrir que su madre había sido violada por el sujeto.
Eso motivó a la mujer que descubrió ser producto de una violación a llevar el caso ante la justicia. Su madre, según reportes de prensa, prefirió no denunciar al agresor. En 2014, hubo un intento al respecto, pero tampoco se decidió a hacerlo.
Cuando, con las pruebas genéticas, Daisy buscó la justicia, se llevaron a cabo las investigaciones. Fue que la mujer violada por Bennett, habló de su situación, a través de un abogado.
“A lo largo de los años me he dado cuenta de que cuando eres un niño no tienes voz ni control sobre tu vida. Me dijeron que no dijera nada, sabía que a nadie le importaría ni me creería. Me sentí disgustada conmigo mismo y así fue durante muchos años. Creí que era mi culpa. Cargaba con su vergüenza, aunque sentía que la vergüenza era mía”, decía la carta que leyó el representante de las víctimas, Peter Glenser.
En efecto, el juez de la causa consideró que tanto la madre de Daisy, como esta, fueron blanco de un sujeto que pensó en evadir a la justicia por siempre.
“Sin duda, ella es tan víctima en esto como su madre. (Es) una historia trágica”, aseguró el magistrado Martin Hurst, quien calificó a Daisy como una mujer “tenaz”, ante su disposición de buscar la verdad y justicia para su madre. Su objetivo era lograr una condena para su agresor padre.
El juez de la causa agregó que el jurado no se dejó engañar por Bennett, quien trató de culpar a su víctima, acusándola de “un comportamiento provocativo”. La evidencia fue “claramente inventada”, según Hurst.
Era “invisible por ser negra, adoptada y no saber nada de mi pasado”
La historia de vida de Daisy, quien se plantó en un tribunal en busca de justicia para su madre biológica, fue ampliamente difundida y aplaudida.
A su turno en el estrado, dio a conocer la vida que le tocó afrontar siendo una niña afrodescendiente y dada en adopción. Un binomio difícil de sobrellevar en territorio británico, a juzgar por sus palabras.
“Experimenté sentimientos de querer ser invisible por ser negra y adoptada, y no saber nada de mi pasado”, aseguró ante un jurado que escucho sus razones para buscar justicia 45 años después de la violación a su madre.
Madre e hija estaban en contacto al momento del juicio, no obstante, la víctima de la violación confirmó que la relación entre ambas no era fácil: “Conocí a mi hija, pero debido a las circunstancias ha sido difícil. Lo que diré sobre mi hija es que durante muchos años ha buscado la justicia sin descanso.
En un proceso que rindió sus frutos, pese al dolor causado en el intento de justicia. Carvel Bennett fue sentenciado a 11 años de prisión por la violación de una niña de tan solo 13 años, a quien pidió cuidar de sus hijos la jornada cuando la atacó sexualmente. De eso han pasado 46 años. Tanto la víctima directa, como la hija que nació después del ataque, se mostraron conformes con el veredicto. Sus vidas ahora, están en camino de entrelazarse, pese al pasado turbulento.
“Solo quiero que esto termine. Solo quiero vivir el resto de mi vida en paz”, aseguró la mamá de Daisy, luego conocer la sentencia contra su violador.