La castración química es un tratamiento médico temporal, que mediante la inyección de ciertos fármacos, reduce la líbido y el deseo sexual de un paciente. Este tipo de tratamientos se suele usar como castigo en contra de personas condenadas a delitos relacionados a la violación, con la finalidad de evitar la reincidencia de estos actos. En Chile, existe un proyecto de ley respecto a esta materia, que lleva casi 3 años en la Cámara de origen.

A raíz de un caso de secuestro y violación en contra de una niña de tres años en Perú, el gobierno de Pedro Castillo impulsará un proyecto de ley de castración química obligatoria para los violadores de menores de edad, adolescentes y mujeres.

Esta medida de esterilización ya se aplica en algunos países, a pesar de que su eficacia es discutida, tanto en el nivel médico, como ético. En Chile ya existe la idea legislativa como castigo penal.

¿Qué es la castración química?

La castración química es un proceso mediante el cual, con medicamentos inyectables periódicamente, se reduce la líbido y la actividad sexual de una persona. De acuerdo al medio BBC, los fármacos sofocan la conducta sexual en los hombres a través de la reducción radical de los niveles de testosterona.

Debido a que el constante uso de los medicamentos es lo que genera la falta de deseo sexual, se considera como un proceso reversible y el sujeto se recuperará una vez interrumpido el tratamiento.

Por lo general, la castración química se usa para impedir que los violadores, pederastas y otros delincuentes sexuales reincidan en este tipo de delitos.

¿En qué países se utiliza la castración química?

La castración química, como castigo contra los abusadores de menores, se utiliza en varios países, desde hace poco más de dos décadas. En algunos lugares de Estados Unidos, este tratamiento es una exigencia para que los condenados por pederastas puedan salir de la prisión después de cumplir condena.

Por otro lado, en Europa, Polonia fue el primer país en adoptar la castración química forzosa como un castigo penal para los pederastas, en 2009.

De igual modo, Moldavia, Estonia, Rusia, Corea del Sur e Indonesia son algunas de las naciones donde este procedimiento de esterilización química es legal, para evitar o castigar las agresiones sexuales y/o violaciones.

Castración química en Chile y Perú

En Perú, en 2018, el Poder Legislativo peruano aprobó por unanimidad una ley para aplicar la castración química en casos del delito de violación, sin embargo, la Junta de Portavoces y la Comisión Permanente del Congreso la retiraron, gracias a sus facultades. Ahora, el Mandatario peruano anunció que el este miércoles presentará el nuevo proyecto, que busca legislar la misma materia.

Por otro lado, en Chile, la esterilización química se discute en un proyecto de ley para incorporar al Código Penal la pena de castración química para los condenados por delitos sexuales. La moción parlamentaria fue ingresada en el 2019 y aún se encuentra en el primer trámite legislativo.

Anteriormente, en el 2014, la exdiputada, Karla Rubilar, presentó un proyecto respecto a la misma materia, pero que no logró la aprobación suficiente. Este establecía que el condenado podía acceder voluntariamente a un procedimiento médico farmacológico y un tratamiento sicológico, por el tiempo total restante de la condena impuesta.

Críticas y debate ético de la castración química

La castración química, a pesar de su uso y aceptación en algunas partes del mundo, genera dudas respecto a las implicancias éticas, morales y médicas.

Algunas organizaciones, como Amnistía Internacional, consideran esta práctica como un “incumplimiento de la prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”.

Por otro lado, el uso de fármacos por si solos no serían suficientes para tratar a una persona condenada por violación o agresión sexual. De acuerdo a algunos estudios científicos, la medicación para la castración química suele servir junto a un tratamiento psicológico.

Por último, algunas investigaciones médicas estiman que la castración química es ineficaz y que muchos continuaban con sus prácticas y deseos sexuales, e incluso algunos violadores eran más activos tras su castración.