Corría el 10 de febrero pasado cuando Christina Spicuzza transitaba por el condado de Allegheny, en Pennsylvania (EEUU). El llamado en la aplicación de Uber la llevó a tomar el viaje que, irónicamente, sería el último de su vida, en el que tuvo que pronunciar una amarga frase: “Te lo ruego. Tengo 4 hijos”.
Hasta esa zona del noreste estadounidense acudió la joven mujer, madre de 4 niños, para recoger a un cliente, como es habitual en este servicio de transporte.
Cuando la familia de Spicuzza no supo nada de ella, en el transcurso de ese día, intuyó que algo andaba mal. Sin obtener respuesta de los llamados a su celular, la reportaron a las autoridades como desaparecida, según informó la cadena KWTX.
Entre la esperanza y la angustia transcurrieron dos días, hasta que la peor noticia llegó para sus seres queridos. La joven mujer, que se ganaba la vida para ella y sus pequeños, tuvo los minutos más angustiantes, con una súplica que no surtió efecto.
Desde territorio estadounidense aún no están claras las cifras actuales de conductores de Uber que han sido víctimas de ataques, robos y otros delitos mayores como agresiones sexuales, aunque existen 5.981 denuncias.
En 2019, la cifra ofrecida en el informe de seguridad de UBER, del periodo 2017-2018, informaba de 19 asaltos con víctimas fatales, ocho a manos de conductores, siete por pasajeros y cuatro por terceros.
El de Christina Spicuzza forma parte de las estadísticas no oficializadas por la compañía, junto a otras similares, pero nuevamente en discusión una situación a la que están expuestos tanto pasajeros como conductores de esta plataforma.
“Te lo ruego. Tengo 4 hijos”: la súplica de Christina Spicuzza
Los momentos previos al fin de Christina Spicuzza transcurrieron de forma normal. No se sabe con certeza si era su primer viaje de Uber ese 10 de febrero, pero hay claridad de que fue el último. Cuando las autoridades recibieron el reporte de su desaparición, comenzó la búsqueda por una zona matizada entre el cemento y el bosque.
Un llamado telefónico puso fin al rastreo infructuoso. Se reportaba el hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer, en una zona boscosa y con un aparente disparo en su cabeza. Podría ser Spicuzza, quien ya llevaba 48 horas desaparecida.
Al llegar al lugar la persona estaba boca abajo, con la mascarilla aún puesta. La habían abandonado en el lugar. Se confirmaba el impacto de bala y que se trataba de la mujer que un par de días antes tomó el viaje de Uber en el condado de Allegheny.
Pero ¿quién y por qué motivo asesinaría a una mujer trabajadora?
Poco a poco, tras hallar a Spicuzza, la policía fue resolviendo lo que ya se denominaba como asesinato, dadas las características en la escena donde apareció la víctima.
Se sumó el hallazgo del vehículo de Christina. La prueba encontrada en la cámara instalada en el automotor fue fundamental para comenzar a esclarecer los hechos y, principalmente, quién era el asesino de la joven madre.
El último pedido de Uber lo hizo una mujer. Se trata de Tanaya Mullen, quien nunca abordó el auto. Ella hizo el pedido para su novio, identificado como Calvin Crew, con domicilio en Penn Hills. Tiene 22 años.
En efecto, la grabación recolectada como evidencia en el auto de Spicuzza revela que fue el último en tomar un viaje, antes de su fin y algo mucho peor. Los últimos momentos de vida quedaron grabados, incluida la súplica de una mujer, para no ser asesinada.
Crew saca un arma y le apunta en la sien.
“Tienes que estar bromeando” le dijo Christina. Su verdugo le confirmaba, que era un arma con la que le estaba apuntado.
“Vamos, tengo una familia”, le aseguró una descolocada mujer. No obstante, el sujeto le replicó, sin ninguna piedad: “Yo también tengo una familia, ahora maneja”.
En varias ocasiones el hombre le ordenó que completara el viaje y le tiraba del pelo, violentamente.
“Te lo ruego. Tengo cuatro hijos”, le suplicó. Fue en vano. El sujeto, según la acusación, terminó con su vida de un impacto de bala.
El móvil del crimen contra la conductora de Uber
Los medios estadounidenses continúan reportando los detalles de este crimen, que ha sido uno de los más comentados y lamentados en ese territorio.
Nada se sabía, hasta antes de ver y escuchar los últimos momentos de la grabación de Christina Spicuzza, sobre el móvil de su asesinato.
Cuando la policía comenzó a indagar sobre las causas del crimen, descubrió que el robo era una de las hipótesis más fuertes del caso. Esto quedó sustentado cuando accedieron a los registros bancarios de la mujer, a través de su teléfono móvil.
Además de aterrorizarla por un largo rato, arma en mano, Calvin Crew obtuvo transferencias de dinero desde las aplicaciones bancarias de la mujer. Se desconoce aún en qué momento y por quién de los dos fueron realizadas. “Haz lo que digo y todo estará bien”, se escucha decir al sujeto que nunca dejó de apuntarle a la cabeza. A ratos, halaba el cabello de la mujer para redondear la agresión. Lo hizo hasta concretar el robo, para después matarla.
Las autoridades interrogaron a la novia de Crew. Tanaya Mullen contó que llamó a la aplicación de Uber para que este se trasladara a su vivienda.
Según la mujer, Crew la pidió prestada una arma 9 milímetros. La policía registró la casa y, en efecto, el arma no estaba. Sería la misma con la que fue asesinada la conductora de Uber.
Calvin Crew se encuentra bajo arresto preventivo, acusado del asesinato Christina Spicuzza, la joven mujer que se ganaba la vida siendo conductora de Uber, pero cayó en manos de un pasajero que acabó con su vida, pese a sus súplicas como madre.