Medios en Estados Unidos dieron cuenta de la cruda historia de Michael Freedy, hombre de 39 años que la semana pasada murió por COVID-19 en Las Vegas. Previamente, él mismo grabó un video en el que reconoció que rechazó la vacuna.
Según detalló revista People, Michael había sido hospitalizado a comienzos de julio a causa de una neumonía causada por el virus, la cual se vio agravada, en gran parte, debido a su obesidad.
“Debí haberme puesto esa maldita vacuna”, fue el último mensaje que él escribió a su esposa antes de ser intubado. Lamentablemente no volvió a despertar y el deceso ocurrió el pasado jueves.
“Solo tiene 39 años. Nuestros bebés ahora no tienen padre. Esto me ha afectado demasiado, lo siento en el alma”, expresó su esposa Jessica DuPreez a la cadena FOX.
De acuerdo a lo que explicó la mujer, su esposo se habría contagiado durante las vacaciones que la familia tomó en la ciudad de San Diego, California.
Al volver, el hombre comenzó con síntomas como pérdida de olfato y escalofríos constantes. Con el paso de los días esto se transformó en dolor general y dificultades para respirar.
Una vez hospitalizado fue conectado a un equipo de oxígeno, pero su situación no mejoró. Ante esto, el personal decidió su intubación.
Previo a eso, él había grabado un video a su familia en el que dijo: “Oye cariño. Es importante. Lo intenté. Me van a llevar a la UCI. Te amo tanto con todo lo que soy”.
“Me dijo que me ama y yo le dije que lo amo mucho y que, por favor, pelee y venga a casa conmigo. Esa fue la última vez que pude escuchar su voz o comunicarme con él”, comentó DuPreez.
En la entrevista, la mujer sostuvo que ninguno de los dos se consideraba “antivacuna”, pero estaban reticentes a vacunarse por temor a los efectos secundarios de ésta, lo que fue considerado por ella como un “error grave”.