Conmoción ha generado en la ciudad de Miami Beach el colapso y derrumbe de una de las torres de 12 pisos del complejo de edificios Champlain Towers, frente a la popular playa de aquella urbe.
Hasta el momento se sabe que hay cuatro víctimas fatales confirmadas, a las que se suman otras 159 personas desaparecidas y decenas de heridos, entre residentes del lugar y quienes estaban en los alrededores a esa hora.
Junto con los trabajos de remoción de escombros las autoridades ya ordenaron que se ejecuten las primeras investigaciones para determinar causas del repentino desplome, que afectó a un total de 55 departamentos.
Uno de los principales antecedentes que se maneja del caso es un estudio que fue llevado a caso en 2020 por la Universidad Internacional de Florida, el cual dejaba en claro que desde 1990 la zona donde se encontraba Champlain Towers se estaba hundiendo a ritmo de 2 milímetros por año.
Aquel estudio tuvo como objetivo determinar qué partes del condado de Miami Dade tenían más riesgo ante el eventual aumento del nivel del mar.
“Fue un subproducto del análisis de los datos. Vimos que este edificio tenía algún tipo de movimiento inusual”, había señalado Himon Wdowinski, profesor del Departamento de Tierra y Medio Ambiente de la FIU.
Por otro lado, medios de Estados Unidos habían indicado que el complejo de departamentos estaba ad portas de entrar a un proceso de recertificación, el cual es obligatorio en EEUU para cualquier construcción de esas características al cumplir los 40 años.
Debido a esto, se estaban llevando a cabo trabajos de mantenimiento en la estructura, que había sido construida en 1980 y entregada un año más tarde.
“Lo que suele ocurrir en la mayoría de los casos, es que el edificio se prepara y hace una serie de arreglos antes de que la ciudad realice una inspección del mantenimiento”, indicaron Yanina Mauro y Walter Rua a la cadena ABC. Ellos son dueños de la compañía Red Octopus, que provee servicios integrales de arquitectura en Miami.
Debido a eso, para ambos no es descabellado pensar que el colapso pudiera haberse debido a la sobrecarga que existía en el techo de aquella torre.
“Actualmente, se estaba trabajando en techos y terrazas. Los testigos dicen que había maquinaria pesada y, además, filtraciones en los techos”, detalló Rua.
“Analizando el derrumbe, claramente viene de arriba hacia abajo. Alguien pudo haber tocado algo no debido o algún arreglo estructural en los techos y eso generó una sobrecarga”, aclaró Mauro.
Existe riesgo para Chile
Sabido es que Chile es un país sísmico por naturaleza, por lo que la población siempre ha tenido que convivir con los temblores y terremotos, los cuales pueden producir daños en asentamientos urbanos y construcciones.
Para Víctor Cabrera, académico de la Facultad de Ingieneria de la Universidad Finis Terrae y PhD. en Ingeniería Civil e Ingeniería Ambiental de la Brigham Young University de Estados Unidos, lo ocurrido en Miami Beach podría deberse en gran medida a las condiciones de los terrenos.
“Esto está rodeado de agua, debido a que es una península, por lo tanto tiene agua por todos lados. A eso se suma que la ciudad está en un terreno que hace tiempo se observa un proceso de hundimiento, de hasta tres milímetros por año. Entonces esto no es solamente en el edificio, sino que en algunas casas aledañas”, expresó.
“Estados Unidos es un país que tiene altos estándares, muy parecidos a los de Chile, en cuanto a construcción, por lo tanto yo creo que debe haber una investigación sobre el estado de los materiales tras 40 años, porque es raro que estén pasando estas cosas”, agregó.
En este sentido, Cabrera puso en énfasis lo que ocurre en nuestro país con el fenómeno de la licuefacción, que en palabras simples puede entenderse como la pérdida de consistencia del suelo por acción de una fuerza ajena (terremotos en su mayoría).
“En Chile hay un fenómeno curioso de reacción que se da, que se llama licuefacción, que tiene que ver con que los terrenos se ‘licuan’, y eso es debido a los terremotos y los temblores. Por lo tanto cada vez que esto (movimientos telúricos) pasa uno está propenso a que sucedan estas cosas, y no sólo en partes que estén cerca de la playa”, indicó.
Un punto similar tiene Osvaldo Messer, Ingeniero en Construcción y docente de la Universidad del Bío Bío, quien da cuenta que en nuestro país también hay condiciones adversas.
“En chile, existen suelos finos con presencia de napas, sin ir más lejos en el Gran Concepción dichos suelos se denominan como ‘potencialmente Licuables’ o ‘susceptibles a licuefacción’, que en palabras simples son suelos finos con bolsones de aire aparentemente compactos que con un sismo se ordenan como un jugo dentro de una licuadora, y hacen que el edificio se hunda”, sostiene.
Asimismo, Cabrera expresó que en Chile hay ciudades que tienen construcciones con características similares a las de Estados Unidos, por lo que se debe estar en constante alerta.
“Yo creo que las probabilidad de que pueda ocurrir algo así aquí está. Yo veo el caso en Massachusetts, donde está Boston, que las construcciones están cimentadas sobre las rocas que están ahí, muy parecido a lo que tienen en Viña del Mar. Precisamente las autoridades en EEUU han pedido a las personas que desalojen esos sectores, al norte de Boston”, analizó.
“En Viña del Mar por ejemplo está construido en la misma orilla, de todas maneras el agua igual va a empezar a socavar como sea, la potencia del mar es genial; va a tener que socavar y romper concretos ahí, fierros”, concluyó.
“En chile las normas sísmicas son rigurosas, por lo cual se consideran estos riesgos. Sin embargo, en zonas cercanas al mar se protege de la corrosión con los llamados recubrimientos de hormigón, que evitan que el acero esté en contacto con el aire salino, pero, la inclemencia del clima termina por vencer esta medida, y el acero que se corroe pierde sus propiedades mecánicas, pudiendo causar daños e incluso un colapso en lapsos de tiempo muy prolongados, o un sismo”, aporta Messer.
“Con lo ocurrido en Estados Unidos, se hace necesario normar las manutenciones periódicas de los edificios, medir asentamientos y evaluar cada cierto tiempo (como la revisión técnica en los autos), para prevenir en lugar de lamentar”, sentencia el docente UBB.
Hay que señalar que entre las personas desaparecidas en el derrumbe de Champlain Towers se encuentra un pariente de Michelle Bachelet, se trata de un primo de su padre (Alberto Bachelet), cuyo nombre es Claudio Bonnefoy.