La argentina Paula Sánchez Frega consiguió la justicia que muchas mujeres víctimas de “pornovenganza” no han podido lograr en el mundo.

La joven de 28 años de La Rioja, logró una condena de cinco años de prisión efectiva contra su expareja, por difundir videos sexuales de ella tras el fin de su relación.

El tatuador de nombre Patricio Pioli, se transformó así en el primer hombre condenado por “pornoextorsión” de la historia legal argentina, según el diario Infobae, siendo acusado por los delitos de coacción y lesiones leves.

“Tengo una alegría inmensa, porque toda la gente que va a denunciar a su agresor lo mínimo que espera es justicia, aunque a veces resulte muy difícil obtenerla”, aseguró la víctima al diario argentino.

Eso sí, reconoció que “lo único que me dejó un poco disgustada es el hecho de que él va a continuar con prisión domiciliaria hasta que la sentencia quede firme porque ahora va a presentar un recurso ante Casación y hay que esperar unos 10 días hasta que se resuelva”.

Por su parte, la abogada Soledad Varas, defensora de la víctima, agregó que “costó muchísimo desde el inicio. Todos se negaban a tomar la denuncia, porque no configuraba delito, por ende no sabían cómo encuadrar los hechos”.

Una lucha de cinco años

El proceso legal comenzó hace justamente cinco años, cuando la mujer lo denunció por viralizar videos de ambos manteniendo relaciones sexuales. En esa oportunidad la justicia no se puso del lado de la mujer y el hombre quedó libre de cargos. No obstante, todo cambió tras una entrevista de radio del sujeto, donde reconoció que haber abusado de ella.

La joven conoció al hombre en 2016 en el local de tatuajes donde Pioli trabajaba. Al poco tiempo comenzaron un romance e incluso se fueron a vivir juntos.

Según ella reveló, “con mi consentimiento, él grababa nuestras relaciones íntimas. Yo no le preguntaba para qué, pero suponía que era para mostrárselas a sus amigos. A mí no me molestaba, confiaba en él y pensaba que no pasaría de ese círculo”, recordó.

A los ocho meses de conocerse, la situación se volvió insostenible por celos y peleas, y ella le exigió que se fuera del hogar que compartían. El hombre, en tanto, comenzó a insultarla y amenazarla con mostrar imágenes privadas.

“Yo tengo un temor muy grande, porque Pioli hoy tuvo hasta el atrevimiento de acercarse y hasta señalar con el dedo a los fiscales a quienes trató de corruptos”, relató.

“¿Qué puedo esperar de una persona que tiene esa conducta? Pioli es un violento y no me canso de decirlo. En varias oportunidades estuvo a punto de matarme y no lo logró. No quiero que pase. Seguirá en su casa sin custodia policial y mi vida seguirá en riesgo porque nadie controla si cumple o no con la domiciliaria”, agregó Paula.

La defensa del sujeto anunció que apelarán al fallo.

¿Qué hacer ante el “pornovenganza”?

Andrea Fernández, experta en ciberseguridad, explicó hace unos años a BioBioChile que “Denunciar” es lo primero. “También deben de guardar las pruebas del chantaje y hacerlas llegar a la policía. Aunque resulte vergonzoso para la víctima, este último paso es importante para procesar al criminal”, recomendó.

De la misma forma, advirtió que es “primordial que las víctimas de este tipo de cibercrimen no cedan a las demandas de chantaje del victimario”, como también lo es cortar la comunicación con esa persona de inmediato.

La experta explica que la ley ampara a las víctimas de vulneración de privacidad y que Chile es uno de los países pioneros en hacerle frente a crímenes cibernéticos como este.

“La Policía de Investigaciones (PDI) cuenta con la Brigada Investigadora del Cibercrimen Metropolitana, la cual se ocupa de todos los delitos en que la tecnología se haya empleado. “Lo importante es que las víctimas denuncien a sus agresores para que estos actos no queden sin sanción”, asevera.