Medios internacionales dieron a conocer el caso de una joven iraní de 26 años llamada Zahra Ismaili, quien la semana pasada murió de un ataque al corazón minutos antes de ser ejecutada por medio de la horca. Pese a lo sucedido, los oficiales llevaron a cabo la acción de igual forma.
Según detalla BBC, Ismaili había sido condenada a pena de muerte en enero pasado, luego de ser declarada culpable del deceso de un funcionario del Servicio de Inteligencia de ese país.
Meses antes, el sujeto había sido denunciado por la joven, quien lo había acusado de abusar sexualmente de ella y su hija.
Omid Moradi, abogado de la víctima, indicó a los medios de comunicación que su representada había muerto mientras observaba cómo ejecutaban a otras personas en la cárcel de Rajai Shahr, la cual se ubica en la ciudad de Karaj.
Pese a esto, el cuerpo de Ismaili fue colocado encima de un andamio y colgado de una soga, para que se llevara a cabo su sentencia.
Esto se trató de una especie de concesión entregada a la madre del exfuncionario de inteligencia, quien finalmente pateó una silla que estaba debajo de las piernas de la fallecida mujer.
La situación se otorgó bajo la polémica ley de Sharia de Qisas (‘ojo por ojo’), la cual otorga a la víctima del caso, o familiar de esta, la posibilidad de una justicia retributiva.
Hay que señalar que Irán es el segundo país en el mundo, después de China, con más penas capitales ejecutadas al año. Estas pueden alcanzar incluso a menores de 18 años.
Según un informe emitido por la ONU recientemente, aquel país llevó a cabo un total de 233 penas de muerte en su territorio hasta diciembre de 2020. De todas ellas, dos casos se trataron de menores de edad condenados por tráfico de drogas.
En el documento se agregó que existía “especial preocupación”, por presuntos casos de ejecuciones secretas dentro de Irán.