El 17 de mayo pasado se conmemoró el Día Mundial contra la Homo, Bi y Transfobia, por primera vez en un contexto de confinamiento. Y si bien las cuarentenas debido a la pandemia del coronavirus afectan a todos, en mayor o menor medida, existen ciertos factores de riesgo adicionales en el colectivo LGBTIQ+ que evidencian la compleja situación de muchas personas que pertenecen a esta comunidad.
Pese a que el odio y la incomprensión hacia la diversidad sexual no es algo reciente, se vuelve aun más dramático cuando muchas de estas personas tienen que lidiar con estar encerrados en lugares donde no se les respeta, se les discrimina y/o se les acosa.
No son pocos los jóvenes, en particular, que deben aguantar el rechazo de su familia en silencio debido a que no pueden moverse a ningún lugar. Esta situación puede generar cuadros de ansiedad, depresión y otros problemas relacionados a la salud mental.
Producto de esta pandemia, además, han aumentado los prejuicios contra la comunidad en relación al virus. Y aunque las posibilidades de contraer o transmitir el COVID-19 no tiene nada que ver con la orientación sexual o identidad de género de las personas, es un hecho que los viejos prejuicios han cobrado fuerza una vez más.
Un sondeo del Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), arrojó que el toque de queda y las cuarentenas obligatorias han afectado la realidad de la comunidad LGBTIQ+, en cuanto a que se han registrado un aumento de actos discriminatorios y agresiones.
Lo más preocupante es que estos actos de homofobia y la transfobia ha ocurrido en la propia familia o el barrio, a raíz del mayor tiempo que las personas pasan en sus casas.
De acuerdo a esta encuesta, los ataques denunciados abarcan desde la violencia psicológica (58%) a la violencia verbal (41%) y la física (1%).
Asimismo, el 9,2% señaló que ha sido discriminado por su orientación o identidad de género desde la aparición del primer caso de COVID-19 en Chile. De estos, el 2,2% fue víctima de agresiones físicas; el 62% de ataques verbales y 35,8% de violencia psicológica.
Evidentemente, las cuarentenas y restricciones impuestas por las autoridades producto de la pandemia, también se ha traducido en dificultades para denunciar casos de discriminación por orientación sexual e identidad de género, y así lo aseguró el 45 % de las personas que sufrieron este tipo de ataques.
Recomendación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
En abril pasado la CIDH hizo un llamado a los Estados a “garantizar los derechos de igualdad y no discriminación de las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans, intersex y queer (LGBTIQ+), en las medidas de atención y contención adoptadas, en particular, asegurando el acceso de estas personas a servicios de salud y programas de atención social con una perspectiva de seguridad humana integral”.
Para la entidad, resultó preocupante que algunas de las disposiciones adoptadas en los Estados de la región, como respuesta a la pandemia, incurran en riesgos potenciales para los derechos de las personas LGBTIQ+ o aquellas que son percibidas como tales. Uno de los ejemplos que entregan es el de Perú, donde se determinaron días específicos para la libre circulación de las personas, diferenciando entre mujeres y hombres, lo que afectó de manera directa a las personas trans y de género diverso, quienes vieron vulnerados sus derechos por las fuerzas del orden.
En la misma línea, el organismo destacó la situación de pobreza que afecta a personas LGBTIQ+ de la región, producto de la exclusión social, falta de oportunidades, y escasas políticas públicas. Esta situación empuja a las personas hacia una economía informal como lo es el trabajo sexual.
“Las personas trans, en particular, enfrentan altas tasas de exclusión de las oportunidades de generación de ingresos y de acceso a programas de bienestar social y servicios de salud. En este sentido, la CIDH ha recibido información de mujeres trans y trabajadoras sexuales que continúan desarrollando sus actividades aún el contexto de la contención del COVID-19, debido a que no cuentan con otras fuentes de ingreso”, expresaron.
Un tema no menor considerando que para muchas este el único espacio en el que han podido insertarse laboralmente, y hoy en día ese mismo trabajo está siendo perseguido y eliminado por el tema de las cuarentenas.
Y es que tal como expresa la CIDH, no es solo la discriminación la que está causando estragos en la población LGBTI+, pues es la exclusión social la que está mostrando su peor cara en comunidades que ni siquiera tienen recursos para subsistir, y que un día sin trabajo es un día sin comida.
Ser transexual en Chile y en medio de una pandemia
Al igual que en otras latitudes, la comunidad transexual en Chile ha sido históricamente vulnerada y discriminada. La falta de oportunidades se manifiesta desde que las personas comienzan a vivir de acorde a su identidad de género, lo que viene acompañado de violencia y exclusión social.
Evidentemente, esta situación se agudiza en contextos de crisis como la que estamos viviendo actualmente. Si antes ya era complejo para una persona transexual tener acceso al trabajo formal y remunerado, ahora es casi imposible.
Así al menos lo manifiesta Leonel Catoni, Psicólogo comunitario y coordinador de Salud de la Asociación OTD (Organizando Trans Diversidades), quien comenta que “desde el estallido social muchas personas quedaron sin trabajo y ahora con la pandemia, las que pueden tener un trabajo dentro de la comunidad trans, que antes ya eran pocas, ahora son casi contadas con los dedos de una mano”.
Por lo mismo, han intentado ir en ayuda de algunos compañeros y compañeras pero sus medios son muy limitados.
Esta situación se ve empeorada por el hecho de que muchas personas trans no tienen Ficha de Protección Social (FPS), por lo que no reciben ninguna ayuda del Estado. “Tenemos compañeres que llevan varios días sin comer, incluso que los han echado de sus casas, entonces la situación es crítica”, indica, agregando que como Asociación han intentado brindar apoyo sicosocial, tener actividades comunicativas online y trabajar en recaudación de fondos que, para la magnitud del problema, siempre van a ser insuficientes.
Salud: suspensión de tratamientos y nulas respuestas
El tema de la salud es uno de los aspectos que más preocupa a la población transexual, pues en el contexto de la crisis sanitaria, personas que estaban siguiendo un tratamiento hormonizante, quedaron a la deriva.
“Se suspendieron todas las horas médicas y en muchos lugares no se siguió dando la terapia de reemplazo y tampoco mucha información. A las personas les decían que no había hora y punto”, denuncia.
La situación puede ser más compleja, advierte, en parte de la población trans que, por ejemplo, ya no tiene gónadas. Para el sistema de salud, estas personas son enfermas crónicas porque necesitan de un medicamento de por vida.
Entre los riesgos de salud asociados a estos casos, Leonel comenta que una persona sin gónadas y sin tratamiento “se empieza a descalsificar, presenta cambios anímicos, en la energía, dolores articulares, y bajan las defensas”.
En el caso contrario, en una persona que aun tiene gónadas, y no tiene acceso al bloqueador hormonal, “se reactivan todos los cambios, sobre todo en mujeres trans, pues se reactiva la testosterona, y todos los cambios que se pudieron hacer en años de tratamiento, se revierten”.
Por otro lado, los programas de salud mental igual se han suspendido, y son las propias ONGs las que intentan implementar programas de acompañamiento, pero al tener problemas de financiamiento, se vuelve una tarea titánica.
También han recibido denuncias de personas que VIH positivas que han tenido problemas para acceder a su triterapia, pues no les han dado para tres o seis meses, considerando el escenario actual, sino que incluso, comenta, “hay personas a las que le han dado pastillas para días o no se la han dado, derechamente”.
“La situación es súper crítica, y así como yo lo veo, de aquí a que termine esto, van a morir demasiades compañeres sin medicamentos, sin comida, sin trabajo. Hay compañeres que han sido diagnosticades con COVID-19 y les mandan para la casa. Compañeres que viven en hacinamiento, entonces al final es ándate a tu casa a morir callado”, lamenta.
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Comunidad trans y el comercio sexual
Desde el estallido social que la comunidad transexual que se dedica al comercio sexual, se ha visto sumamente perjudicada. Esto porque con el regreso del toque de queda, no pudieron trabajar durante semanas. Por lo mismo, con esta pandemia por la que llevamos casi tres meses con toque de queda a las 22.00 horas, el panorama se ha vuelto complejo.
Alejandra Soto, presidenta del Sindicato de Trabajadoras Sexuales de personas trans Amanda Jofré, comenta que para ellas siempre ha sido complicado subsistir. Hace 20 años que vienen luchando por el trabajo sexual y por otra integración laboral trans, y esa lucha continúa aun en condiciones críticas de sobrevivencia.
“Para nosotras siempre ha sido complicado porque cada problema que pasa en el país, la trabajadora sexual se ve involucrada y aproblemada. Además, que muchas de nosotras no tenemos familia, hemos sido excluidas y vivimos siempre solas”, señala.
“La discriminación hacia la población trans es mucho peor, incluso, que la que vive la gente que está en situación de calle, porque ellos pueden tener apoyo de hogares y otros grupos, pero a las trans no las apoya nadie”, agrega.
En ese sentido, cuenta que a través de campañas están pidiendo lo mínimo de ayuda, que si bien no es mucho a ellas igualmente les sirve, puesto que muchas ni siquiera tienen dónde vivir, y están siendo expulsadas de los departamentos donde arriendan por no tener dinero para pagar.
“Las trabajadoras sexuales viven el día a día. Hay compañeras viviendo de a ocho, de a cinco, en una pieza pequeña, en una cama, porque se están apoyando ellas mismas. A las que van echando las van apoyando otras”, relata.
Varias que han salido igualmente a trabajar, han sido multadas, agredidas y detenidas.
Otras tantas se encuentran en situación de calle y es ella quien intenta, a través de las pocas redes de apoyo con las que cuenta, conseguir casas de acogida.
La situación es aún más dramática para aquellas viviendo con COVID-19. “Tenemos compañeras con coronavirus y por cuidarse entre ellas se están contagiando todas. En una sola casa tengo a 12 con coronavirus. Les estamos yendo a dejar mercadería porque como no pueden salir, no tienen Ficha de Protección Social (FPS), no reciben ayuda de nadie”, describe Alejandra.
En este último punto, señala que han estado conversando con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, desde donde le indicaron que debían tener la FPS para acceder a cualquier beneficio, incluidos los bonos por contingencia. El tema es que para la comunidad trans la situación es un poco más compleja que rellenar un formulario.
Lo anterior porque no todas las personas tienen regularizada si situación ante el registro civil, por el tema de la cédula de identidad y cambio de sexo registral, por lo que al momento de completar la información, esta no será del todo confiable.
“Si no podemos regularizar ese tema, ¿qué va a pasar cuando vean nuestra ficha? Van a ver que somos un hombre vago, porque no trabajamos, no tenemos carga, no tenemos estudios, pero sí salud. Entonces ellos dicen ‘¿para qué te voy a ayudar si puedes trabajar o es porque no quieres superarte?’. Entonces nos ponen como un tipo que no quiere trabajar, pero no ven que detrás de esa FPS, hay una mujer trans que sí trabaja, pero en comercio sexual, el que no está legalizado; que no ha tenido estudios porque la echaron por su condición de género; que no tienen hijos porque muchas de nosotras somos mujeres binarias que nunca hemos tenido una relación sexual con una mujer; entonces desde ahí viene toda esa dificultad que se nos presenta cuando queremos superarnos”, expresa la activista.
Por lo mismo, ella cree que debería existir un sistema de protección social más específico. “Es difícil vivir así, sin derechos de nada. Los hombres transgénero tienen cambiado su nombre, ellos pasan a ser del patriarcado y pueden conseguir trabajo más fácilmente que una mujer. A nosotras siempre nos han discriminado”, critica.
Dentro de las conversaciones que han entablado desde diciembre pasado con el MinMujeryEG, existen cuatro propuestas que como organización buscan que sean escuchadas. Acceso a trabajo formal y remunerado; oportunidades para que compañeras puedan emprender a través programas del Fosis y/o el Sence; nivelar estudios de trans adultas y, por último, tener una casa en comodato como tienen muchas otras organizaciones no gubernamentales, donde trabajar con la comunidad.
Al igual que Leonel, Alejandra señala que los tratamientos de hormonización están paralizados y en su agrupación solo han podido seguir haciendo testeos rápido de VIH, una realidad que también se ha visto afectada por la pandemia, pues muchas mujeres trans que no se habían hecho el examen por estar asintomáticas, han dado positivo.
“Con esto de no tener comida, no alimentarse bien, les bajaron todas las defensas y todas las que vienen me han salido positivas”, revela.
“Sabemos que nosotras nos podemos pegar el coronavirus pero no vamos a dejar de ayudar, tal como esas compañeras que saben que la otra puede tener coronavirus, pero igual la llevan a la casa a vivir. Nosotras nos ayudamos entre lo poco que tenemos”, comenta.
En el contexto actual, Amanda Jofré está con una campaña de recolección de alimentos, útiles de aseo y de desinfección, pues tienen 35 compañeras con coronavirus en la región Metropolitana. También tienen una cuenta donde reciben aportes en dinero. Son cerca de 300 compañeras que la asociación está ayudando de manera directa.
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Niños, niñas y adolescentes de la comunidad LGBTIQ+ en confinamiento
El confinamiento también se ha vuelto, en muchos casos, una presión extra sobre la comunidad LGBTIQ+, y los menores de edad no son la excepción. La mayoría vive bajo el amparo de adultos, generalmente familiares, los que muchas veces no respetan su orientación sexual y/o identidad y expresión de género.
En ese sentido, la fundación Todo Mejora, que busca “promover el bienestar de niños, niñas y adolescentes que sufren bullying y comportamiento suicida, debido a discriminación basada en orientación sexual, identidad y expresión de género”, ha cumplido un rol vital en el contexto de la crisis sanitaria.
Rocío Faúndez, directora social de Todo Mejora, comenta que a través de uno de los canales de apoyo que tiene la ONG, llamado “La Hora Segura”, han intentado brindar apoyo y contención a niños, niñas y adolescentes que no lo están pasando bien y ven afectada su salud mental producto de la discriminación que enfrentan.
Si bien indica que normalmente brindan 40 horas a la semana de atención, ahora último han reforzado estos canales y se han ido preparando para el incremento de solicitudes que, con seguridad, va a venir. “Como ha dicho la OMS, la situación en salud mental va a ser como una segunda pandemia. Y uno de los grupos que está en mayor riesgo son los adolescentes. Acá en Chile, en el grupo de 15 a 19 años y de 20 a 24 años, el suicidio es la primera causa de muerte, y todo indica que lo que ahora va a ocurrir es que esa situación va a empeorar”, advierte Faúndez.
Asimismo, destaca que ha aumentado la complejidad del tipo de casos que les llega. Por un lado, han recibido consultas de personas que “han visto interrumpidos sus tratamientos habituales, tanto físicos como procesos de hormonización, su acceso a tratamiento de antirretrovirales, y también muchas personas que han visto interrumpidas su terapias sicológicas y espacios de autocuidado”.
Uno de los temas más preocupantes, señala Rocío, es que la pandemia ha aumentado la conflictividad en las casas, principalmente porque los adultos están estresados debido a que están perdiendo su fuente de ingresos y/o porque están viviendo precariedades. Esta situación aumenta la violencia, y en el caso de la comunidad LGBTIQ+, eso no se ha visibilizado.
“Se hablado mucho el tema de la violencia de género, entendida como la violencia hacia la mujer en contexto de cuarentena, lo que me parece muy bien; y lo han podido cuantificar con los aumentos de las llamadas al 1455, por ejemplo, pero todo lo que es la violencia por orientación sexual, expresión e identidad de género, no está registrado, no está visibilizado”, apunta.
Faúndez detalla que “en las denuncias por violencia, en contexto de maltrato infantil, no está cuantificada cuanta de esta violencia está relacionada con familias que no reconocen la orientación sexual, expresión e identidad de género de niños, niñas y adolescentes, por ejemplo, y muchos de esos chiques nos están contactando a nosotros”.
Como parte de su trabajo, Todo Mejora ha intentado transmitir a través de redes sociales y otras plataformas de interacción el mensaje de “no estás solo”, para que los niños, niñas y adolescentes que estén viendo vulnerados sus derechos sientan de alguna u otra forma que la comunidad LGBTIQ+ está entrando en sus casas.
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La activista también critica la falta de una interlocución del Estado que esté pendiente de los temas que atañen a la comunidad LGBTIQ+, sobre todo en un contexto de pandemia.
A eso se suma la implementación de más campañas de educación y visibilización, que se comunique que existen otros tipos de violencia que están ahí escondidos, y establecer líneas de ayuda para eso.
“Nosotros tenemos líneas de ayuda, pero si no contamos con la información oficial no podemos darla, y ese es un problema, que la información está súper dispersa. No hay ninguna autoridad del Estado que centralice esto”, plantea.
Cabe señalar que la Red Nacional de Municipalidades con Oficinas de Diversidad, Inclusión y no discriminación de Chile, lanzó a mediados de mayo la “1ra Encuesta Nacional para la comunidad LGBTIQ+”, la que busca conocer la situación actual de la comunidad en el ámbito social, sanitario, laboral y psicosocial.
Lanzamos oficialmente nuestra 1era encuesta nacional para la comunidad #LGBTIQ+ de #Chile desde las Oficinas Municipales de Diversidad, Inclusión y No Discriminacion🌈
POR FAVOR AYÚDANOS A RESPONDER y a DIFUNDIR.
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— Red Nacional Municipalidades de Diversidad Chile (@reddiversachile) May 17, 2020