El análisis elaborado por los académicos de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, Dr. Moisés Domínguez y Dr. Raúl Mera, señala que las personas en exposición continua a estos gases pueden sufrir irritación y quemaduras, lo que considera “particularmente preocupante” si el efecto se produce en la superficie del ojo.
El Dr. Domínguez advierte que las bombas tienen solventes que se absorben por la piel y entran por el sistema sanguíneo con grados de toxicidad, lo que puede repercutir en daños al ADN. “Con daños en el ADN pueden provocarse mutaciones varias y terminar con cáncer, tumores y muchos otros desórdenes bioquímicos”, señala.
Ya va más de un mes de movilizaciones desde el llamado “estallido social” en Chile, que agrupa una serie de demandas que se hicieron públicas el mes de octubre, luego de la subida en el precio del pasaje del transporte público. Para enfrentar las concentraciones, Carabineros ha echado mano a una serie de estrategias, como el uso de bombas lacrimógenas, armas que a menudo utiliza el cuerpo policial para disuadir a manifestaciones.
Sin embargo, y ante la necesidad de estudios serios sobre estas armas químicas, los académicos de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, Dr. Moisés Domínguez (químico y doctor en química) y Dr. Raúl Mera (licenciado en Bioquímica y doctor en Química), elaboraron un informe en el que advirtieron algunos efectos que ellos mismos califican como “preocupantes”.
Posible ceguera
El estudio reconoce que no se conoce la fórmula exacta de las bombas usadas por Carabineros, pero que los compuestos orgánicos comúnmente utilizados por bombas lacrimógenas son los agentes CR, CN y CS.
“El agente CN puede descomponerse con cierta facilidad en presencia de agua, dando como resultado ácido benzoico (que no es tóxico ni peligroso) y ácido clorhídrico, un ácido fuerte y corrosivo, que en exposición continua puede producir irritación y quemaduras, algo particularmente preocupante si esta hidrólisis del CN se da en la superficie del ojo”, sostiene el informe.
El Dr. Domínguez, uno de los autores, explica que “el ácido clorhídrico es un ácido corrosivo y si entra en contacto con la piel o cualquier tejido, va a quemar y, con el tiempo, destruir dicho tejido. Este ácido es el mismo que se tiene en el estómago para digerir los alimentos, por lo que es relativamente fuerte. Si entra en contacto con los ojos, una persona fácilmente podría quedar ciega”. A su juicio, esto dependerá del tiempo y la cercanía de la persona al momento en que cae la bomba.
Mutaciones genéticas
Por otra parte, el académico señala que estas bombas tienen solventes que se absorben por la piel y entran por el sistema sanguíneo, con grados de toxicidad. “Además del compuesto irritante mismo, las lacrimógenas utilizan otras sustancias para lograr que el irritante salga a presión y se disperse en el aire. Algunas de estas sustancias pueden ser peligrosas por sí mismas”, señala el informe.
El académico explica que cualquier compuesto que pueda atravesar membranas implica que puede entrar a las células del cuerpo y dañar, por ejemplo, el ADN. “Con daños en el ADN pueden provocarse mutaciones varias y terminar con cáncer, tumores y muchos otros desórdenes bioquímicos. Hay una razón por la que las células tienen una membrana que impide que muchas sustancias ingresen a ella, pero estas sustancias que se utilizan en los gases lacrimógenos tienen la capacidad de penetrar estas membranas”.
Uso indiscriminado
Finalmente, el informe señala que aunque tradicionalmente se las ha considerado seguras, enfatiza que las pruebas son relativamente pequeñas y con características particulares “compuestas por varones jóvenes y sanos (típicamente voluntarios de las fuerzas armadas norteamericanas). No se contemplaban niñas, niños, mujeres, adultos mayores, ni personas con problemas de salud previos (tales como asma)”.
En ese sentido, los autores creen que la exposición a compuestos reactivos que atraviesan membranas celulares podría tener varios efectos no específicos, “de consecuencias indeseables”.
“Uno no puede decir que las lacrimógenas nunca pueden usarse, pero estas deben ser, ciertamente, el último recurso de Carabineros, y no el primero como está siendo”, afirma. “Como no se conocen los efectos, no se sabe lo que puede ocasionar en la población, y como no se sabe lo que puede ocasionar en la población… en mi opinión, es una irresponsabilidad el uso indiscriminado de esta arma química”, concluye.