El pasado jueves en la madrugada fue ejecutado un estadounidense que, desde 1994, estaba condenado a la pena de muerte. El procedimiento ha generado polémica, debido a que una corte rechazó pruebas que, a juicio de su defensa, habrían comprobado su inocencia.
Según detalló CNN el hombre era Ray Jefferson Cromartie, quien hace 25 años había sido condenado por el asesinato a tiros de un empleado de una tienda retail en la ciudad de Thomasville, en un intento por robar dentro del lugar.
Luego de varias indagatorias, Cromartie mantuvo su inocencia dentro de sus testimonios, lo que fue expresado durante años por sus abogados defensores.
Debido a un decreto planteado por el gobernador del estado de Georgia en ese entonces, la ejecución del hombre fue aplazada durante todos esos años, en los cuales sus defensores interpusieron recursos para probar una presunta inocencia.
En la última instancia, solicitaron a los tribunales federales y estatales que se permitiera realizar un test de ADN a Cromartie, para luego compararlo con pruebas que esa noche fueron halladas en la escena del crimen.
Entre esas se encontraban ropas, utensilios de comida y las mismas balas que fueron disparadas esa noche, con los cuales se intentaría probar que él no había sido el tirador de aquella tienda.
Pese a estos esfuerzos, todos los recursos fueron rechazados por los tribunales, los cuales indicaron en reiteradas ocasiones que “era improbable que las nuevas pruebas condujeran a un veredicto diferente”.
Sin ir más lejos, inicialmente su ejecución estaba programada para el pasado 30 de octubre, pero logró aplazarla por última vez por medio de una acción legal que tenía pendiente en los tribunales, la cual fue rechazada.
Finalmente, en su última noche el sujeto tuvo la denominada “cena final” (derecho al que acceden todos los condenados a la pena capital) y se negó a entregar sus declaraciones definitivas de forma pública.
No obstante, sí permitió que un sacerdote le leyera unos versículos de la Biblia antes de ser declarado muerto con una inyección letal.