
VER RESUMEN
Herramienta desarrollada por BioBioChile
Un impactante video captado por dos kayakistas en el Estrecho de Magallanes, al sur de Chile, muestra cómo un joven fue engullido y luego expulsado por una ballena jorobada. El acontecimiento, registrado por un ciudadano venezolano residente en Punta Arenas, ha dado la vuelta al mundo, siendo tema para medios de comunicación de Norteamérica y Europa. Por increíble que parezca, no es el primer incidente de este tipo, ya que en 2021, un buzo pescador de langostas en Massachussets, EE.UU, también fue engullido por una ballena jorobada. Ambos sobrevivieron a pesar del shock inicial, con relatos impactantes sobre su experiencia. Expertos explican que biológicamente es imposible que una ballena trague a un humano debido al tamaño de su garganta, adaptada solo para alimentarse de krill.
Un particular video captado por dos kayakistas en el Estrecho de Magallanes, al sur de Chile, ha dado vuelta al mundo. Se trata de un registro captado por un ciudadano venezolano residente de Punta Arenas, donde muestra cómo su hijo fue engullido y luego expulsado por una ballena jorobada.
Medios de comunicación de Norteamérica y Europa han hecho eco del impactante video, del cual Adrián Simancas, salió totalmente ileso.
“Sentí como un golpe por atrás, entre algo que me levantaba y me succionaba al mismo tiempo, como la sensación de cuando te golpea una ola, pero era demasiado fuerte. No sabía qué pasaba y mientras estaba como hundiéndome, sin ver nada, yo pensé que había muerto y que ya no tenía nada que hacer”, contó al matinal de TVN, Buenos Días a Todos.
Pero, por increíble que parezca, no es el primero que pasa por esta situación. En 2021, un buzo pescador de langostas también fue engullido por una ballena jorobada, esa vez en Massachussets, EE.UU, ocasión en que también vio a la muerte de frente.
Según recoge Newsweek, todo ocurrió en junio del mencionado año, cuando Michael Packard se zambulló en las costas de Provincetown para pescar langostas, las que luego vendería. Las dos primeras ocasiones en que se sumergió no tuvo ningún problema, sin embargo, en la tercera oportunidad, el hombre de 56 años fue atrapado por una ballena jorobada.
“Fue un día normal para mí. Salí justo al amanecer. Me metí al agua y me sumergí dos veces. Y luego, en la tercera inmersión, me sumergí y estaba descendiendo hasta el fondo. Y me golpearon. Como un tren de carga… y de repente todo se volvió negro“, relató el estadounidense en ese entonces.
A diferencia de Adrián, Michael estaba solo y no había cámaras para captar el increíble momento, pero sus historias son bastante similares: “Sentía que me movía y que la ballena me apretaba con los músculos de la boca”.
“Me dije a mí mismo: ‘No hay forma de que pueda salir de aquí. Estoy acabado, estoy muerto’. Lo único en lo que podía pensar era en mis hijos, que tienen 12 y 15 años”, confesó.
Pronto, luego de 40 segundos, la ballena jorobada lo escupió luego de darse cuenta de que su “presa” era demasiado grande.
“(La ballena) empezó a subir. De repente salió a la superficie y empezó a sacudir la cabeza y a ponerse errático… Y entonces ¡boom! Salgo volando de su boca. Y yo digo: ‘Oh, Dios mío’. Pero allí estaba yo, flotando en la superficie. Y yo estaba mirando al cielo. ‘Creo que voy a vivir"”, pensó.
Afortunadamente, cerca del lugar estaba un pescador Josiah Mayo, quien dio avisó a los guardacostas y llevó a Packard de regreso a tierra firme, para luego ser trasladado en ambulancia. Michael también salió ileso y solo tres semanas después estaba de regreso en el trabajo en las profundidades del mar.
Pero ¿por qué las ballenas escupen a sus presas? De acuerdo a Nicola Hodgins de Whale and Dolphin Conservation, es biológicamente imposible que uno de estos cetáceos pueda tragarse a un humano, o cualquier cosa de mayor tamaño que un puño humano.
Esto, pues su garganta mide solo unos 15 centímetros, con la posibilidad de expandirse a un máximo de 38 centímetros (15 pulgadas), por lo que solo están adaptados para tragar krill.