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Mensaje escrito por una mujer en su infancia, llega 26 años después a su hija: "Me quedé en shock"

12 noviembre 2024 | 15:22

De manera surreal, un mensaje guardado en una botella, escrito por una mujer en su infancia, llegó 26 años después a su hija.

El miércoles 6 de noviembre, Makenzie Van Eyk, contó a una radio de Canadá, cómo había colocado un mensaje en una botella en el Lago St. Clair para un proyecto escolar en 1998, el cual posteriormente olvidó por completo.

Todo aquello hasta que, de manera inexplicable, el mensaje llegó a su hija 26 años después.

Mensaje de una mujer guardado en una botella, llega 26 años después a su hija

Según consigna People, la mujer dijo que cursaba cuarto año, en la Escuela Católica Primaria St. John the Baptist, en Canadá, cuando le habían asignado escribir una carta sobre el agua en los Grandes Lagos.

Por ello, puso su nota en una botella de plástico, la lanzó al Lago St. Clair y se olvidó del asunto.

Eso fue hasta que River Vandenberg, un estudiante de kínder en la misma escuela, encontró la botella, 26 años después, cerca de un muelle.

“No había fecha en la carta, así que pensé que tal vez era de este año o a lo mucho del año pasado,” contó la abuela de Vandenberg al medio.

“La enviamos a la escuela. Su maestra nos contactó ese mismo día y dijo que era de 1998. Me quedé en shock”, mencionó.

Profesora revela el nombre de la autora de la carta

La profesora leyó la nota y sabía de quién se trataba, por lo que decidió sorprender a Scarlet, la hija de Makenzie Van Eyk, quien, por una increíble coincidencia, estaba en la misma sala con el menor que encontró el mensaje.

Al final del día la profesora leyó la nota y el nombre de su autor. “Mi boca se abrió completamente,” contó Scarlet a la emisora.

A ello complementó que todos sus compañeros preguntaban, “¿Quién es?, ¿Quién es?… Y yo dije, ‘¡Es mi mamá!’”, mencionó.

Al enterarse de toda aquella situación, Makenzie se sorprendió al ver que el mensaje se había conservado durante tanto tiempo, pues ella recordó haber sellado la botella con cera.

“Fue memorable hacer algo así, lanzar algo y pensar que tal vez alguien lo encontraría más adelante”, recuerda la mujer autora de la carta.