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La finca del castillo de Balmoral, donde la reina Isabel II falleció a los 96 años, planea convertir el Queen's Building en un espacio para bodas con un límite de 277 invitados y eventos con música y alcohol hasta las 00:30 horas, aunque no serán abiertos al público general y serán "poco frecuentes". El consejo municipal evaluará posibles regulaciones, como la prohibición de música amplificada en el patio exterior.

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La finca del castillo de Balmoral, donde la reina Isabel II pasó sus veranos y falleció a los 96 años, ha presentado un plan para convertir uno de sus edificios en un espacio destinado a la celebración de bodas. Sin embargo, las ceremonias no estarán abiertas al público general.

El edificio en cuestión es el Queen’s Building, ubicado a varios metros del castillo principal en Aberdeenshire, en las Tierras Altas de Escocia.

Este lugar podría albergar hasta 277 invitados para eventos que incluirían actuaciones en vivo, música y servicio de alcohol hasta las 00:30 horas, según la solicitud presentada al consejo municipal local.

“La parte de Queen’s Building puede utilizarse para bodas, cenas, reuniones y eventos asociados… Estos eventos pueden incluir actuaciones en directo y bailes, en los que se puede vender alcohol hasta las 00:30 horas”, se detalla en los documentos de licencia.

A pesar de estos planes, un portavoz de Balmoral aclaró que no se planea realizar bodas con fines comerciales. Los eventos en el Queen’s Building serán “poco frecuentes a lo largo del año”, según las especificaciones presentadas.

Futuro del Castillo de Balmoral

El consejo municipal también evaluará si se implementarán regulaciones adicionales, como la posible prohibición de música amplificada en el patio exterior del edificio. Este espacio al aire libre podría sumar hasta 144 invitados adicionales a los eventos.

El castillo de Balmoral ha sido la residencia de vacaciones de la familia real británica desde 1852. Fue allí donde la reina Isabel II vivió sus últimos días.

Este verano, el rey Carlos III abrió las puertas del castillo al público por primera vez, con entradas que costaban entre 100 y 150 libras, dependiendo si incluían el tradicional ‘afternoon tea’.

Las entradas se agotaron en 24 horas, lo que marcó un intento de acercar el patrimonio real a los ciudadanos británicos.

El rey Carlos III ha mantenido la tradición de la familia real de pasar los veranos en Balmoral, aunque él y la reina Camila prefieren hospedarse en la cercana finca de Birkhall, donde pasaron su luna de miel.

La solicitud para los cambios propuestos en el Queen’s Building está en proceso de evaluación y se espera una decisión en los próximos días.