Si las Fiestas Patrias se celebraran en todos los lugares donde hay un chileno, seguramente, la Luna estaría, al igual que nosotros, celebrando a nuestro país.
Pero, ¿por qué ocurriría eso? La respuesta es simple: la luna es chilena. O al menos, así lo estipuló un talquino, que consideró que apropiarse del satélite natural sería una excelente idea.
Se trata de uno de los mitos más populares de nuestro país, aparece en comerciales, lo cuentan en la radio, lo saben incluso los niños. Pero, ¿qué tan cierta es la historia?.
Aquí, te contamos cómo fue que ocurrió esto, pero también, qué relación tuvo un popular presidente y tres astronautas que, al parecer, alguna vez se comunicaron con este particular chileno.
¿Un chileno inscribió la luna?
Si hay algo que caracteriza a los chilenos es el popular dicho “el que la sigue, la consigue”.
En el caso del abogado, originario de Traiguén, Jenaro Gajardo Vera, esta frase se graba a fuego, porque su objetivo se cumplió, aunque una historia increíble pasó en el camino y tiene relación con la luna.
Él es quien, con documentación en mano, fue al Conservador de Bienes Raíces de Talca para inscribir la luna como propia.
En 1989, Jenaro sostuvo una entrevista con Don Francisco en Sábado Gigante. Allí es donde dio a conocer la historia que 20 años antes había sorprendido a Chile y el mundo cuando el presentador lo entrevistó por primera vez.
“Yo la inscribí en octubre del año 1953… me recibió el cartel el propio notario y notario de Talca de ese entonces, don César Jiménez Fuenzalida. Leyó rápidamente el cartel y me dijo ´Sabes Gajardo, tienes razón"”, contó en la oportunidad el dueño de la luna.
Agregó que Jiménez le comentó que en realidad, si ponía avisos en la prensa y nadie reclamaba la luna como su propiedad, podría inscribirla sin inconvenientes.
Acto seguido, Jenaro publicó los avisos y como nadie se opuso, al conservador de bienes raíces no le quedó otra que inscribirlo a su nombre, luego de que la comprara por 1 dólar, es decir, 42 pesos de la época.
Pero, ¿por qué este chileno decidió inscribir la luna como su propiedad? Aquí es donde comienzan a aparecer distintas versiones que entregó el propietario lunar.
Las versiones de por qué compró la luna
Una vez que se supo la historia del chileno dueño de la luna, Jenaro dio varias entrevistas en las que contó el proceso para realizar la adquisición de su nueva y espectacular propiedad. De eso, se registran dos razones por la que compró la luna.
Según recoge Chile Cultura, una de las razones por las que Jenaro decidió inscribir como su propiedad la luna es porque quería ser parte del Club Social de Talca.
Aunque era un abogado, para ingresar al club debía tener una propiedad a su nombre, por lo que en ese momento apareció la chispeza del chileno y decidió inscribir la luna a su nombre.
Con papel en mano, se dirigió nuevamente al Club donde no les quedó otra opción que recibirlo porque cumplía con todos los requisitos para ingresar al club.
La historia la rescató la entidad gubernamental para hacer un cortometraje sobre Jenaro y su acción, dejando la enseñanza de que “Ninguna idea es imposible de realizar, por muy loca que parezca”.
La BBC también recoge otra historia, relativa a una entrevista que dio el abogado y poeta a La Tercera. Aquí menciona que la razón para realizar esta compra fue “dar notoriedad a una asociación creada por él mismo, la Sociedad Telescópica Interplanetaria de Talca”.
Según destaca el portal, Jenaro pretendía crear un comité de bienvenida para los primeros extraterrestres que llegaran a Sudamérica.
Sin embargo, ambas versiones se mantienen como un mito, porque nunca se pudo comprobar a ciencia cierta, por qué lo hizo.
¿Nixon le pidió permiso a un chileno para descender en la luna?
“Jenaro Gajardo Vera, abogado, es dueño, desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores, del astro, satélite único de la Tierra… Jenaro Gajardo Vera. Carné 1.487.45-K. Ñuñoa. Talca, 25 de septiembre de 1954”.
Esta frase es parte de lo que se escribió en el documento notarial que figura en el Archivo Judicial de Santiago de Chile, donde se estipula que la luna es de un chileno.
Según comentó en la citada entrevista a Don Francisco, el Servicio de Impuestos Internos apareció en Talca para cobrar los impuestos derivados de su adquisición, con el objetivo de que al igual que cualquier chileno cumpliera con su deber.
Esto no le gustó mucho a Jenaro, por lo que se limitó a contestar: “Muy bien, no nos vamos a complicar la vida. Ustedes van a tasar la Luna primero y una vez que la tasen, hablamos”. Condorito habría terminado esa frase con un “Plop!”.
Pero otra cosa que comentó es que como la Luna era de su propiedad, el agregado cultural de la Embajada de Estados Unidos en Chile se contactó con el previo al primer viaje aeroespacial que alunizó en la luna.
Según contó, el mismo presidente Richard Nixon le pidió autorización para que el Apolo 11 y sus tres integrantes, Aldrin, Collins y Armstrong, descendieran en el lugar
Él se limitó a contestar “En nombre de Jefferson, de Washington y del gran poeta Withman, autorizo el descenso de Aldrin, Collins y Armstrong en el satélite lunar que me pertenece. Y lo que más me interesa no es sólo un feliz descenso de los astronautas, de esos valientes, sino también un feliz regreso a su patria. Gracias, señor presidente”.
¿Quién es realmente el dueño de la luna?
El 3 de mayo de 1998, a los 79 años, Jenaro Gajardo Vera falleció.
Dejó un testamento, su primera propiedad tenía un heredero. La frase que entregó es “Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas”.
La lógica dice que le dejó su legado a Chile, sin embargo, existe un acuerdo que lo impediría.
Se trata del Tratado del Espacio Ultraterrestre, que un centenar de países firmó y fue rubricado el 27 de enero de 1967
Según consigna El Mundo, este acuerdo “prohíbe a cualquier gobierno reclamar el satélite terrestre o cualquier otro cuerpo celeste”.
Además, declara que es una zona desmilitarizada, donde está prohibido poner cualquier arma de destrucción masiva y un acuerdo de rescate de astronautas de cualquier nacionalidad.
Sin embargo, hasta el momento que un chileno sea el dueño de la luna es una anécdota que quedó en el inconsciente colectivo de Chile, que responde mucho a la imaginación que puede llegar a tener un chileno, porque cuando un chileno la sigue, la consigue.