El artista italiano Salvatore Garau, reconocido por sus extrañas obras, logró vender una de sus últimas creaciones: una escultura invisible avaluada en 15 mil euros (alrededor de 13 millones de pesos chilenos).
La pieza inmaterial, como la define el autor, se llama “Yo Soy” (‘Io sono’, en italiano) y fue vendida en la casa de subastas Art-Rite. A diferencia del arte digital, la obra del exponente del arte contemporáneo italiano es completamente invisible y, por lo tanto, no se puede reproducir en la web.
Pese a su particularidad, la estatua viene con recomendaciones para su comprador: debe garantizar que esta estatua “invisible” tenga el suficiente espacio, por lo que debe colocarse en una casa particular, en una habitación especial libre de cualquier obstáculo y con dimensiones de unos 150 x 150 metros. No obstante, no son imprescindibles tener sistemas de iluminación o control del clima, porque en todo caso, no se puede ver nada.
Según indica el medio Infobae, esta no es la primera vez Garau “exhibe” sus esculturas invisibles, ya había hecho lo propio en su primera instalación inmaterial llamada “Buda en Contemplación”, que expuso en la Plaza de la Scala de Milán en febrero pasado.
La obra de Garau aparece en el catálogo del sitio de Art-Rite, pero al ser invisible, carece de fotografía. De hecho, el único elemento tangible y visible de la escultura inmaterial es el certificado de garantía que se llevó el comprador, el cual da fe del archivo de la obra.
Si bien recibió muchas críticas por su millonaria venta y que significa una exageración para lo que es el arte moderno, en palabras del mismo artista, “el buen resultado de la subasta atestigua un hecho irrefutable. El vacío no es más que un espacio lleno de energías, e incluso si lo vaciamos y no queda nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg, la nada tiene un peso”.
“Por tanto, tiene energía que se condensa y se convierte en partículas, en fin, ¡en nosotros! Cuando decido exponer una escultura inmaterial en un espacio dado, ese espacio concentrará una cierta cantidad y densidad de pensamientos en un punto preciso, creando una escultura que tomará las más variadas formas solo desde mi título”, sostuvo.
El trabajo de Salvatore Garau abrió aún más el debate de lo que se considera arte y los críticos manifiestan que debiese haber un consenso, sobre todo la tratarse de una obras avaluada en sumas millonarias.