¿Qué es un trabajador esencial? ¿Qué profesiones deben vacunarse primero contra la covid-19? La respuesta a estas preguntas puede variar según el país y su idiosincrasia. En Francia, son los enólogos quienes, a través de su sindicato, quieren hacer valer la necesidad de conseguir cuanto antes la vacuna para el sector.
“Las profesiones de la salud, la educación y toda la famosa ‘primera línea’, merecen una vacunación prioritaria, pero pensamos que las profesiones de la degustación, sobre todo los enólogos y sumilleres, se ven particularmente afectados en su actividad profesional, por la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto)”, ha declarado Didier Fages, presidente de la Unión de Enólogos de Francia.
El reclamo coincide con la promesa hecha el martes por el presidente Emmanuel Macron de acelerar aún más la vacunación, extendiéndola en particular a los profesores a partir de abril.
La Unión de Enólogos de Francia dijo que su inédito estudio realizado en el verano (boreal) de 2020 en 2.625 profesionales del vino en 37 países, incluido Francia, arrojó “resultados muy preocupantes”: casi el 38% de los profesionales del vino que habían perdido el sentido del gusto o del olfato a causa de Covid-19 dijeron que se habían visto perjudicados en su trabajo.
De los infectados con Covid-19 (el 2,7% de los encuestados), el 68% había perdido el sentido del olfato y el 56% sufría trastornos del gusto.
La amputación del placer
Las mujeres son las más afectadas (54%) frente a los hombres (46%), en cuanto a los problemas olfativos. 67% de las mujeres declaran que la enfermedad tuvo un impacto en su oficio, frente a 33% para los hombres.
Sophie Pallas, directora general del sindicato francés, para quien “la nariz es un instrumento de decisión diario”, tras contraer el covid en enero, no sintió “el alcohol ni la acidez”. Era como si le hubiesen “amputado la sensación de placer”.
El vino “no sabía a nada”, afirmó por su parte Philippe Faure-Brac, presidente de la Unión de Sumilleres de Francia. El mejor sumiller del mundo de 1992 recuerda una “sensación de madera” en la boca, “limitada a los sabores fundamentales”, que se prolongó durante varias semanas.
A raíz del estudio, la Unión de Enólogos preconizó reconocer la anosmia y disgeusia (alteración del sentido del gusto) como enfermedades invalidantes y priorizar la vacunación de los profesionales del vino, entre otras medidas.