El Gobierno de Chile anunció que desde mañana miércoles 8 de marzo, usar mascarilla en el transporte público y privado será obligatorio.
De hecho, a través de sus redes sociales lanzaron varios tutoriales para enseñar a la población a fabricar tapabocas en casa y con productos que se pueden encontrar en cualquier hogar.
Entre los materiales que recomendaban se encontraban una bandana, pañuelo, polera y bufanda. ¿Pero cuál es la mejor alternativa?
En 2013, la Universidad de Cambridge realizó un estudio para probar la eficacia de varios materiales en la construcción de mascarillas.
Para ponerlas a prueba, esparcieron sobre ella el virus Bacteriófago MS2 de 0.02 micras, que es cinco veces más pequeño que el Covid-19.
Según sus resultados, además de las mascarilla quirúrgicas (que no se pueden fabricar en casa y que hoy en día son difíciles de encontrar en el comercio), el estudio arrojó que el material que mejor protección otorgó fueron las bolsas de aspiradora. Estas consiguieron un 86% efectividad en la filtración de las partículas.
A ella, le sigue el paño de cocina con un 73% de filtración; tejidos mezcla de algodón y poliester con un 70%; poleras de algodón con un 69% de protección y las fundas de almohadas antimicrobianas con un 65%.
Con un grado menor de protección continuaron las bufandas y fundas de almohadas con un 62%; el lino con un 60% y la seda con un 58%.
Hay que recordar que previo a ese estudio, en 2009, cuando el mundo luchaba contra la pandemia del H1N1, la misma universidad comparó las mascarilla caseras como alternativas a las profesionales, para bloquear aerosoles bacterianos y virales, explicaron en su estudio.
En aquella oportunidad sólo se probaron tapabocas creados a partir de una polera 100% de algodón. “El factor de ajuste medio de las mascarillas caseras era la mitad del de las mascarillas quirúrgicas. Ambas mascarillas redujeron significativamente el número de microorganismos expulsados por los voluntarios, aunque la mascarillas quirúrgica fue 3 veces más efectiva para bloquear la trasmisión que la mascarillas casera”, explicaron.
“Nuestros hallazgos sugieren que una mascarillas casera solo debe considerarse como un último recurso para prevenir la trasmisión de gotas de individuos infectados, pero sería mejor que no tener protección”, sentenciaron.