Los cacarolazos masivos se han extendido por varios días en nuestro país, como forma de protesta pacífica de diversos grupos sociales frente al gobierno de Sebastián Piñera.
Estas acciones han congregado a madres, padres e hijos durante las tardes y consisten, básicamente, en la acción de tocar una olla (o sartén) vacía con algún elemento -como una cuchara de palo- para generar ruido.
Por siempre, esta forma de manifestación ha estado asociada al símbolo de la escasez de recursos para el hogar, algo que se ha replicado en varios países del mundo, especialmente en Latinoamérica. Uruguay las replicó entre 1973 y 1985 en dictadura; Argentina, entre 2001 y 2002 por la crisis económica; Venezuela en 2013 contra Nicolás Maduro y Ecuador en 2019, contra las políticas de austeridad del Gobierno.
Si bien en estos días la acción se ha realizado de forma frecuente, sólo algunas personas de las nuevas generaciones conoce cuál fue el origen de este tipo de manifestación, la cual surgió en Chile por la lejana década de los 70.
Hasta el día de hoy no está claro cuál fue el origen de los cacerolazos en el mundo, aunque según el historiador Emmanuel Fureix las primeras protestas de este tipo surgieron en Francia hacia 1830.
En ese entonces, la gente comenzó a manifestarse en las calles principales de París en contra de régimen de Luis Felipe I de Francia. La idea era hacer ruidos con las ollas durante las noches, para manifestar descontento hacia la “clase política”.
De acuerdo a Fureix, los cacerolazos se volvieron populares hacia 1832, por lo que incluso se replicaron en las colonias francesas dentro de África.
Quienes introdujeron el cacerolazo en Chile
Contrario a lo que muchos pueden pensar, en la clase alta chilena surgió una profunda preocupación por la situación social durante la década de 1960.
Según detalla una investigación de Memoria Chilena, en 1963 existía un profundo temor, dentro de la clase alta, sobre una hipotética elección de Salvador Allende como futuro presidente de Chile.
De acuerdo al citado medio, esto llevó a muchas personas a apoyar la elección de Eduardo Frei Montalva, quien se convirtió en presidente de Chile en noviembre de 1964.
Por esos años además se creó la Acción de Mujeres de Chile (AMCh), un grupo de dueñas de casa, de situación acomodada, quienes estaban en contra de proyectos como la Reforma Agraria, la cual se llevó a cabo de todos modos.
Se estima que la AMCh sintió rechazo hacia la figura del presidente por la aprobación de este conjunto de medidas políticas, por lo que posteriormente le quitaron apoyo.
Como era de esperarse, de cara a las elecciones presidenciales de 1970 esta agrupación expresó su apoyo al candidato de derecha Jorge Alessandri. No obstante, quien se impuso en ese entonces fue Salvador Allende.
En ese entonces, detallan, muchas de ellas protestaron frente al Congreso Nacional, para que no proclamara al candidato de la Unidad Popular como presidente de Chile. Finalmente, esto ocurrió y el país inició un nuevo gobierno.
La autora estadounidense Margaret Power, en su libro La mujer de derecha: el poder femenino, indica que con el paso de los años el descontento de las dueñas de casa fue más notorio, por lo que tomaron la decisión de salir a las calles.
Fue así como el 2 de diciembre de 1971 miles de mujeres marcharon por las calles principales de Santiago golpeando sus ollas en descontento con el gobierno de Allende. Fue esta la primera vez que se desarrolló así en Chile y Latinoamérica.
Ese día fue conocido como la Marcha de las Cacerolas Vacías, siendo hasta ahora la manifestación de mujeres más recordada de ese tiempo.
Con el paso de los días este tipo de protesta se masificó hasta las principales ciudades de Chile. Concepción y Valparaíso fueron las primeras en unirse a Santiago.
De acuerdo a la publicación de Power, el éxito de este tipo de marchas generó la creación de una agrupación llamada Poder Femenino, la cual manifestó abiertamente su desaprobación al gobierno de la Unidad Popular.
“Se sumaron democratacristianas y mujeres que nunca habían participado en política y reunió a todas las clases sociales. El movimiento desde su inicio se presentó como apolítico e integrador, apelando a la identidad de género para legitimarse”, detallaban.
Finalmente el gobierno de Salvador Allende terminó con el golpe de estado, generado por las fuerzas armadas, un 11 de septiembre de 1973.
Cacerolazos en dictadura
De acuerdo al Museo de la Memoria, esta forma de protesta fue replicada por grupos opositores al gobierno de Augusto de Pinochet en la década de los 80.
El 11 de mayo de 1983 fue convocado un paro nacional de parte de la Confederación de Trabajadores del Cobre.
El líder de aquella manifestación fue el dirigente Rodolfo Seguel, quien planeaba realizar un cese de funciones para protestar. No obstante, la medida tuvo que suspenderse por temor a las consecuencias y violencia.
Aquel 11 de mayo el gobierno decretó toque de queda, lo que llevó a las personas a manifestarse por medio de cacerolazos, que fueron replicados en gran parte de Santiago.
A diferencia de los cacerolazos de las mujeres en 1971, estos se realizaron desde las propias casas de los manifestantes, quienes se quedaban hasta altas horas de la madrugada.
Asimismo, con el paso del tiempo estos fueron replicados en otras ciudades de Chile.
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