Vestido de cueca, de china o traje de huasa. Múltiples son los nombres que se le da al vestuario femenino más utilizado durante Fiestas Patrias.
Usualmente este traje típico se caracteriza por consistir en un vestido floreado, que lleva un falso debajo (falda interior que otorga voluminosidad) y a veces un pequeño delantal por encima, zapatos negros y un peinado que recoge todo el cabello. No obstante, ¿qué tan acertada es esta vestimenta?
La realidad es que el traje de huasa popularizado hoy se aleja bastante de cómo fue en sus inicios. Así lo concluyen expertos en el tema como Carlos León Heredia, magíster en Historia de la Universidad de Concepción y asistente histórico de la Galería de La Historia de Concepción, y la profesora Rosa Campos Morales, experta en folclore, quienes explicaron a BioBioChile cuáles son los grandes errores o cambios que ha sufrido esta indumentaria.
1. Enormes falsos
Uno de los aspectos más llamativos del atuendo de “china” -palabra de origen quechua que significa “sirvienta”- es el falso. Este último par de años, este traje ha ido acompañado cada vez de falsos más prominentes que levantan la parte inferior del vestido y crean un efecto de gran voluminosidad. No obstante, éste está muy alejado de sus raíces.
Según comentó Carlos León, quien estudió este fenómeno en su investigación Competencia y Chilenidad: Los campeonatos de cueca huasa en Chile 1965-1992, el falso surgió en la década de los 90 gracias a que comenzaron a usarlos las mujeres que participaban en campeonatos de cueca.
“Antes de este fenómeno se usaban una o dos enaguas bajo el vestido, la que es una prenda interior histórica que fue muy usada en el sector campesino”, contó. En tanto, para la profesora Rosa Campos esta prenda no tiene gran utilidad, más allá de un uso estético pero que pocas personas conocen su origen. “La gente sólo lo copió y lo incorporó porque se veía bonito”, opinó.
2. Un “vestido-uniforme”
Aunque en Fiestas Patrias se comercializan vestidos para quienes quieren representar a la mujer campesina, en sus orígenes las “huasas” usaban también un traje de dos piezas. Así lo explicó la docente, quien detalló que las mujeres además tenían la opción de utilizar una falda con una blusa (de un color o floreada).
Por su parte, León detalló que el estereotipo de la mujer campesina se originó en los años 30 y 40 gracias al cine, en las películas El hechizo del trigal (1939) y Bajo la cruz del sur (1947). “Los directores buscaron una forma uniforme de representar a este personaje femenino. Ahí se creó el vestido largo, con vuelos en la parte inferior y en las mangas”, añadió el experto, recogiendo datos de la investigación Origen y estereotipo del traje de la mujer campesina del valle central de Chile (2009). “Buscaban mostrar una forma de representar a las personas del valle central, que para ellos ya representaba a Chile”, agregó.
Este traje también comenzó a usarse en presentaciones musicales en los años 60 y 70, transformándose “en una vestimenta para tocar música obre los escenarios. Lo que tomó aún más fuerza con los ballets folclóricos”, puntualizó.
Antes de ello, en películas grabadas en la década de 1920, la huasa se mostraba con un traje de dos piezas, que tenía una labor funcional y no tenía alguna forma en particular. “Las mujeres elaboraban sus trajes según las telas a las que tenían acceso. De la misma forma, si vivían en una zona fría usaban telas más abrigadoras (gruesas)”, explicó Campos y agregó que también las huasas usaban chupalla (sombrero artesanal) para sus labores en el campo.
Respecto a la uniformidad de los trajes, la profesora también explicó que esto “lo manejó el comercio al venderlo al por mayor. Antes te mandabas a hacer un traje. El de ‘china’ se transformó en un uniforme, nunca se dio la opción a una blusa y una falda”.
3. Delantal
Muchos trajes elaborados para niñas en la actualidad cuentan con un pequeño delantal en la parte frontal del vestido. También está en versión para adultas, aunque ha perdido presencia con el paso de los años. No obstante, no debería usarse en ningún caso, según distinguió Rosa Campos.
“El delantal tiene una función: proteger la ropa cuando se realizan labores domésticas. Una mujer no lo iba a usar para ir a una fiesta o bailar cueca, simplemente se lo quita”, aclaró la profesora. En la misma línea, Carlos León definió esta prenda como una “herramienta de trabajo”.
Aún así, el delantal que sí usaba la mujer campesina para las labores domésticas no se parece al pequeño trozo de tela blanco representado hoy. “El delantal de la huasa era una tela grande que cubría parte del pecho y falda”, contó León y detalló que el que se usa hoy fue creado por directores de cine extranjeros a quienes “no les gustó este traje”.
De todas formas, el delantal ha aparecido en importantes expresiones folclóricas. En los años 70’s, una campeona de cueca lo usó en su presentación, lo que habría masificado el uso de esta prenda. Sin embargo, León enfatizó que “bailar la cueca era un momento importante en el campo. Las mujeres se sacaban el delantal para hacerlo”.
4. Vestido arriba de la rodilla
Algunos vestidos actuales (y de las últimas décadas) tienen un largo hasta la rodilla o incluso arriba de ella. Ambos expertos coincidieron en que la huasa nunca usó un vestido a esta altura.
Según explicó la docente, el largo del vestido -que variaba entre entre la altura de la canilla y la rodilla- dependía del estado civil y edad de la mujer que lo usaba. “Las adolescentes lo usaban abajo de la rodilla mientras que la mujer casada a la altura de la canilla. Mientras más adulta más largo”, explicó.
“Las mujeres muy jóvenes y solteras lo hacían para ‘mostrarse’ en las tertulias y llamar la atención de algún varón para casarse. Mientas que las casadas dejaban de hacerlo porque era ‘faltarse el respeto”, puntualizó Campos. También señaló que algunas mujeres con menos recursos heredaban trajes, los que usualmente eran largos.
Sin embargo, esto cambió cuando esta indumentaria pasó de ser un representativo de la época a un traje para usar sobre un escenario en competencias de cueca o de otras expresiones artísticas, según contó Carlos León.
“Ahí el traje comenzó a recibir la influencia de la moda de la época”, contó. En esta línea, “en los años 70, con la influencia de la minifalda el vestido se usó arriba o a la altura de la rodilla”, agregó el experto.
“La moda es la que influye en los vestidos. Hoy incluso hay algunos trajes a los que le han incorporado un escote de espalda”, ejemplificó León.
De la misma forma, las mangas de los vestidos también han sufrido cambios en su longitud. “Con los años se usó manga corta y luego larga. Por ejemplo, en los 80 la manga era voluminosa y tenía un tipo de hombrera”, añadió. Lo anterior también ha sucedido con la blonda del cuello: antes se usaba y hoy sólo la tienen algunos vestidos.
“Considerando que este traje no tiene un basamento en el campo, un personaje que lo use en la realidad rural, las folcloristas urbanas comenzaron a construirlo y continúan modificándolo hasta el día de hoy”, dijo Carlos León.
5. Vestido inspirado en la bandera chilena
Una curiosa variación de vestido de “china” es el modelo que está inspirado en la bandera chilena. Según Rosa Campos, este ejemplar surgió de algún ballet que interpretaba una temática latinoamericana o de valores patrios, en donde se confeccionó con ese objetivo. “Pero la gente no lo contextualizó y sólo lo copió”, manifestó Campos.
“Si uno se basara en un protocolo más estricto no debería existir este vestido. A menos que la persona entienda su origen y utilice como un homenaje patrio. Sin embargo, su uso no debería pasar más allá de un escenario… la gente lo imitó por falta de educación, de conocimientos”, opinó la profesora.
De la misma forma, también dijo que la falta de tiempo para los docentes de Enseñanza Básica y Media para repasar la unidad de tradiciones chilenas, y sus orígenes, también influye en este tipo de decisiones. “No se explica con la dedicación necesaria”, añadió.
En tanto, este tipo de traje no sólo se aleja de su origen por usar una bandera, también tiene otro “error” relacionado con el uso de telas. Carlos León explicó que el vestido original era elaborado con sólo una tela, que podía llevar blonda, pero que hoy se elabora con dos o varios ejemplares.
6. Uso de zapatos y calcetines
Un dato poco conocido respecto a los colores del traje de huasa, es que durante los años 80 se usó zapatos blancos. “El calzado nunca estuvo reglamentado. Varió entre un zapato blanco y negro, hasta que en la década de los 90 se estableció este último”, contó León.
De la misma forma, explicó que el uso del calcetín con ‘vuelo’ se incorporó incluso después de la creación de los campeonatos de cueca en Arica (que tienen más de 50 años), puesto que en dicha zona no se usaban porque las condiciones climáticas no lo requerían.
Respecto al zapato de charol, popularizado en la versión “para niñas” de este traje, Campos explicó que era un material poco accesible para algunas zonas y mujeres con pocos recursos, motivo por el que sólo se usaba “el mejor zapato que tuvieran guardado”.
7. Adultas con vestidos con cintas y encajes
Otro error, respecto a los trajes de huasa originales, radica en el uso de vestidos adornados con “demasiadas” cintas y blondas en mujeres adultas. Según explicó Campos, estos adornos solían ser usados sólo por niñas puesto que eran considerados como “parte del vestuario infantil”. “Una mujer adulta no usaba grandes listones o calcetines con blondas en sus extremos”, añadió la docente. “Ese traje se hacía más simple y largo a medida que crecía”, agregó.
En esta línea, también contó que el cabello de la mujer variaba según su edad. “Las niñas usaban el cabello más suelto, al igual que las adolescentes. Las jóvenes podían llevar una trenza un poco más desarmada. En tanto, una mujer adulta debía atarse el pelo”, añadió.
En tanto, un adorno que sí se ha usado para añadir a los peinados son las flores. León explicó que con el paso del tiempo, el cabello ha estado sometido a la moda de la época. “En las fotografías de los 80 hay mujeres de los ballet folclóricos que aparecen con cabellos voluminosos o chasquillas”, ejemplificó Carlos.
Respecto al maquillaje, la profesora Rosa Campos explicó que las mujeres lo usaban sólo cuando tenían acceso a él, que era en el caso de las casadas o de las “patronas”. “Algunas sólo se pellizcaban las mejillas o usaban alguna fruta para colorarse los labios. El maquillaje era un lujo y muy caro, y quienes lo usaban lo hacían de una forma muy suave”, detalló y explicó que su uso se masificó con las presentaciones en los escenarios.
¿Entonces está mal usar el traje de “china” comercializado hoy?
Ante esta interrogante, la profesora aseguró que lo más importante es conocer el origen de cada prenda o accesorio que se incorpora en el traje de huasa. “Los errores suceden por falta de información”, expresó.
“Si voy a hacer un pequeño cambio o adaptación, debo tener en mis conocimientos el trasfondo de eso. Es importante que se conozca la raíz de la tradición para formar una identidad. ‘Copiar y pegar’ no tiene sentido si no se sabe de dónde viene, son acciones que transforman el uso del traje en algo banal”, dijo la docente.
“Se pueden usar adaptaciones, de hecho ayudan a que a las personas les guste usar estos vestuarios, pero debe ser considerando lo anterior y de forma respetuosa. No hay que dejar que la tradición del traje ‘se pierda en el viento’ y así se pierda la verdadera identidad”, opinó.
Por su parte, Carlos León aclaró que estos fenómenos son “un poco polémicos”, pero también es importante considerar que “el folclore se alimenta no sólo de lo que busca representar, sino que también del escenario donde se representa”.
“Es importante comprender cómo ha surgido esto y cómo ha cambiado hasta hoy. Se ha generado una identidad distinta: los jóvenes se identifican como ‘cuequeros’, no como alguien que representa la cultura tradicional: no se visten de un personaje del campo”, concluyó León a partir de su investigación.
Respecto a la evolución del traje de huasa en sí, León opinó: “Me parece importante que las personas sepan de donde vienen y cómo ha ido cambiando el traje. Si conocen sus orígenes, lo pueden confeccionar con conocimiento”.