1941 sería un año de bastantes cambios a nivel global. Una guerra sumamente destructiva comenzaba a azotar al mundo y reinaba la incertidumbre. Por un lado se necesitaban fuentes de entretenimiento y por otro, las confianzas entre países flaqueaban.
Por esos años Estados Unidos aún no ingresaba a la guerra, aunque ya se comenzaba a especular con que más temprano que tarde tendría que unirse a los aliados en pos de combatir la expansiones de la Alemania Nazi y la URSS de Stalin.
Bajo ese contexto la industria del entretenimiento se abría paso en Estados Unidos de la mano de Walt Disney, un dibujante y productor que ya había saboreado el éxito tras la creación de dibujos animados como el Ratón Mickey (1928) y el Pato Donald (1934).
Contrario a lo que se podría pensar de un productor tan exitoso para esa época (ganador de premios de la Academia y de reconocimiento en Europa), Disney tuvo la misión de llegar a Latinoamérica a mediados de 1941, con el objetivo de crear nuevas producciones.
De acuerdo al libro ¡De película! del autor Fernando Purcell, la venida de Disney a Sudamérica se avisó como una importante oportunidad para crear nuevas tiras cómicas centradas en valores y personajes tradicionales de los países de este lado del mundo.
No obstante, para los críticos de la época esta fue una medida en parte adoptada por el gobierno de Estados Unidos, encabezado por Franklin Delano Roosevelt, para asentar cierta cercanía con los estados locales.
En el fondo, sostienen en la publicación, EEUU habría necesitado de una figura consolidada para afianzar su posición dentro de Latinoamérica y trazar alianzas, viendo de cerca su ingreso al combate en Europa.
Pero más allá de eso, y teniendo una serie de anécdotas en medio, el viaje de Disney comenzó por Brasil, se extendió a Argentina y aterrizó en Chile, luego de haber cruzado la cordillera en avión.
Más allá de sentirse un verdadero “Chilean huaso”, haber bailado cueca con Los Cuatro Huasos (grupo de la época), el objetivo de Disney era reunirse con empresarios y autoridades políticas de Chile para crear lazos de confianza y realizar proyectos audiovisuales.
Según detalla el sitio Memoria Chilena, Walt llegó a Latinoamérica con la idea de crear un personaje animado que identificara a cada país en el que había estado. La idea es que esa caricatura estuviera basada en un animal.
No obstante, y por esas extrañas cosas del destino, Disney creó para Chile un personaje que se llamaba Pedrito el avioncito, el cual retrataba un avión animado que realizaba continuos y difíciles viajes por la Cordillera de los Andes para entregar correspondencia a Argentina. De animal no tenía nada.
Pedrito el avión apareció por primera vez en 1943 dentro de un programa llamado Saludos Amigos, el cual no tuvo el éxito de audiencia esperado.
Junto con eso, detallan, su nombre original “Pedrito” hizo alusión al presidente chileno Pedro Aguirre Cerda, quien se había reunido con Disney por aquellos años.
Pues bien, para iniciar este proyecto el productor reunió a varios dibujantes chilenos renombrados de la época, entre los que se encontraba un joven llamado René Ríos Boettiger, a quien todo un país conocería como Pepo.
Hacia un dibujo realmente chileno
Ríos, oriundo de Concepción, fue una de las pocas personas que en Chile vio Saludos Amigos. De acuerdo al relato de su sitio institucional, el dibujante no quedó conforme con la forma en que Disney había mostrado la identidad chilena al mundo. Hacía falta algo.
Según el citado medio, por esos años Pepo era reconocido como un hombre patriota y seguidor de las tradiciones chilenas, por lo que sabía que debía crear algo que realmente hiciera sentido a la identidad de este país.
Fue así como en 1949 salió por primera vez en la revista Okey un dibujo animado llamado Condorito, el cual era la mezcla perfecta entre un cóndor y un huaso chileno, descrito como un fiel representante de la cultura nacional.
“Pensé en nuestro escudo, pensé en el huemul y el cóndor, pensé que entre las dos figuras tú estabas mucho más cerca de lo que nosotros somos (…), por eso te hice bajar a ti de la cordillera, te calcé ojotas, te puse sombrero de huaso, te hice vivir en el mundo de los humanos”, declaro en ese momento, según Memoria Chilena.
Junto con todo eso, Condorito fue una caricatura que también reflejó contextos sociales muy presentes en Chile, como la marginalidad de algunos sectores, la migración campo – ciudad o las marcadas diferencias sociales.
A través de los años el dibujo se fue perfeccionando, pasando de ser un cóndor con un pico bastante largo y poco definido hasta adquirir un trazo mucho más armónico desde 1955, cuando ya se vendía como una historieta única.
De sus personajes no hay mucho más que decir, la mayoría de los chilenos reconocen a Don Chuma, Huevoduro y Ungenio González como los grandes amigos de Condorito, mientras que Pepe Cortisona era su enemigo.
Junto con eso estaba su eterna novia Yayita, un personaje cuyo look y vestimenta fue variando con el paso de los años. A esta hermosa joven se sumaban los pocos afables Tremebunda y Cuasimodo, suegros de Condorito que no aceptaban la relación.
Aún así existen muchas curiosidades que rodean a los personajes de la historieta. Una de ellas es que Tremebunda y Pepe Cortisona eran personajes que Pepo recicló de otra historieta llamada Don Tarugo y su familia, también de la revista Okey.
Por otro lado, el propio Pepo reconoció con los años que se basó en sus experiencias personales para crear algunos de sus personajes más célebres.
Por ejemplo, para crear a Yayita se basó en su cuñada, una mujer que también gustaba de andar a la moda y era de las más bonitas de la ciudad. El “Comegato” estuvo basado en un pescador que Ríos conoció en Caldera, quien amaba comer pescado.
Asimismo, Huevoduro fue el retrato que Pepo realizó de un hombre demasiado pálido que en ese tiempo trabajaba en la embajada de Canadá.
Cabe señalar que el pasado mes de agosto Condorito celebró exactos 70 años de vida con una exposición en la Biblioteca Nacional, la cual fue catalogada como un éxito.
Hasta el día de hoy, esta es considerada como la historia chilena más exitosa de la historia, siendo reconocida internacionalmente por sus chistes e historias.