Cada objeto cotidiano con el que se relacionan las personas a diario están llenos de microbios. Así lo han demostrado cientos de estudios, que buscan advertir a los usuarios sobre la limpieza que requieren.
Aún así existen objetos que están más expuestos a las bacterias que otros. Uno de ellos es el estropajo, conocido en Chile coloquialmente como el “pañito” que se usa en la cocina, con el que se limpian los utensilios de dicho espacio. La esponja también sufre el mismo efecto.
Es por lo mismo, que muchos se esfuerzan por asear este objeto para que no queden bacterias alojadas en él. No obstante, un estudio reciente explicó que probablemente muchas personas no lo hacen de forma correcta.
La investigación publicada por la revista Scientific Reports aseguró que un estropajo “pueden llegar a colonias de miles de millones de bacterias de 362 tipos distintos por cada centímetro cúbico”, según recogió el diario El País. Ante esto, dijo que la mejor forma de “deshacerse” de estos gérmenes es cambiando el “pañito” con frecuencia.
Al respecto, el investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología y miembro de la Unión Internacional de Sociedades Microbiológicas, Miguel Vicente, puntualizó que la mejor forma es cambiar este objeto cada semana.
Pero, considerando que pocos lo hacen (un 29% de las personas, según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios), los expertos recomendaron desinfectarlos en casa de una forma muy simple: remojarlos.
Según detalló el artículo, no es necesario meterlos en la lavadora o en el microondas con agua hirviendo, sólo basta con remojarlos por cinco minutos con alguna sustancia desinfectante o lavarlos sólo con agua, escurrirlos y dejarlos secar. Según el artículo citado, las bacterias no sobreviven a estos métodos.
Respecto a las otras técnicas usualmente realizadas, no eliminan el 100% de los gérmenes, puesto que no eliminan todo tipo de bacterias.
No todos son patógenos
Al respecto, el experto Manuel Sánchez Angulo, profesor de Microbiología de la Universidad Miguel Hernández de Elche y miembro de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), detalló que los objetos que se usan para lavar la loza albergan una importante cantidad de microbios: sólo la esponja puede llegar a tener mil millones de microorganismos.
Aún así, advirtió que sólo 1 de mil microbios son potencialmente patógenos, de las que destacó a las bacterias Escherichia coli, Staphylococcus aureus o Campylobacter jejuni. “Es decir, en un lavaplatos hay un millón de patógenos potenciales y 999 millones de bacterias que no lo son, pero pueden echar a perder un alimento o incluso provocar una intoxicación si no se tiene cuidado”, aclaró.