En 1945 el mundo vivía las últimas acciones de la Segunda Guerra Mundial. Si bien el conflicto armado ya había cesado en Europa, en Asia se disputaban las últimas arremetidas de Estados Unidos hacia Japón, la última potencia del eje.
Todo terminó con una terrible acción luego que el presidente norteamericano Harry Truman ordenara el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre territorio nipón. Las ciudades afectadas fueron Hiroshima y Nagasaki.
El hecho devastó al país asiático y lo obligó a rendirse. Siendo esa la acción a mayor escala en todo el conflicto armado.
Las detonaciones dejaron un total de 220.000 muertos en Japón. 140 civiles fallecieron en Hiroshima, mientras que 80.000 perecieron en Nagasaki. A eso se sumó que millones recibieron los efectos de la radiación en ambos lugares.
Una de las historias que dejó este hecho fue vivida por un ingeniero japonés llamado Tsutomu Yamaguchi, quien tenía 29 años en aquel año. Este hombre estuvo en las dos ciudades donde estallaron las bombas, siendo testigo de ambos impactos y salvando su vida de milagro.
Yamaguchi nació en Nagasaki un 16 de marzo de 1916. Luego de titularse como ingeniero, ingresó a trabajar a Mitsubishi Corporation en calidad de asesor de proyectos.
Según detalla el diario español El País, justo en agosto de ese año el hombre estaba encargado de supervisar los trabajos de un astillero en la ciudad de Hiroshima. Tenía 29 años y aquella era su primera labor como jefe de un proyecto.
El día 6 de ese mes, un avión del ejército de Estados Unidos sobrevoló la ciudad con una misión: dejar caer una bomba llamada Little Boy sobre el centro de ésta. La acción ocurrió a las 08:15 horas.
En ese entonces Yamaguchi se encontraba a tres kilómetros de la zona de detonación, dentro de los astilleros. Ahí mismo fue testigo presencial del hongo que formó la detonación del artefacto y toda la destrucción que causó en la zona.
Hace algunas décadas, en una entrevista con el diario inglés The Guardian, el ingeniero indicó que vio como el avión “Enola Grey” voló por la zona de la ciudad y dejó caer dos paracaídas.
“Los observé descender y de repente fue como un flash de magnesio, un gran flash en el cielo, y luego salté por los aires. Cuando abrí los ojos, todo estaba oscuro. Pensé que había muerto, pero la oscuridad se abrió y comprendí que estaba vivo”, sostuvo.
Producto de ese hecho, Tsutomu sufrió heridas de gravedad en brazos, piernas y su cara. A pesar de que su vida no corría peligro, fue vendado por completo y enviado desde el hospital hasta su casa. “La demanda era tanta que (los médicos) no podía hacer más”, sostuvo.
Producto de la radiación que se emitió sobre la ciudad aquella nefasta jornada, la compañía Mitsubishi Corporation ordenó a sus trabajadores que se trasladaran a otras ciudades con parientes cercanos. Allí en Hiroshima no se podía estar más.
Fue así como este hombre inició un maratónico viaje de 400 kilómetros en tren hacia Nagasaki. Durante todo ese trayecto estuvo lleno de vendas y le era difícil comunicarse, ya que su audición estaba bastante deteriorada.
El 8 de agosto Yamaguchi llegó a su ciudad natal. En esa región muy poco se sabía respecto a la detonación de la bomba atómica. En uno de sus relatos, este ingeniero indicó que incluso hubo personas que no le creyeron cuando les contó lo que había ocurrido.
Una de las cosas que hizo el 9 de agosto de aquel año, día en que EEUU decidió lanzar la segunda bomba llamada Fat Man (hombre gordo), fue asistir hasta la sede de Mitsubishi para contar lo que había pasado en la otra ciudad.
La detonación de esta segunda bomba ocurrió a las 11:01 horas de aquel día. Se calcula que inmediatamente tras el impacto fallecieron entre 35.000 y 40.000 personas en ese lugar.
“Le estaba contando a mi jefe de Nagasaki que una bomba había arrasado con toda la ciudad de Hiroshima. Él me decía que yo estaba loco cuando al mismo tiempo cayó la bomba sobre Nagasaki”, recordó sobre ese momento.
En su relato a la BBC, Yamaguchi sostuvo que sus heridas se profundizaron y se desmayó. Despertando una semana después en un hospital de aquella ciudad. “Desperté con una fiebre terrible, pero estaba vivo”, indicó.
En ese entonces, una enfermera del lugar le dijo que Japón se había rendido el día 15 de aquel mes, por lo que habían cesado las hostilidades entre el país y Estados Unidos.
“El hecho de que he sobrevivido doblemente a las radiaciones de las bombas atómicas es hoy un asunto oficial en el gobierno japonés”, dijo en una entrevista en 2007 al citado medio
“Ahora puedo contarles a los jóvenes mi terrible historia y todo el mundo sabrá lo que viví, incluso después de mi muerte”, agregó.
Los últimos años de vida, este ingeniero se dedicó a promover la paz mundial y la desmilitarización, teniendo como principal aval lo que vivió en aquel agosto de 1945.
Lo cierto es que, hasta el día de hoy, este hombre es el único oficialmente reconocido por su propio país como sobreviviente de las dos bombas atómicas que cayeron sobre su territorio. No obstante, se cree que 160 personas habrían vivido una situación similar.
Cabe señalar que, a pesar de haber estado expuesto a la radiación nuclear por mucho tiempo, Yamaguchi vivió hasta los 93 años de edad. Falleciendo el 4 de enero de 2010 a causa de un cáncer de estómago.