Muchas son las leyendas e historias que se tejen en torno al Tué Tué, un ente maligno con cabeza humana que puede adoptar distintos nombres y significados en el mundo. Esta Noche de San Juan, dicen, recorre los cielos con su característico canto.
Probablemente no sea buena idea contar historias de terror en la Noche de San Juan, celebración que festeja el nacimiento de Juan Bautista y el comienzo del solsticio de invierno en el hemisferio sur. De hacerlo –aseguran los supersticiosos– se corre el riesgo de atraer duendes, brujos y otros entes malignos.
Pero, ¿qué sería de esta festividad sin sus leyendas o costumbres populares? Por ejemplo, esa que dice que durante la madrugada del 24 de junio alrededor de un viejo sauce, el Tué Tué comienza a trinar incesantemente para alertar la presencia de un difunto en las cercanías. O aquella que recomienda no llamarlo 3 veces.
Cientos son los relatos en torno a este misterioso pájaro llamado de diferentes formas en Chile: Tué Tué, Diucón, Mandao, Chonchón, y que surca en los cielos estrellados presagiando, generalmente, malas noticias.
Su nombre más popular, Tué Tué, se debería a su peculiar canto, similar al de los queltehues, aves originarias de América del Sur. Asimismo, este pájaro agorero (de mala suerte) habría influenciado en el origen de otros mitos de aves fantásticas de la mitología chilota y patagona.
Mal universal
Pero más allá de los mitos y relatos fantásticos que se tejen en torno a esta criatura, especialmente durante la Noche de San Juan, ¿cuál es su verdadero significado y origen?
La representación del Tué Tué puede variar en Chile. En sectores rurales, por ejemplo, es vista como una presencia maligna, temida y a la que se le profesa un profundo respeto. Es común que en los campos las personas inviten a esta “especie de brujo” ofreciéndole sal.
“En Coquimbo, el Chonchón es un brujo que va a la cueva de Salamanca. Ahí se hacen aquelarres y se supone que ellos se ponen a dormir, entonces su alma sale y encarna en un pájaro”, cuenta Herminia Oyanedel Ramírez, oriunda de La Serena, quien vivió una experiencia paranormal con el ave.
En la cultura mapuche, el Chonchón es un ave formada a partir de una cabeza humana, cuyas grandes orejas son utilizadas como alas. La cabeza, además, pertenecería a un brujo que usa un “mágico ungüento” para desprenderla de su cuerpo y así poder salir a volar.
Octavio Huaiquillan Meliñir vive en Lonquimay, región de la Araucanía. Siendo pehuenche, asegura que el Chonchón o Tué Tué “es una manifestación pura del demonio y del mal que está presente en todo lugar, independiente de la zona, día, cultura o pueblo”.
Huaiquillan, quien es además kimche en su comunidad (una especie de sabio con vasto conocimiento de su cultura), dice que, en el período prehispánico, cuando el territorio todavía era gobernado por caciques, ya existían creencias vinculadas a este tipo de criaturas demoníacas.
El Chonchón o Tué Tué, por tanto, no sería un ave nocturna que ronda solo en la Noche de San Juan, sino que en cualquier momento del año.
“Hoy en día hay confusión. Si uno va al Alto Bío Bío o a Cañete, le van a explicar de otra forma la misma cosa, pero la raíz es la misma (…) Él vive en la tierra. En todas las razas existe”, sentencia.
En todas partes
El relato del Tué Tué, asimismo, no tendría un origen geográfico definido. “No viene de alguna cultura específica. (…) Si pensamos en una civilización occidental, como la medieval, los brujos adoptaban distintas formas también. Esto tiene que ver con la interpretación que cada pueblo le da al mal”, explica Laura Benedetti Reiman, doctora en Historia de la Universidad de Concepción.
Si bien no hay una raíz clara, existen algunos mitos o historias en Europa que dan cuenta de una cabeza alada o ave que trae la mala suerte, similar al Tué Tué o Chonchón en Chile. Además, tanto mapuches como otros pueblos del cono sur de Latinoamérica transmitieron, a través de la oralidad, relatos similares.
Para el historiador de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Manuel Ramírez Espíndola, el Tué Tué no se trataría de un mito, sino más bien de una serie de relatos: “una representación del inconsciente de las poblaciones, no solamente indígenas, sino de todas las poblaciones tradicionales”, opina.
El académico añade que relatos o imágenes de seres maravillosos existen hasta el día de hoy. “Todo lo que es la literatura en torno a los ovnis, alienígenas, el chupacabras, y que dan un poco de risa, pero tienen que ver con los mismos fenómenos que vivían las poblaciones durante el periodo colonial o hasta principios del siglo XX, cuando prevalecía esta figura del Tué Tué”, dice.
El cielo y la tierra
Pero, ¿por qué el mal augurio o las buenas noticias serían traídas por aves? Según el doctor en Historia de la Université de Poitiers de Francia, José Miguel de Toro Vial, “desde los pueblos más antiguos, como los celtas, se creía que las divinidades hablaban a través de los animales y de la naturaleza”.
Para el pensamiento primitivo, el trueno, el rayo, la lluvia y algunos animales, como las aves, eran manifestaciones sagradas. El pájaro, al ser un animal “cercano físicamente a Dios”, “está entre el cielo y la tierra; es un ser que comunica voluntades superiores a los hombres”, añade el académico.
Así, cuando se trata de aves, no todo es negativo o de mala suerte. “La cuca blanca es un pájaro con características positivas que indica algo favorable y, al menos, en la zona cordillerana se entiende que ayuda a la gente que se pierde”, ejemplifica de Toro.
En la vereda contraria está el Tué Tué, que, de ser avistado o escuchado, con mucha seguridad no traerá buenos augurios, o al menos, eso es lo que la leyenda cuenta.