Niu Xiangfeng es el nombre de uno de los hombres más desafortunados en el mundo del amor y las relaciones de pareja, ya que asegura que en cinco años ha sido rechazado por cerca de 80 mil mujeres en su país, China.
Su caso se dio a conocer como una de las mayores curiosidades en su nación, señalando que el joven tiene una forma bastante radical de acercarse y conquistar a las mujeres. Su único propósito de vida es casarse.
De acuerdo al medio estadounidense ABC, desde que el padre de Xiangfeng murió de cáncer en el año 2013 su única meta ha sido contraer matrimonio con alguna mujer, sin embargo, su forma de llamar la atención o cortejarlas ha sido errónea en varios aspectos.
De acuerdo al citado medio, su primera estrategia fue colocar carteles con su nombre por todas las calles en el centro de Pekín. En ellos exponía su foto, datos personales y direcciones de redes sociales. Claramente, esta manera no funcionó.
“Prefieren hombres altos y guapos y yo soy feo y bajito. También se fijan en el dinero, quieren un hombre que tenga su propia casa y no es mi caso”, indicó a ABC.
Otro medio que tomó este tema de una más cercana fue el blog norteamericano Oddity Central, donde destacaron que Xiangfeng dejó se colocar letreros en las calles y se volcó a intentar conseguir novia a través de Internet.
Allí publicó sus datos en sitios especializados en relaciones, quiso establecer contacto a través de aplicaciones, ingresó a chats y publicó anuncios en periódicos y revistas de circulación nacional.
De acuerdo al propio sitio de noticias, su obsesión llegó a tal punto que en los últimos años se dedicó a parar a mujeres que caminaban solas por la vía pública para invitarlas a tener una cita romántica. Como era de esperarse, no funcionó nada de bien.
En su testimonio consignó que tiene cerca de 80 mil rechazos en el último lustro, los cuales se dividen en 60 mil a través de las redes sociales y otros 20 mil que recibió cara a cara.
Oddity Central agrega que la confianza del hombre en sí mismo está muy baja, ya que por estos días no tiene incluso ánimo de responder mensajes de mujeres a través de Internet.
“Cuando coloqué carteles en Pekín pasó lo mismo, pero ninguna de ellas quería salir conmigo en realidad. Sólo me hicieron perder el tiempo”, concluyó.