Magnates, reyes y aristócratas han pasado por los salones del Instituto Le Rosey, considerado como una de las escuelas más prestigiosas del mundo.
Ubicada cerca de Rolle, Suiza, esta institución fue fundada por Paul-Émile Carnal en 1880 en las propiedades del Castillo du Rosey del Siglo XIV.
Además de esta sede, cuenta con un campus en un centro de ski en Gstaad, una de las localidades más exclusivas del país, en donde millonarios y miembros de la realeza europea pasan sus vacaciones.
Alumnos, profesores y personal de Le Rosey llegan hasta este lugar en los meses de invierno (enero a marzo) para tomar clases privadas de todo tipo de deportes invernales.
El programa académico de Le Rosey está diseñado para “proporcionar una educación de amplitud, profundidad y calidad para un cuerpo estudiantil internacional”.
El estudiante recibe una estricta educación bilingüe y bicultural, siempre con una lengua principal de instrucción, la que puede ser inglés o francés.
Felipe Laurent, portavoz del exclusivo centro educacional y exalumno del instituto, lo catalogó como un “internado internacional”, agregando que como administración tienen “cierto peso por las familias que han estado aquí antes”.
En efecto, cerca del 30% de sus alumnos ingresa en alguna de las 25 universidades más importantes a nivel mundial, incluyendo al MIT y Oxbridge.
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“Creo que algunas familias buscan precisamente eso. Probablemente ellos estudiaron aquí, por lo que querrán que sus hijos continúen esta especie de legado”, aseveró Laurent al portal Business Insider.
Actualmente sus instalaciones albergan a 400 estudiantes, cuyas edades van desde los 8 hasta los 18 años, quienes provienen de 67 países.
En el internado los alumnos se dividen en cuatro categorías: juniors, cadetes, jóvenes seniors y seniors. Comienzan su jornada a las 07:00 con un desayuno estilo buffet, y tienen clases hasta las 12:20.
A las 13:00 retoman las aulas para terminar a las 15:30. Desde las 16:00 hasta las 18:00 tienen las clases deportivas y artísticas, y a las 19:30 tienen una cena. Finalmente los jóvenes podrán dedicar su tiempo a actividades culturales o a sus tareas.
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Algunas de las prácticas que realizan con mayor frecuencia son clases de vuelo, de golf, de tiro y de monta de caballo.
Los dormitorios son compartidos por dos estudiantes, mientras que en el último año pueden tener piezas individuales.
Durante el periodo académico, los alumnos debe usar vestimenta “cómoda y adecuada”, lo que significa que las poleras deben permanecer bajo el pantalón, mientras que las faldas y vestidos deben ser lo “razonablemente largas”.
Dentro de las estrictas reglas se encuentra la prohibición de hablar con los manos en los bolsillos.
Y aunque la matrícula anual del instituto alcanza las 87.000 libras anuales, equivalentes a unos 75 millones de pesos chilenos, los magnates “se pelean” para que sus hijos ingresen a Le Rosey. De hecho, por cada cupo disponible, tienen cuatro postulantes.
Tal como se puede apreciar en las imágenes, más parece un centro de vacaciones que un colegio.
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