Para el resto del mundo Fred y Rosemary West parecían una pareja normal y como cualquier otra en la Inglaterra de 1994. Aunque eran pobres, se las arreglaban para mantener a sus hijos, quienes eran conocidos por tener personalidades muy introvertidas.
Lo que nadie sabía es que tras la puerta de su casa en 25 Cromwell Street, se escondían horrores indescriptible que costaron la vida de decenas de jóvenes, incluyendo a las hijas de la pareja, quienes fueron parte de sus perversos juegos sexuales.
Una infancia marcada por el abuso
El inicio de la historia comienza en 1941 con el nacimiento de Fred en el seno de una humilde familia de granjeros en el pequeño poblado de Much Marcle. Su infancia no fue fácil pues tenía que ayudar a sus padres en el campo, como tenía una habilidad innata para esas labores pocas veces podía salía de ahí, pero cuando lo hacía era robar en tiendas.
Tras largas jornadas en el campo, los días de infancia de Fred empeoraban en las noches cuando su padre alcohólico lo golpeaba y su madre lo violaba -a los 12 años comenzó a abusar de él-.
Queriendo acabar con todo esos maltratos, a los 15 años decidió partir de su pueblo sin mirar atrás. Su aventura tampoco duró mucho, pues al no encontrar lo que esperaba en el poblado de Heretford -donde terminó durmiendo en la calle- regresó a su casa para retomar la vida de antes.
Una vez en casa, las cosas volvieron a su ritmo habitual pero esta vez Fred comenzó a violar a su hermana menor. Estuvo así durante años, hasta que la niña confesó la verdad y el hombre fue procesado por sus delitos, aunque siempre alegó inocencia. A los 20 años su caso fue sobreseído.
Tras dicho episodio, se fue a vivir a diferentes ciudades entre ellas Gloucestershire, donde alardeaba de haber viajado por el mundo, algo que la gente no le creía pues sólo lo veían como un aldeano grosero.
Pero a pesar de sus mentiras, habían mujeres que lo creían encantador y caían en sus redes fácilmente, fue así como conoció a Rena Costello cuyo destino fue marcado por este hombre.
La joven que había ejercido la prostitución y que estaba embarazada de un chófer asiático, se enamoró profundamente de Fred con quien se casó en 1962. El hombre que por ese tiempo manejaba un camión de helados, adoptó a la hija que ella esperaba,Charmaine, y un año después volvieron a convertirse en padres con el nacimiento de Anne Marie.
El matrimonio no fue fácil, ya que Fred jamás consiguió un trabajo fijo y nunca se establecieron en un lugar, al contrario, vagaron por diferentes ciudades en una casa rodante de la época, según explica el portal especializado en crímenes Murderpedia.
El inicio de una carnicería
A pesar de su pasado como trabajadora sexual, Rena se cansó de las altas exigencias sexuales de Fred y de sus constantes infidelidades, por lo que dejó al hombre y partió rumbo a Escocia, dejando a las niñas con él, informó el diario británico Daily Mail.
En 1967, West inicio un romance con Anne Mcfail, la niñera de sus hijos y quien terminó embarazada de él. Por supuesto no quería tener más niños por lo que decidió llevar a cabo su primer homicidio.
Fred la mató a la mujer a sangre fría, pero antes de enterrarla en un prado cerca de Much Marcle, cortó los dedos de las manos y pies de la mujer para guardarlos como trofeo. Además sacó el feto de su vientre para sepultarlo junto a ella.
Nunca nadie reportó a Mcfail como desaparecida, pero su cuerpo fue encontrado en 1994.
Un amor enfermo
Un año después de la muerte de Mcfail conoció a RoseMary Letts, una adolescente de 15 años que se convertiría en la perfecta compañera para sus crímenes. Al igual que el hombre, Rose era despiadada y pervertida, no tenía problemas con acostarse con cualquiera e incluso le gustaba que Fred mirara mientras lo hacía.
Al quedar embarazada a los 16 años, Rose se mudó a la casa rodante de West y sus hijas, pero duraron sólo unos meses allí antes de cambiarse a una casa en la calle Midland en Gloucester, según confirma el diario español El País.
En octubre de 1970, nació la primera hija de la pareja, Heather Anne.
Rose, sin embargo, no fue la mejor madre para las hijas de Fred, pues solía desquitarse con ellas y golpearlas. Se ensañaba especialmente con Charmaine, quien se rehusaba a llorar a pesar de las palizas.
En junio de 1971, la niña desapareció y Rose le dijo a todos que la pequeña se había ido a Escocia para reunirse con su madre. Cuando Rena llegó a la ciudad para buscar a su hija, West aprovechó el momento para deshacerse de ella. Tras citarla para conversar la golpeó, estranguló y luego cortó los dedos de sus manos y pies, antes de enterrarla en el mismo lugar donde sepultó a su víctima anterior.
En 1972, ya casados, la pareja tuvo a su segunda hija a la que nombraron Mae. Meses después Fred hizo que Rose ejerciera la prostitución, lo que ella aceptó sin mayores discusiones.
Debido a su trabajo, la mujer dio a luz en los siguientes años a siete niños de diferentes padres, por lo que nuevamente se tuvieron que mudar a una casa más grande.
Esta vez Fred arrendó un hogar en la calle 25 Cromwell, donde construyó una habitación en el segundo piso a la que llamó “La habitación de Rose”, un espacio utilizado para la prostitución y que contaba con una mirilla para poder ver lo que su esposa hacía.
En la puerta además había una luz roja para advertir a los niños que no entraran pues el cuarto estaba “ocupado”.
En aquel lugar Rose recibía la visita de sus cliente, entre los que se incluía Bill Letts, el propio padre de Rose, quien visitaba su casa para tener relaciones sexuales con su hija, como lo había hecho desde que era una niña. Fred siempre estuvo de acuerdo.
En 1972 la pareja conoció a Carolina Roberts, su vecina de 17 años que usualmente contrataban como niñera. A pesar de las insinuaciones, la joven no quiso entrar al “circulo sexual” de la pareja. A las pocas semanas ellos la invitaron a la casa donde la drogaron y violaron, aunque permitieron que se fuera si prometía volver a trabajar para ellos.
Por supuesto, Roberts informó de lo ocurrido a la policía aunque el caso no avanzó mucho pues retiró la denuncia . Los Wests se declararon culpables y sólo fueron multados con £ 50.
Ella sería la primera de muchas otras víctimas, que incluía a sus propias hijas. A principios de 1973, los West llevaron a Anne Marie, de ocho años, al sótano, donde habían construido una especie de cuarto de tortura. Allí la ataron y amordazaron para que su propio padre la violara ante la atenta mirada de Rose.
El hombre siguió abusando de su hija hasta que ella quedó embarazada en 1979, aunque perdió al niño. Fue entonces que Anne decidió irse de esa casa, y su padre la reemplazó con su hija Heather, quien desapareció algunos años después.
Tras la muerte de Heather, Fred siguió violando a las otras niñas, a quienes incluso grababa. Una de ellas le contó todo a una compañera de escuela, quien de inmediato dio aviso a su madre. Ella fue directamente a la policía a poner una denuncia.
El 6 de agosto de 1992, se inició la investigación contra los West. Fred fue acusado de violación y crueldad infantil, mientras que Rose fue calificada como cómplice, en tanto, los niños fueron puestos en casas de acogida.
El caso, sin embargo, se derrumbó cuando los dos principales testigos se negaron a declarar en el juicio, por lo que la policía comenzó a investigar la situación como presunto homicidio tras la desaparición de Heather.
La primera pista sobre la supuesta muerte de la niña la dieron sus propios hermanos, quienes hicieron una broma sobre que “Heather había sido enterrada en el patio”. La policía consiguió otra orden de registro en febrero de 1994, lo que les permitió excavar el jardín la familia, donde finalmente descubrieron los restos de la niña.
A West no le quedó otra opción que decir la verdad sobre el asesinato de su hija aunque luego se retractó, pero más tarde volvió confesar negando que RoseMary estuviera involucrada.
Su esposa, en tanto, no fue arrestada hasta abril de 1994, inicialmente por delitos sexuales, pero más tarde también acusada de asesinato.
Con el tiempo se encontraron más cadáveres y, el 4 de marzo de 1994, West admitió que había llevado a cabo nueve asesinatos más, incluyendo los de su primera esposa y el de Anne McFall.
Fred y Rosemary West fueron llevados ante un tribunal de Gloucester el 30 de junio de 1994, donde él fue acusado de 11 asesinatos y ella de 10.
El 1 de enero de 1995, Fred se ahorcó en su celda en Winson Green Prison, Birmingham. El hombre fue cremado y en su funeral sólo había tres personas presentes.
Las pruebas contra Rosemary eran circunstanciales y a diferencia de su marido, nunca confesó. Fue juzgada en octubre de 1995 en Winchester Crown Court, declarada culpable de los 10 asesinatos y sentenciada a cadena perpetua, bajo la recomendación que nunca fuera liberada. Años después, otro juez le dio la oportunidad de apelar y poder quedar libre en 2019.
En octubre de 1996, la casa de los Wests, junto con la propiedad contigua, fue demolida y el sitio se convirtió en un camino.