Tejer es una actividad que generalmente vinculamos con mujeres de la tercera edad, ya que fueron las abuelas quienes siempre se encargaron de la creación de piezas en base a lanas, algodón o acrílicos, ideales para los días de mucho frío, como los que vivimos esta semana.
Sin embargo, cada día vemos que más personas, incluso hombres, se atreven a tomar los palillos o un crochet para crear bufandas, gorros, mitones, mantas y mucho más.
Y es que con el auge del DIY (Hazlo tu mismo) y las bajas temperaturas, los tejidos han vuelto a estar de moda, un trabajo que aunque no lo creas trae muchos más beneficios que solamente tener un nuevo accesorio para lucir este invierno.
No existen tejedores enojados o estresados
¿Haz visto alguna vez a alguien tejer mientras está enojado o estresado? Lo más probable es que tu respuesta sea no y que pienses que siempre les ves hacerlo en un estado de paz constante.
Y es que el acto de tejer tiene un efecto similar a la meditación o el yoga, por lo que puede ser igual de relajante.
Según la neurociencia el movimiento repetitivo que se realiza al tejer, generando constantemente el mismo punto, junto a la sensación de crear algo nuevo o modificar algo existente genera dopamina (el neurotransmisor de la recompensa), endorfinas (que producen una sensación de bienestar, liberadas también durante el ejercicio) y serotonina (asociada con el buen humor), convirtiendo esta actividad en un antidepresivo natural, acorde a La Nación.
Además, los expertos señalan que hacer manualidades puede ayudar a aquellos que sufren de ansiedad, depresión o dolor crónico, disminuyendo el estrés, consigna CNN.
Pero, sin duda, un efecto igual de relevante es que el tejer puede aumentar la felicidad y proteger al cerebro de los daños causados por el envejecimiento.
Un ejemplo es el caso de Sarah Huerta, que recoge CNN para explicar los beneficios de esta artesanía. Luego de que Huerta sufriera la repentina muerte de su hermano, un duro golpe para ella, comenzó a sufrir ataques de pánico y no lograba mantenerse en un trabajo por mucho tiempo.
Diagnosticada con trastorno por estrés postraumático y ansiedad extrema por un médico, comenzó a tejer cuando su marido le entregó palillos, lo que le brindó la tranquilidad de dejar de pensar en el futuro y las posibles calamidades que podrían sufrir sus seres queridos, ya que se centraba en tejer y mientras estaba profundamente concentrada, las horas pasaban, encontrando en este pasatiempo la cura a su trastorno.
Todo está en fluir
“Cuando estamos involucrados en algo que requiere creatividad, sentimos que estamos viviendo más plenamente que durante el resto de nuestra vida”.
Así describe la “fluidez” el psicólogo Mihaly Csikszentimihalyi, quien luego de varias décadas de estudio, puede concluir que esto es el secreto de la felicidad: realizar una actividad que te absorbe tanto que nada parece más importante.
En una conferencia TED de 2004, el profesional afirmó: “Sabes que lo que necesitas hacer es posible de lograr, incluso si se trata de algo difícil, así que la sensación de tiempo desaparece. Te olvidas de ti mismo. Te sientes parte de algo mucho mayor”.
Debido a esto, literalmente, no queda suficiente atención para monitorear como se siente tu cuerpo, tus problemas, sentir hambre o cansancio, porque el cuerpo desaparece.
Esta tesis la secunda la terapeuta ocupacional Victoria Schindler, quien respalda que el “fluir” tiene efectos similares a la meditación, que aporta para reducir estrés y combatir la inflamación.
Añadiendo en su estudio Las bases neurológicas de la ocupación, escrito junto a Sharon Gutman, que las personas pueden aprender a realizar actividades para provocar la fluidez, que tiene el potencial de ayudar a los pacientes a disipar el caos interno, regulando emociones fuertes como el enojo, consigna CNN.
Más de un beneficio
¿Tejer para evitar fumar? Eso es lo que asevera Karen Zila Hayes, una coach de Toronto que realiza programas de terapia de tejido para ayudar a los fumadores a dejar este dañino hábito, lo que se resuelve en que al tener las manos ocupadas y estar concentrados en las puntadas, es difícil que vuelvan a fumar, destaca The New York Times.
La misma publicación muestra un estudio realizado en 2009 en la Universidad de British Columbia, que enseñó a tejer a 38 mujeres con anorexia o trastornos alimenticios, obteniendo resultados positivos, ya que las pacientes reportaron una disminución de su ansiedad.
El estudio reveló que un 74% de las mujeres que participaron tuvieron un efecto calmante y terapéutico, mientras que un 53% indicó que la actividad les proporcionó satisfacción, orgullo y un sentido de logro.
Otro dato relevante, es que tejer genera una menor probabilidad de tener un deterioro cognitivo o la pérdida de memoria, lo que se demostró en un estudio realizado por investigadores dirigidos por el Dr. Yonas E. Geda, psiquiatra de la Clínica Mayo, que fue publicado en el Journal of Neuropsychiatry & Clinical Neurosciences.
Según la publicación, se entrevistó aleatoriamente a 1.321 personas de 70 a 89 años, descubriendo que quienes eran específicamente tejedores, tenían una menor probabilidad de desarrollar un deterioro cognitivo leve, especulando que quizás esta actividad sea la razón de la mantención de la salud cognitiva, ya que las personas que leían o tocaban música no mostraron los mismos signos.
Así que ya tienes buenas razones para tomar palillos o un crochet y comenzar a tejer.