La italiana Emma Morano, considerada la decana de la humanidad y última sobreviviente conocida del siglo XIX, falleció el sábado 15 de abril a la edad de 117 años y 137 días.
Según el Gerontology Research Group (GRG), un grupo estadounidense que busca y certifica a las personas más ancianas del mundo, era la persona más anciana del mundo, al nacer en 29 de noviembre de 1899.
Vivía en Verbania, Italia, y durante su vida vio pasar 11 papas, tres reyes de Italia y 12 presidentes de la República. No obstante, no logró superar el récord absoluto de longevidad, que pertenece a la francesa Jeanne Calment, quien vivió hasta los 122 años.
Morano era una mujer que se destacaba por su independencia y vivió sola hasta los 115: recién a esa edad aceptó que se contratara a una enfermera a tiempo completo para que la ayudara.
¿Y cómo lo hizo para vivir tanto tiempo? En entrevistas en años anteriores con la agencia France-Presse y el diario estadounidense The New York Times, la anciana reveló dos de sus “secretos” que, a su parecer, le habrían ayudado a vivir más: comer huevos crudos y… no tener marido.
1- Dieta con huevos
Emma repitió en muchas ocasiones que la particular dieta que seguía la habría ayudado a mantenerse saludable. Y es que la mujer comió tres huevos crudos al día durante casi un siglo.
Esto comenzó realizarlo luego de que fuese diagnosticada de anemia a los 20 años. En ese entonces, su médico le aconsejó comer al menos tres huevos al día, dos crudos y uno hervido.
Como era una mujer de costumbres, se levantaba cada día a las 08:00 horas, comía a las 11:00 y cenaba a las 18:00.
Después de cada comida, se daba una siesta y antes de acostarse, a las 23:00, también comía algo.
Otro detalle sobre su alimentación era que evitaba las verduras. En ese sentido, prefería la carne, incluso cruda.
El médico Carlo Brava, que la atendía una vez a la semana, habló sobre esto, indicando que “Emma siempre comió muy poca verdura y muy poca fruta”.
No obstante, el doctor afirmaba que, más allá de su dieta y estilo de vida, la genética también tuvo mucho que ver en que Morano llegara a los 117 años, pues su madre vivió hasta los 91 años y dos de sus hermanas fueron también centenarias.
El médico agregó que la alimentación que tenía la anciana debería haberle destrozado el hígado, “pero con Emma, creo que habría podido comer gravilla (piedrecillas) y vivir mucho tiempo”.
Lo que le gustaba a la mujer eran la compota de manzana, las galletas, el Colomba, un pastel rico en huevos y mantequilla que los italianos asocian a Pascua, y el Pannetone y el Pandora, dos pasteles que se comen en Navidad.
2- Separarse de su marido
En una entrevista en 2015, Emma igualmente atribuyó su longevidad al hecho de haberse separado de un marido violento en 1938, poco después de la muerte de su único hijo, que tenía pocos meses de vida.
En realidad la anciana tenía otro amor antes de su exesposo, pero él murió durante la Primera Guerra Mundial.
La separación de su marido ocurrió 30 años antes de que se aprobara la ley del divorcio en Italia.
Respecto a ese episodio, el reverendo Giuseppe Masseroni, de 91 años, declaró durante el funeral de la mujer en Italia que “Emma no quería aceptar la humillación de estar al servicio de un hombre” y que ella solía decir que “no quería ser dominada por nadie”.
Sin embargo, no lo tuvo fácil tras el quiebre matrimonial, pues no tuvo otra elección que ponerse a trabajar en una fábrica de bolsas de tela de yute, para poder satisfacer sus necesidades.
Según el doctor Brava, el polvo de la fábrica de arpilla donde trabajaba debería haberle destruido los pulmones, como suele ocurrir con los empleados de esos lugares, pero a Morano nunca le afectó.