Tener un gato en casa aporta mimos y compañía. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que sus beneficios van más allá. Entre estos, enseñan sobre afecto, responsabilidad y hacen el sistema inmunológico de sus humanos más fuerte ante enfermedades.
Además, los michis contienen con compañía, masajes, mimos y ronroneos a sus seres queridos en momentos emocionalmente difíciles, ayudándolos a sobrellevar momentos de angustia.
Asimismo, un artículo de Master Cat destacó algunos de los beneficios que puede traer el tener algún minino como parte de la familia. Estos abarcan desde la salud física hasta la psicológica, recorriendo los hábitos.
¡Prr! Ronroneos y sus efectos
Quienes tienen gatos saben que es común que, al estar en momentos afectuosos con sus seres queridos, producen un particular ronquido constante conocido como ronroneo. Eso, según un estudio de investigadores del Centro de investigación de accidentes cerebrovasculares de la Universidad de Minnesota, puede ser beneficioso para el sistema cardíaco.
Según este análisis, el ronroneo de los gatos -con el que suelen expresar su aprecio hacia sus humanos- genera un efecto relajante en sus compañeros humanos, lo que reduce la probabilidad de sufrir un ataque al corazón, favorece la salud de los huesos y se convierte un gran aliado contra la depresión.
Niños y familias gatunas
A pesar de tener fama de independientes, los gatos no son distantes. Cuando se sienten cómodos con alguien pueden ser afectuosos e, incluso, seguirlos a todas partes. Por lo que es importante otorgarles ese cariño, además de los cuidados que merecen.
Dentro de los beneficios extras que pueden entregar los gatos, están los lazos y el compromiso que significa la tenencia de mascotas. Los michis pueden aportar en el aprendizaje de los niños, creando experiencias que estimulen el sentido de responsabilidad y resolución de problemas.
Excelente compañía para personas en el espectro del autismo
La independencia de los gatos los puede llevar a ser los partners de vida ideales para quienes -por diversos motivos- prefieren tener espacios personales, ya que ellos entregan cariño de una forma sencilla.
Según el estudio “Los patrones de atención visual difieren en las interacciones entre perros y gatos con niños con trastornos típicos del desarrollo o del espectro autista”, realizado por investigadores de la Universidad de Rennes, en Francia, dentro de los múltiples beneficios, el ser simples, no emitir mayores ruidos y tener actitudes minimalistas, los convierte en una excelente compañía para personas dentro del espectro autista.
De la misma manera, se señala que tener un animal es un aporte para el desarrollo de personas con diagnóstico TEA, al igual que para la mayoría de las personas, ya que entregan afecto y compañía incondicional.
Disminuyen las alergias
Generalmente, muchos suelen asociar los gatos a las alergias y enfermedades respiratorias, ya que al liberar pelusas y tener posible contacto con otros seres vivos, se cree que esto puede llevar consecuencias a sus tutores humanos.
Sin embargo, según el informe “Efecto de tener perros y gatos sobre la sensibilización y el desarrollo del asma en niños preadolescentes”, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Virginia, tener un gato en casa hace que los más pequeños del hogar padezcan menos alergias y síntomas de asma, ya que permiten el desarrollo temprano de anticuerpos frente a alérgenos gatunos.
“En una comunidad donde la sensibilización a los gatos estaba fuertemente asociada con el asma, tener un gato protegía tanto contra el asma prevalente como contra el asma incidente”, concluyó el estudio, asegurando que las creencias en ese sentido pueden ser erradas.
Grandes recompensas, gran responsabilidad
En línea con lo anterior, el bienestar y el apego de un michi hacia su dueño no se consigue de un día para otro, requiere tiempo, una buena alimentación, mimos y juegos. Por ello, es fundamental demostrarles tu compromiso y cariño hacia ellos todos los días.
Así que, cuida mucho a tu michi, porque cuando tú le das lo mejor, ellos te lo devuelven, ¡Y con creces!