Las típulas se encuentran a lo largo de todo Chile. Esta especie de “mosquito” grande posee patas muy delgadas y alargadas, por lo que suele confundirse con los zancudos. Pero, a diferencia de estos últimos, la típula no pica y no debes matarla, ya que tiene una labor muy importante para el ecosistema.
Lamentablemente, en muchas ocasiones, este insecto termina muerto por la confusión de la gente. Las típulas no se alimentan de sangre; se nutren del néctar de las flores, y ayudan considerablemente a la polinización.
El ovopositor de las hembras (ubicado en su abdomen) se asemeja a un aguijón, por ende, las personas pueden pensar que este bicho pica, pero se trata de insectos totalmente inofensivos.
Típulas: No son mosquitos
Por su forma, cuerpo, alas y patas alargadas, las típulas son comúnmente nombradas como mosquitos, pero la verdad es que no pertenecen a dicha familia.
Este insecto forma parte de los dípteros. Se caracteriza por su cuerpo fino y largo, tal como sus patas. Una forma de reconocerlos es que sus alas siempre están abiertas aunque no estén volando.
En su etapa adulta (que dura entre 8 a 12 días) no se alimentan; la dedican, casi únicamente, a la reproducción. Esta especie, además, no transmite ninguna enfermedad (a diferencia de los mosquitos, que pueden transmitir el virus dengue o Zika).
Es más común encontrarlas en temporadas cuando empieza a hacer calor. De hecho, es reconocible en gran parte del país. Se recomienda, en el caso de avistarlas dentro de casa, sacarlas al aire libre o depositarlas en algún espacio seguro al exterior, pues su labor como polinizadoras es muy importante para el medio ambiente.
Eso sí, se recomienda que al manipularlas se tenga especial cuidado de no quitarle ninguna de sus delicadas patas, ya que eso podría significar su futura muerte.