En medio de la alta tensión de los últimos meses, la grave enfermedad de un oso panda gigante del zoo de Taipéi ha logrado que China y Taiwán aúnen esfuerzos para tratar de curar al animal que fue un día símbolo del acercamiento entre las dos partes de este enquistado conflicto.
El animal tiene ya 18 años, por lo que ha sobrepasado la esperanza de vida de un panda en libertad (de 15 a 20 años), aunque los criados en cautividad pueden llegar a los 30.
A pesar de que las tensiones entre Pekín y Taipéi se exacerbaron desde agosto por una controvertida visita a Taiwán de la líder del Legislativo de Estados Unidos, Nancy Pelosi, las partes dejaron de lado el diferendo y se pusieron manos a la obra para ayudar a Tuan Tuan.
El 26 de octubre el zoológico de Taipéi anunció que el panda pasaría a cuidados paliativos y menos de una semana después llegaban a Taipéi dos expertos del Centro de Conservación e Investigación del Panda Gigante de Sichuan para trabajar codo con codo con sus colegas taiwaneses.
El objetivo era estabilizar a Tuan Tuan para que pueda vivir el tiempo que le queda sin dolor ni sufrimiento, y establecer el mejor tratamiento veterinario posible.
Una semana después, los doctores Wu Honglin y Wei Ming regresaban a China continental deseando “lo mejor” a su paciente y con la misión cumplida: estabilizar al panda, que ya camina y come mejor, y está más tranquilo, según informó a EFE en un comunicado el zoo taiwanés.
Por su edad y lo avanzado de la enfermedad, el oso recibirá cuidados paliativos que los equipos veterinarios de Taipéi y Sichuan decidirán de manera conjunta y ajustarán a medida que progrese el tumor.
Panda logró unir a China y Taiwán
Y es que Tuan Tuan no es un oso cualquiera, sino un símbolo de tiempos más armoniosos entre las dos orillas del Estrecho taiwanés.
Este panda es uno de los dos ejemplares -un macho y una hembra- que el entonces presidente chino Hu Jintao regaló a Taiwán en 2005 durante un breve deshielo propiciado por la visita a Pekín del entonces presidente del Kuomintang, Lien Chan, por aquellos tiempos líder de la oposición en la isla autogobernada.
Los osos, sin embargo, no llegaron a Taipéi hasta 2008 involuntariamente envueltos en una polémica entre burocrática y política, ya que el Gobierno taiwanés rehusó recibirlos porque China los mandaba como “transferencia doméstica entre zoológicos”, lo que implicaba que Taiwán formaba parte del gigante asiático.
Un diputado taiwanés de la época llegó a comparar los pandas con un “caballo de Troya” enviado por Pekín y dijo de ellos: “los mandan para destruir nuestras defensas psicológicas”.
Al final, la cosa se solucionó empleando en los papeles unos asépticos “Taipéi, Taiwán” y “Chengdu, Sichuan” como lugares de destino y origen del envío, sin más detalles, y los pandas llegaron a buen puerto e incluso tuvieron descendencia en 2013 y 2020, dos oseznos llamados Yuan Zai y Yuan Bao.
Para añadir enjundia al simbolismo de este regalo, los nombres en chino de la pareja inicial de pandas, Tuan Tuan y Yuan Yuan (la hembra) significan “reunión” si se combinan.